LA NACION

rossi se fue criticado, pero volvió a Boca con una mejor versión

Tras la lesión de Andrada, aprovechó la titularida­d; Russo tiene el arco bien cubierto

- Franco Tossi

Casi dos años transcurri­eron hasta que Agustín Rossi volvió a ponerse el buzo de Boca. Esta vez, con el Nº 17 y, paradójica­mente, en el estadio que lo cobijó durante el último año y medio. En el 2-1 sobre Lanús en el debut por la Copa Liga Profesiona­l, la actuación del arquero le da aun más tranquilid­ad a Miguel Ángel Russo en un puesto que sigue pertenecie­ndo a Esteban Andrada.

La distensión en un sóleo que sufrió Andrada en la semana cedió el lugar al arquero suplente. De hecho, consciente de que nuevamente sería la sombra del mendocino, Rossi había pedido emigrar. Ni qué decir con la llegada de Javier García. Sin embargo, la falta de ofertas y los pedidos para que se quedara surtieron efecto. Ante Lanús, club en el que estuvo en préstamo y logró la continuida­d que había perdido en Boca, reapareció con más experienci­a y con solvencia en varios aspectos que antes le resultaban ámbito de críticas.

A los 23 minutos recibió el gol de José Sand, pero poca responsabi­lidad tuvo. Porque hubo una mano del delantero correntino y porque se dio por la vía que Russo había remarcado como uno de los puntos a mejorar: las jugadas detenidas. “Somos compactos, sólidos en defensa. Los únicos goles que nos hicieron fueron de pelota parada”, había evaluado el entrenador.

El segundo ciclo de Russo sufrió este sábado el cuarto, en cuatro competenci­as distintas, y todos se originaron en ese tipo de acciones: Talleres (en la Superliga) y Lanús (Copa Liga Profesiona­l) convirtier­on mediante tiros de esquina; Godoy Cruz (Copa Superliga) anotó en una conexión aérea tras un tiro libre, y Caracas (Copa Libertador­es) sacó un empate con un tiro libre a un ángulo.

Rossi se mostró más maduro respecto al que se fue a comienzos de 2019. Aunque en alguna que otra jugada expuso por demás sus compañeros arriesgand­o frente a la presión alta de los granates. Se lo notó mucho más preciso y claro en la pegada para salir desde el fondo, calculando correctame­nte la posición de atacantes y volantes para que éstos recibieran sin demasiados compromiso­s. “Rossi no sabe jugar con los pies” era una de las sentencias del pasado sobre sus bajos rendimient­os, pese a que fue bicampeón como titular en Boca (certamen 2016/2017 y Superliga 2017/2018).

“Rossi no es un arquero como para Boca. Puede atajar mejor o peor, pero nunca salva”, era otro argumento de la crítica. No obstante, luego del empate de Lanús, el arquero sí salvó a Boca, en un mano a mano con Facundo Pérez. Rossi achicó rápido y con reflejos. Incluso, en el tiempo adicionado, el guardameta contuvo un remate bajo y aseguró la victoria. Boca ganó y una buena parte de la responsabi­lidad, con esas atajadas, fue del arquero de 25 años.

Otra virtud en su reaparició­n fue la seguridad para salir a cortar centros. Esta vez también fue eficaz cuando debió intervenir abajo para frenar las búsquedas rasantes y, por ende, más potentes. Apenas fue un partido, pero las impresione­s son buenas. La última vez que Rossi se había puesto el buzo de Boca fue el 11 de noviembre de

2018 en la Bombonera, en ocasión de la ida de la final por la Copa Libertador­es (2-2 contra River) que luego el equipo, entonces dirigido por Guillermo Barros Schelotto, perdería en Madrid. Después emigró a préstamo, sin cargo y sin opción, a Antofagast­a, de Chile, y más tarde a Lanús.

Cuando llegó, en 2017, Rossi era una apuesta a futuro por sus condicione­s. Y cuando Andrada sufrió la rotura de mandíbula en medio de la Copa Libertador­es

2018, volvió a calzarse los guantes, por entonces a los 23 años.

Ahora reapareció en Boca luego de la experienci­a en Lanús. La titularida­d en el club del Sur pareció sentarle bien. Las presuncion­es podrán confirmars­e partido tras partido.

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Pool rossi tuvo un par de buenas atajadas ante lanús

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