rossi se fue criticado, pero volvió a Boca con una mejor versión
Tras la lesión de Andrada, aprovechó la titularidad; Russo tiene el arco bien cubierto
Casi dos años transcurrieron hasta que Agustín Rossi volvió a ponerse el buzo de Boca. Esta vez, con el Nº 17 y, paradójicamente, en el estadio que lo cobijó durante el último año y medio. En el 2-1 sobre Lanús en el debut por la Copa Liga Profesional, la actuación del arquero le da aun más tranquilidad a Miguel Ángel Russo en un puesto que sigue perteneciendo a Esteban Andrada.
La distensión en un sóleo que sufrió Andrada en la semana cedió el lugar al arquero suplente. De hecho, consciente de que nuevamente sería la sombra del mendocino, Rossi había pedido emigrar. Ni qué decir con la llegada de Javier García. Sin embargo, la falta de ofertas y los pedidos para que se quedara surtieron efecto. Ante Lanús, club en el que estuvo en préstamo y logró la continuidad que había perdido en Boca, reapareció con más experiencia y con solvencia en varios aspectos que antes le resultaban ámbito de críticas.
A los 23 minutos recibió el gol de José Sand, pero poca responsabilidad tuvo. Porque hubo una mano del delantero correntino y porque se dio por la vía que Russo había remarcado como uno de los puntos a mejorar: las jugadas detenidas. “Somos compactos, sólidos en defensa. Los únicos goles que nos hicieron fueron de pelota parada”, había evaluado el entrenador.
El segundo ciclo de Russo sufrió este sábado el cuarto, en cuatro competencias distintas, y todos se originaron en ese tipo de acciones: Talleres (en la Superliga) y Lanús (Copa Liga Profesional) convirtieron mediante tiros de esquina; Godoy Cruz (Copa Superliga) anotó en una conexión aérea tras un tiro libre, y Caracas (Copa Libertadores) sacó un empate con un tiro libre a un ángulo.
Rossi se mostró más maduro respecto al que se fue a comienzos de 2019. Aunque en alguna que otra jugada expuso por demás sus compañeros arriesgando frente a la presión alta de los granates. Se lo notó mucho más preciso y claro en la pegada para salir desde el fondo, calculando correctamente la posición de atacantes y volantes para que éstos recibieran sin demasiados compromisos. “Rossi no sabe jugar con los pies” era una de las sentencias del pasado sobre sus bajos rendimientos, pese a que fue bicampeón como titular en Boca (certamen 2016/2017 y Superliga 2017/2018).
“Rossi no es un arquero como para Boca. Puede atajar mejor o peor, pero nunca salva”, era otro argumento de la crítica. No obstante, luego del empate de Lanús, el arquero sí salvó a Boca, en un mano a mano con Facundo Pérez. Rossi achicó rápido y con reflejos. Incluso, en el tiempo adicionado, el guardameta contuvo un remate bajo y aseguró la victoria. Boca ganó y una buena parte de la responsabilidad, con esas atajadas, fue del arquero de 25 años.
Otra virtud en su reaparición fue la seguridad para salir a cortar centros. Esta vez también fue eficaz cuando debió intervenir abajo para frenar las búsquedas rasantes y, por ende, más potentes. Apenas fue un partido, pero las impresiones son buenas. La última vez que Rossi se había puesto el buzo de Boca fue el 11 de noviembre de
2018 en la Bombonera, en ocasión de la ida de la final por la Copa Libertadores (2-2 contra River) que luego el equipo, entonces dirigido por Guillermo Barros Schelotto, perdería en Madrid. Después emigró a préstamo, sin cargo y sin opción, a Antofagasta, de Chile, y más tarde a Lanús.
Cuando llegó, en 2017, Rossi era una apuesta a futuro por sus condiciones. Y cuando Andrada sufrió la rotura de mandíbula en medio de la Copa Libertadores
2018, volvió a calzarse los guantes, por entonces a los 23 años.
Ahora reapareció en Boca luego de la experiencia en Lanús. La titularidad en el club del Sur pareció sentarle bien. Las presunciones podrán confirmarse partido tras partido.