Nadal confió que, a los 19 años, le dijeron que ya no podría jugar
Después de ganar su primer Roland Garros, una lesión en el pie lo puso al borde del retiro
Entrevistar a los protagonistas –en este caso del deporte– en sus lugares de origen es un ejercicio periodístico que suele obtener muy buenos resultados. El entrevistado se muestra más relajado y abierto. Así ocurrió con el español Rafael Nadal en un reportaje con el diario italiano Corriere della Sera. El trece veces campeón de Roland Garros habló en Mallorca, entre otros temas, sobre su familia, la relación con sus rivales y sus famosos tics. Nadal, esta semana, competirá, como primer favorito, en el Masters 1000 de París-bercy.
“La gente se pregunta el motivo de su ritual: los dos sorbos de agua de dos botellas, las líneas para no pisotear... ¿Superstición?”, le preguntó el periodista Aldo Cazzullo. Y el actual número 2 del circuito le respondió: “No. No soy supersticioso. Ni siquiera soy esclavo de la rutina. Lo que ustedes llaman tics son una forma de poner mi cabeza en orden, para mí que normalmente soy muy desordenado. Son la forma de concentrarse y silenciar las voces internas. Para no escuchar la voz que me dice que voy a perder, ni que, más peligroso aún, que me dice que voy a ganar”.
A propósito del vínculo con sus rivales, Nadal escuchó si era verdad que una vez se había ofendido cuando Djokovic lo imitó. “¡Pero no! Nunca me ofendo”. ¿Y qué ocurre con Feder? “Roger es uno de los hombres más grandes de la historia del deporte (...) Fue mi gran rival y esto ha beneficiado a ambos, y también un poco al tenis. Hemos dividido un tramo de vida. En algunas cosas nos parecemos: nos preocupamos por la tranquilidad, por la familia. En otros somos diferentes. ¿En qué? Bueno, es suizo. Yo soy latino”.
‘Nunca aplaude a un oponente por un buen tiro’, le dijo el periodista del Corriere della Sera. Y el ex número 1 del ranking añadió: “A veces lo hago. Raramente. Pero no estamos ahí para aplaudir. Eso depende del público”, marcó.
“¿Si he tenido muchas heridas? A los 19 años, acababa de ganar el primer Roland Garros, me dijeron que ya no podría jugar, por una malformación en mi pie izquierdo (...) El dolor era tal que me entrené para golpear la pelota sentado en una silla en medio del court. Luego me recuperé, gracias a una plantilla que cambió la posición del pie, pero me inflamaron las rodillas (...) ¿Cómo podemos superar los dolores? Con mentalidad positiva. Transformando la fragilidad del cuerpo en fortaleza moral. Debemos equiparnos para resistir”.
–¿Cuándo se retirará?
–No lo sé. El tenis es un juego de la mente; no son matemáticas. Cuando llegue el momento, lo sabré.