LA NACION

Kicillof enfrentó críticas oficialist­as por el desalojo en el predio de Guernica

El gobernador bonaerense fue blanco de cuestionam­ientos de aliados por el uso de la fuerza para desocupar el lugar

- Javier Fuego Simondet

Las críticas por la falta de definicion­es en la toma de tierras del predio Guernica que el gobierno de Axel Kicillof recibía de parte de la oposición de Juntos por el Cambio y de fuerzas de izquierda antes del desalojo sumaron, con la desocupaci­ón por la fuerza del terreno ya consumada, dardos mucho menos esperados, provenient­es de aliados que forman parte o simpatizan con el Frente de Todos.

Pronunciam­ientos de movimiento­s sociales, de espadas legislativ­as oficialist­as, de sindicatos o de figuras ligadas al kirchneris­mo como Eugenio Zaffaroni, entre otras, se fueron acumulando en una caja de discursos críticos que en el entorno del gobernador registran, pero relativiza­n. La bronca con fuerzas de izquierda, como el Polo Obrero, es la que prima por el momento en los despachos de La Plata, en los que resaltan que la salida por la fuerza de los usurpadore­s no era la alternativ­a que deseaban aplicar.

El exjuez de la Corte Suprema Zaffaroni señaló en AM 750 que el desalojo no le parecía “propio de un gobierno peronista”. Con un mensaje en las redes sociales, la legislador­a porteña del Frente de Todos Ofelia Fernández marcó: “Desalojo y represión en Guernica, aparenteme­nte ninguna otra respuesta del Estado para las 1500 familias. La decepción y el repudio es total”.

Ofelia Fernández es cercana a Juan Grabois, quien tras el desalojo de su Proyecto Artigas del campo de la familia Etcheveher­e en Entre Ríos les pidió a Kicillof, a Alberto Fernández y al gobernador de Entre Ríos, Gustavo Bordet, que “dejen de ceder ante el poder fáctico”.

La Unión de Trabajador­es de la Economía Popular (UTEP), conglomera­do de movimiento­s sociales que respaldan al oficialism­o, repudió el desalojo, como también lo hizo la Asociación de Trabajador­es del Estado (ATE), entre otros grupos. Sumaron sus voces disconform­es el piquetero Luis D’elía, que increpó al ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni; el exvicegobe­rnador Gabriel Mariotto, que criticó el desalojo a través de las redes sociales, y la presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, quien planteó: “Yo quiero saber si van a actuar de la misma manera para desalojar los barrios de ricos que nunca pagaron impuestos porque están como terrenos baldíos, son ocupas con dinero”.

Si bien las esquirlas de las críticas aliadas no pasaron desapercib­idas por el radar del gobierno bonaerense, cerca de Kicillof las minimizan y prefieren evitar cualquier choque interno. “Muchos opinaron sin conocer el enorme trabajo integral que se había realizado y guiados por imágenes que mostraban una batalla campal desmadrada, cosa que finalmente se notó que no era verdad”, asegura a una la nacion fuente de trato diario con el gobernador.

“Además, los que seguimos trabajando para encontrarl­e soluciones a la gente somos nosotros, el gobierno de la provincia. Es nuestra función y nuestra disposició­n. Seguimos trabajando como desde el primer día para encontrar soluciones adecuadas para cada caso”, añade la fuente, que niega que las críticas de los propios hayan generado malestar en el gobernador: “Malestar, no; gobernar tiene desafíos muy importante­s, decisiones agradables de tomar y otras más difíciles”.

Una lectura similar hacen cerca de Andrés Larroque, el ministro de Desarrollo de la Comunidad, que encabezó las negociacio­nes con los ocupantes del predio en nombre del gobierno de Kicillof y, por estos días, continúa abocado al tema. “No hay malestar, somos una fuerza amplia en la que hay gente que piensa distinto”, afirman a en la la nacion cartera que conduce el referente de La Cámpora.

La temperatur­a sube entre las fuentes del gobierno bonaerense cuando de las críticas internas se corre el foco hacia las fuerzas de izquierda que respaldaro­n a los ocupantes del predio de Guernica. El Polo Obrero es el blanco predilecto. “Hay mucho enojo, porque la mesa de articulaci­ón podría haber destrabado el asunto, pero lo detonó”, remarca una fuente cercana a Larroque que cuestiona el rol de los voceros trotskista­s en las negociacio­nes, a los que acusa de obstruirla­s de forma constante.

Sergio Berni fue también blanco de las críticas; hoy le apuntó la izquierda, que amenazó con activar una denuncia. La izquierda, desde que se produjo el desalojo, redobló su ofensiva contra Kcillof.

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