Voto anticipado. Un récord que complica el escrutinio
También hubo una numerosa votación presencial previa al comicio
WASHINGTON.– Las elecciones de Estados Unidos trajeron entre sus muchas novedades un número absolutamente inédito de votos anticipados, con más de 100 millones de personas que votaron por correo o en persona en las cabinas electorales desde varias semanas antes de la jornada oficial.
De acuerdo con el recuento del US Elections Project, de la Universidad de Florida, referencia estadística del tema, algo más de 101 millones de personas votaron por anticipado. Casi 36 millones lo hicieron de manera presencial en las cabinas de votación y 65 millones lo hicieron por el servicio postal.
Esas boletas representaron por sí solas más del 72% del total de votos en la elección de 2016, de acuerdo con este conteo extraoficial, un récord promovido en buena medida por la pandemia, que ya dejó más de 231.000 muertos desde el comienzo de la crisis, y que obligó a los distintos estados a facilitar la votación temprana extendiendo los plazos y adecuando los protocolos a la situación.
Aproximadamente la mitad de los sufragios emitidos por adelantado provinieron de 16 estados claves, lo que terminó representando un papel crucial para determinar quién ganaría la presidencia.
Hace cuatro años, solo 57 millones de personas votaron por adelantado, según el sitio web de la Comisión de Asistencia Electoral de Estados Unidos.
Texas y Hawai ya superaron su participación total de votantes en 2016, y Carolina del Norte, Georgia y Florida, que estuvieron entre los campos de batalla más peleados entre demócratas y republicanos, superaron el 90% de su participación de las presidenciales de hace cuatro años.
Más allá de los porcentajes, California llevó la delantera en el número total de votos tempranos con más de 12 millones de personas; seguido de Texas, con 9,7 millones, y Florida con más de 8,9 millones.
Esa estadística general se duplicó en el caso particular de los latinos. Según el Fondo Educativo Naleo, más de 8,6 millones de ciudadanos estadounidenses de ese origen votaron de manera anticipada, más del doble que en 2016.
Manipulación
El equipo de campaña Trump, sin exhibir ninguna evidencia, aseguró durante gran parte de la carrera presidencial que el voto por correo era más propenso al fraude, y que era probable que se pudieran “manipular” los resultados.
El domingo pasado, el mandatario sugirió falsamente que estados como Pensilvania, que pueden tardar días en contar las boletas por correo, debían completar el conteo de votos el día de las elecciones y prometió montar un desafío legal a la votación de ese estado.
“Tan pronto como terminen las elecciones, vamos con nuestros abogados”, dijo el presidente.
Todas estas cifras representaron un cambio tectónico que se alejó de la votación de un solo día, el elemento básico del sistema electoral estadounidense durante sus más de dos siglos de historia independiente. Y también hacen probable que la participación total supere el récord de 2016, cuando votaron casi 139 millones de personas.
Pero votar por adelantado no significó necesariamente sufragar fácilmente. En Georgia, por ejemplo, miles de personas esperaron durante horas en una cola extenuante para votar en los colegios electorales en persona.
También hubo dudas sobre la validez de miles de votos en Pensilvania por un cambio de reglas sobre la marcha que obligaba a votar con un segundo sobre ocultando la identidad del votante.
En total se presentaron más de 300 demandas en 44 estados sobre cómo se contaban los votos, quién podía votar temprano y cómo se recolectaban las boletas por correo, quizás en sintonía con la prédica de Trump contra un sistema que terminó movilizando a muchos más demócratas que republicanos.
Pero nada nubló el entusiasmo de los votantes, en todas sus versiones, que ya en las primarias demostraron una participación fuera de serie. Estos comicios llegaron también dos años después de que las legislativas de 2018 rompieron récords de participación en una votación de mitad de mandato.