Gobierno. La Casa Rosada siguió atenta el conteo de los votos
Más allá del resultado, no prevé cimbronazos en la relación bilateral
Pese a que la expectativa de un cambio rotundo en las relaciones bilaterales es casi nula cualquiera que sea el resultado de las elecciones en Estados Unidos, el gobierno de Alberto Fernández observó ayer con atención el avance del conteo de los votos entre Donald Trump y Joe Biden.
En una jornada en la que celebró el avance de las negociaciones para traer más de 10 millones de dosis de la vacuna rusa contra el coronavirus y en la que recibió al embajador argentino en Brasil, Daniel Scioli, el presidente Fernández no se refirió públicamente al conteo de votos. Tampoco lo hicieron funcionarios de su gobierno, que optaron por mantener el perfil bajo para esperar los resultados.
Preparado para cualquier escenario, el Gobierno reforzó los contactos con la administración republicana y con los demócratas, una tarea a cargo de Jorge Argüello, embajador argentino en Washington. En el país, el contacto más reciente fue la visita del presidente de la Cámara baja, Sergio Massa, al embajador Edward Prado, anteayer.
Aunque no se prevén cimbronazos en los contactos con la Casa Blanca, la elección de este año en Estados Unidos toca a la Argentina particularmente por las negociaciones en curso para reestructurar la deuda con el FMI. La Casa Rosada cuenta con el apoyo de Trump ante el organismo –la Cancillería agradeció ese respaldo–. Si bien descuenta que con Biden también lo tendrá, con el republicano, el Gobierno todavía no logró consolidar el vínculo por falta de tiempo y la llegada de la pandemia.
Pese a mantener una relación cordial, la relación también estuvo hasta ahora signada por las diferencias que existen en torno a la crisis en Venezuela, a la gestión de la Organización de los Estados Americanos (OEA), el enfoque para combatir el cambio climático, los controles a los mercados que aplica la Argentina –que provocó críticas del Departamento de Estado– y al futuro del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que quedó en manos de un asesor de Trump pese a una embestida diplomática de Fernández con apoyo inicial de otros países como México y Chile.