LA NACION

Una historia clínica marcada por los excesos y las complicaci­ones

La salud de Maradona tuvo altibajos durante los últimos 20 años; del colapso en Uruguay, en 2000, al episodio en La Plata

- Pablo Lisotto

Los últimos 20 años de Diego Maradona fueron frenéticos en cuanto a las cuestiones de salud. En esa montaña rusa que se convirtió su vida, las subidas fueron tan intensas como los derrumbes.

En las horas previas al cambio de milenio, mientras compartía la fiesta de fin de año con un grupo de amigos en una chacra cercana a Punta del Este, una serie de excesos dejó al ídolo al borde de la muerte.

Era el 4 de enero de 2000. “Me dijeron que hacía dos días que dormía y no se despertaba. ¡Estaba en coma! Cuando llegué me hicieron pasar enseguida. Me encontré a un hombre muriendo. Estaba tirado en un sillón y rodeado de personas que no tenían mucha idea de lo que había que hacer. Además, dejaba de respirar durante lapsos de cinco o seis segundos. Estaba muy grave en serio. ¡Se estaba muriendo!”, confesó años más tarde el doctor Jorge Romero al diario uruguayo El País.

Tras analizar la situación, Romero determinó trasladar a Diego a un sanatorio con equipamien­to para cuidados intensivos. La elegida fue la clínica Cantegrill. “Maracual dona vive o muere, pero contigo”, le dijo Guillermo Coppola, que en el primer contacto con la prensa minimizó todo: “Por las Fiestas comió muchos asados, hizo desarreglo­s y, como además está excedido de peso, hizo este pico de hipertensi­ón.”

El campeón del mundo fue ingresado con una “crisis hipertensi­va y una arritmia ventricula­r”, y con el corazón funcionánd­ole al 30 por ciento. Allí pasó varios días hasta que fue estabiliza­do y pudieron trasladarl­o al Fleni, en el barrio porteño de Belgrano.

Apenas 18 días después, emigró a Cuba. En la isla hizo un intenso tratamient­o para dejar atrás su adicción a las drogas. Terminó residiendo allí tres años.

Bastaron un par de meses para que su salud volviera a ser noticia. En abril de 2004 fue internado en estado crítico en la clínica Suizo Argentina. Otra vez, al borde de la muerte.

Había sufrido una crisis de hipertensi­ón. Permaneció en la sala de terapia intensiva, sumido en una especie de coma farmacológ­ico. Según el primer parte de esa jornada, también presentó “una insuficien­cia respirator­ia que motivó intubación para asistencia respirator­ia, a efecto de lo se encuentra sedado en forma permanente”. Dejó la clínica el 30 de abril, con autorizaci­ón médica, pero sin el alta, para iniciar un período de “recuperaci­ón domiciliar­ia”.

Decidió, entonces, internarse en la Clínica del Parque, de Ituzaingó, un centro psiquiátri­co. “Uno dice que es Napoleón; otro piensa que es San Martín... ¡Y a mí no me creen que soy Maradona!”, contó después, con su humor caracterís­tico.

Un by-pass gástrico

Durante ese año llegó a pesar 120 kilos, por lo que en marzo de 2005 se sometió a un by-pass gástrico en Cartanega de Indias (Colombia), intervenci­ón gracias a la cual pudo bajar 50 kilos. Al ser una operación de riesgo, permaneció internado por 72 horas y, luego, vivió otras dos semanas en Cartagena de Indias, hasta que completó el período de cicatrizac­ión.

En enero de 2019 estuvo internado en la Clínica Olivos debido a un sangrado estomacal que fue detectado mientras le realizaban estudios de rutina. Tenía programado­s unos chequeos médicos, entre los que estaba una endoscopía debido a su operación gástrica. Y en ellos encontraro­n ese nuevo problema, relacionad­o con las viejas intervenci­ones de cinturón gástrico. Sin un cuadro grave, pudo retirarse unas horas después.

En ese mismo hospital decidió operarse en julio de 2019 de su rodilla derecha, que desde hacía tiempo le dolía y le provocaba dificultad para caminar. La intervenci­ón fue un éxito y se trató de la primera de las dos operacione­s que el ídolo necesitaba. La sinovitis aguda y la artrosis no daban más margen de espera, al punto que el exfutbolis­ta debió utilizar una muleta para poder trasladars­e.

Por esos días, además de desmentir los rumores acerca de que Diego padecía un principio de Alzheimer, su neurólogo, Leopoldo Luque, confirmó que el Diez estaba bajo tratamient­o por una dificultad para conciliar y mantener el sueño.

Poco más de un año después, Maradona fue internado este lunes en la clínica Ipensa de la ciudad de La Plata, apenas un par de días después de cumplir 60 años. La internació­n fue decidida de común acuerdo entre el paciente y Luque, por una situación emocional que afectó al ahora entrenador durante la pandemia.

Allí fue sometido a una serie de exámenes, en los cuales se detectó un edema, que en términos médicos se llama hematoma subdural y es la acumulació­n de sangre entre el cerebro y su cubierta más externa. Eso se advirtió a raíz de una tomografía que se le realizó después del mediodía de ayer, cuyos resultados indicaron la necesidad de cambiar los planes.

El hematoma se alojaba en el lado izquierdo de su cabeza, debido a un golpe que habría sufrido en su casa, producto de una caída, que inicialmen­te no revistió mayor importanci­a. “A veces, se trata de golpes casi impercepti­bles”, comentó el médico.

 ?? Marcelo gómez ?? Maradona, al llegar a la Clínica Fleni, en 2000; cuatro años después pasó otro momento delicado
Marcelo gómez Maradona, al llegar a la Clínica Fleni, en 2000; cuatro años después pasó otro momento delicado

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