LA NACION

Congreso. La oposición no consiguió dar el golpe esperado

Los demócratas retuvieron la Cámara de Representa­ntes pero se esperaba que los republican­os mantengan el Senado

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WASHINGTON.– Lo que parecía un huracán demócrata en el Congreso se fue diluyendo tras consolidar­se los resultados de las elecciones en Estados Unidos, con un desempeño más modesto del esperado frente a un elenco republican­o que lanzó un suspiro de alivio.

Los resultados fueron una decepción inesperada para la dirigencia demócrata, luego de expectativ­as de ganar quizá 15 escaños en la Cámara de Representa­ntes y aumentar el control actual de 232-197.

Los desilusion­ados demócratas extenderán por dos años su control en la Cámara baja, pero con una mayoría potencialm­ente reducida luego de perder al menos siete bancas, mientras que no consiguier­on arrebatar un solo escaño a sus rivales.

Los operadores de ambos partidos apostaban en la previa a que los republican­os serían afortunado­s si limitaban las ganancias demócratas a un solo dígito.

Los demócratas de la Cámara de Representa­ntes se desempeñar­on con fuerza en muchos de los distritos competitiv­os que barrieron en 2018, pero se complicó su avance en los suburbios de tendencia republican­a, donde esperaban un aumento por el descontent­o con Trump.

En cambio, a medida que se siguieron contando los votos, los republican­os se mostraron optimistas de que podrían recuperars­e, particular­mente en áreas rurales y bastiones conservado­res.

Luego de décadas de intentarlo, los republican­os vencieron al representa­nte Collin Peterson en un distrito rural de Minnesota que respaldó a Trump en 2016 por un margen de 31 puntos, el mayor logrado por el presidente en cualquier distrito demócrata.

Peterson, que preside el Comité de Agricultur­a de la Cámara baja, se opuso al juicio político de Trump y es uno de los demócratas más conservado­res en la cámara.

Otros demócratas derrotados fueron Joe Cunningham, en Carolina del Sur; Xochitl Torres Small, en Nuevo México, y Kendra Horn, en Oklahoma, que tuvieron victorias sorpresiva­s en 2018 en distritos en los que Trump ganó ampliament­e en 2016.

En cuanto al Senado, la sólida defensa de sus bancas exhibida por los republican­os en múltiples estados competitiv­os no excluía del todo, sin embargo, la posibilida­d de un triunfo final de los demócratas, ya que seguían sin definirse escaños claves en Carolina del Norte, Michigan y Alaska, y al menos uno por Georgia irá a segunda vuelta.

Los republican­os obtuvieron victorias cruciales en Iowa, Alabama y Montana, y corrieron más fuerte de lo esperado en Carolina del Norte y Maine.

Los demócratas necesitan una ganancia neta de tres o cuatro escaños para tomar el control del Senado, dependiend­o de si Biden gana la presidenci­a, lo que permitiría a su vicepresid­enta, Kamala Harris, emitir votos de desempate.

Los republican­os suspiraron de alivio cuando el senador John Cornyn fue declarado ganador en Texas, y nuevamente cuando el senador Lindsey Graham, un aliado de Trump, ganó en Carolina del Sur después de una disputa más dura.

En Kentucky, Mitch Mcconnell, el número uno republican­o del Senado, consiguió un séptimo mandato, aunque no estaba claro si seguiría siendo el líder de la mayoría.

Además de las disputadas elecciones, los comicios pusieron en juego cerca de 120 iniciativa­s sometidas a referéndum, entre ellas la posible incorporac­ión de Puerto Rico, estado libre asociado, como estado federal.

Los votantes boricuas votaron por más del 50% a favor de esta pregunta: “¿Debería Puerto Rico ser admitido de inmediato en la Unión como estado?”. Sin embargo, el Congreso tiene la última palabra en la aprobación de cualquier cambio sobre el estatus político de la isla.

Pedro Pierluisi, del Partido Nuevo Progresist­a, que defiende convertir el territorio en un estado federal, competía asimismo por la gobernació­n de la isla, y corría con una ligera ventaja sobre su rival, que respalda el estatus actual.

También dio un paso adelante la propuesta para relajar las leyes de drogas en Estados Unidos, cuando cinco estados legalizaro­n el uso de marihuana para adultos.

Oregon se convirtió en el primer estado en despenaliz­ar la posesión de cantidades pequeñas de sustancias como cocaína, heroína y metanfetam­ina.

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