El plan médico contra el alcohol para Maradona
Los daños del alcohol y la necesidad de un tratamiento que demandará mucho tiempo
Fue un día difícil para Diego Maradona. Dio un paso hacia atrás. Leopoldo Luque, su médico personal, ofreció anoche el último parte médico desde la Clínica Olivos, donde está internado luego de una intervención quirúrgica por un hematoma subdural. Y la situación volvió a inquietar. “Diego está muy bien, el postoperatorio fue muy bueno. Estuvimos incluso bailando con Diego. También hay una realidad... Al margen de esto, todos sabemos de Diego… vimos que él cursó algunos episodios de confusión. Lo asociamos a un cuadro de abstinencia. La idea, siempre en línea con los médicos de terapia, es hacer un tratamiento de un cuadro de abstinencia. Creemos que va a durar unos cuantos días”, afirmó el doctor.
“Hablamos, estamos de acuerdo todos en hacerlo, creemos que es lo que hay que hacer y lo vamos a hacer. Es lo mejor para Diego. Es una oportunidad muy grande para hacer lo mejor para Diego, lo que todos creemos”, sentenció. Por lo general, el síndrome de abstinencia es la unión de reacciones físicas o corporales que ocurren cuando una persona deja de consumir sustancias a las que es adicta. La adicción puede estar ligada a alguna sustancia psicoactiva, bebidas con alcohol, tabaco u otras drogas. Según pudo reconstruir la nacion, en el caso de Diego, la sustancia específica es el alcohol.
El plan del círculo íntimo –médico y familiar– es claro: que se recupere. Y el “que se recupere” no implica que reciba el alta y vuelva a su casa. Significa que se ponga bien de verdad: que descanse lo necesario, que no tome medicamentos de más (de menos tampoco, por supuesto), que siga una dieta saludable y que se mantenga alejado de situaciones de estrés. La intención es recuperar a la persona, no al entrenador. Si vuelve o no a dirigir es secundario. Incluso Gimnasia lo tiene claro. El problema es la desesperación de Diego por volver a estar en una cancha. Y en ese proceso, las últimas circunstancias no fueron precisamente alentadoras. El plan de rehabilitación llevará semanas.
Las últimas horas estuvieron matizadas de vaivenes. Por un lado, Diego aceptó internarse para mejorar su estado de salud; por el otro, hizo fuerza para irse cuanto antes, luego de la intervención quirúrgica. Pasó en La Plata, pasa en Olivos. El deseo de estar en su casa, libre, pareciera ser más fuerte que sus ganas de recomponer su maltrecho físico.
Minuto a minuto se sigue la evolución de su estado de salud y la palabrade su médico es determinante. Por la mañana, había contado que la recuperación del astro “es excelente”. En la puerta de la clínica, Luque explicó, sin permitir preguntas: “Puede caminar, habla conmigo, se lo nota mucho más claro. La recuperación es excelente”. Y fue más allá: “La verdad es que él quiere irse, pero es mejor que termine de hacer este proceso de recuperación”.
Modificaciones en horas
Por la noche, hubo bastantes cambios. Se profundizaron los inconvenientes. Diego lucha entre sus propios demonios. Lógicamente, el fútbol es su vida. Ahora sí, tiene por delante la enorme oportunidad de sanar su cuerpo y quizá sea la última. El ídolo debería darle lugar a ese hombre que necesita un poco de paz. Más adelante, si se recupera definitivamente, será momento de volver a una cancha. Hoy su vida pasa por otro lado. Así, al menos, piensan los especialistas, su familia, Gimnasia y el mundo del fútbol.
Horas atrás, Hugo Maradona, su hermano, desde Nápoles, fue aún más claro: “Esta vez tuve miedo. Creo que todos en la familia tuvimos miedo de lo que le puede pasar a Diego. Pero cada uno vive la vida como puede. Por eso, hay que pensar bien lo que se va a hacer de ahora en más y creo que, después de este susto, aprenderá a cuidarse”.
A partir de hoy, empezará un nuevo tratamiento, más intensivo. Se trata de empezar a dejar atrás sus principales fantasmas.