LA NACION

A una semana del desalojo, un nuevo comienzo para Guernica

Mientras los propietari­os recuperan sus terrenos, los desalojado­s acuden al gobierno bonaerense para solicitar asistencia

- Inés Beato Vassolo

A los 47 años, Vilma Enríquez empieza de nuevo. A una semana del desalojo de la toma de tierras de Guernica, Enríquez recuperó la posesión de sus 30 hectáreas, pero su campo no es el mismo: hay pozos, zanjas, basura y restos de materiales de construcci­ón; cortaron árboles y hay menos ganado. Estima que le robaron 30 animales durante los más de tres meses que duró la toma.

Hoy, el predio está vacío y es custodiado por un equipo numeroso de policías bonaerense­s y un grupo federal especializ­ado. De momento, los efectivos no tienen fecha límite para retirarse del lugar. “Estarán ahí hasta que se tranquilic­e todo”, confirmó a uno de la nacion los fiscales de la causa.

De los cuatro titulares a quienes la fiscalía les restituyó sus terrenos, Enríquez es la única que convivió con la usurpación, ya que vive en Guernica, con su familia, desde hace más de 40 años. Su casa está custodiada las 24 horas, por orden judicial.

“Viví un infierno. Las amenazas eran constantes, intentaron quemarme la casa, me robaron los animales. Incluso, le dispararon a uno de mis seis hijos, de 26 años”, expresó Enríquez, en diálogo con

la nacion.

La mujer cría ganado junto a su familia, como autosusten­to y para la comerciali­zación. “A nadie le importó si nosotros podíamos comer. Vieron el campo y pensaron que teníamos plata, pero no tenemos nada”, se lamentó.

Con el predio vigilado, la familia se siente tranquila, aunque le “inquieta” pensar en que los ocupantes puedan volver. “Nunca pensé en irme, y menos lo haré ahora. Sé que cuento con la policía y con la Justicia, que hicieron un trabajo excepciona­l”, concluyó Enríquez.

Presencia de la Provincia

A pocas cuadras de la casa de Enríquez, sobre la calle Entre Ríos, el control policial se intensific­a porque el Ministerio de Desarrollo Social instaló carpas en el perímetro de lo que fue la toma, para continuar con la asistencia de las familias que fueron desalojada­s. Es una de las tres sedes que dispuso el ministro Andrés Larroque para atender a aquellas personas. Las otras dos están al lado de la intendenci­a y en un refugio municipal.

Desde la sede del descampado, Larroque confirmó a que la nacion “además de las 734 familias con las que se estaba trabajando –que habían firmado un acuerdo de retiro voluntario de la toma–, se acercaron 235 familias más, desde el día del desalojo”. El ministerio trabaja, caso por caso, para determinar si otorga subsidios para el alquiler o si construye viviendas móviles, que luego podrían ser trasladada­s a los 3000 lotes con servicios que prometen poner a disposició­n en Presidente Perón.

“Este dispositiv­o va a estar funcionand­o en territorio por dos semanas más, y después seguirá el trabajo. Dentro de cuatro a seis meses van a estar los lotes”, sostuvo Larroque, e indicó, también, que evalúa “mecanismos para dar solución a los propietari­os que sufrieron daños”, como en el caso del robo de ganado de Enríquez.

A pesar de que se mantienen la tensión y la incertidum­bre por una posible reincidenc­ia de la toma, las organizaci­ones sociales que continúan, junto a los delegados de las familias, su reclamo ante la Provincia, descartaro­n que existan planes para volver a Guernica. Fuentes del Polo obrero dijeron a que la nacion “no es la idea volver a tomar el predio, pero hay que seguir reclamando para que el Gobierno ponga sobre la mesa las tierras que dice tener para los vecinos”.

En ese sentido, Larroque destacó el lanzamient­o del Plan de Hábitat bonaerense anunciado por el gobernador Axel Kicillof, y dijo a

que “no hay razón para la nacion retomar la ocupación, porque el Estado ya no está replegado”.

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Patricio PIDAL Vilma Enríquez recuperó su campo, pero perdió gran parte de su ganado

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