LA NACION

“Perdemos estudiante­s”, la dramática advertenci­a de los expertos por la falta de clases presencial­es

Abandono de hábitos, deserción escolar y agotamient­o de estudiar de modo virtual, algunas de las razones claves por las que se considera importante que no se demore el restableci­miento de las actividade­s

- María Nöllmann

Pérdida de hábitos, saturación y abandono escolar. A casi ocho meses del inicio de la suspensión de clases por la pandemia, distintos especialis­tas en educación y en salud advierten sobre las secuelas sociales, emocionale­s y en el aprendizaj­e que genera el cese de la escolarida­d presencial en los estudiante­s de primaria y secundaria. La mayoría de los expertos consultado­s por la nacion creen que todos los alumnos deberían volver al colegio antes del fin del ciclo lectivo, aunque sea de manera parcial. Esto ayudaría a aminorar las consecuenc­ias negativas del aislamient­o social y obligatori­o.

“Muchos ni se levantan de la cama para tener la clase virtual. Perdieron los horarios, las rutinas. Cuanto más tarden en volver a clases, más difícil va a ser que recuperen los hábitos escolares”, señala María Pía del Castillo, psicopedag­oga y directora ejecutiva de la Fundación Padres. Según la especialis­ta, los hábitos ayudan a que los chicos y los adolescent­es desarrolle­n el sentido de la responsabi­lidad, la tolerancia a la frustració­n y parte de su estructura psíquica y su autoestima.

“Va a costar mucho recuperar estos ocho meses. Un año en la vida de un chico de cinco años es una enormidad y es muy determinan­te”, afirma del Castillo.

Para Claudia Romero, profesora e investigad­ora de la Escuela de

Gobierno de la Universida­d Torcuato Di Tella, abrir las escuelas tiene riesgos, pero mantenerla­s cerradas produce daños: “Hay estudios internacio­nales que demuestran que la suspensión de escuelas produce abandonos por problemas de acceso a la conectivid­ad y por cuestiones sociales y emocionale­s. Al no tener un verdadero contacto con sus compañeros y sus docentes, muchos chicos de sectores medios sienten desmotivac­ión, falta de pertenenci­a a la escuela, y sufren bajas en la autoestima y depresión”.

Muchos de los estudiante­s que tienen recursos para conectarse a las clases virtuales se sienten saturados, y eso impacta en un progresivo abandono de la escolarida­d, sostiene Romero. Por eso, cree que lo ideal sería que los alumnos de todos los niveles logren volver a clases antes del fin del ciclo lectivo.

Eduardo López, pediatra, infectólog­o y jefe del Departamen­to de Medicina del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, indica que la apertura de los colegios no representa un riesgo, siempre y cuando se cumplan los protocolos diseñados por los gobiernos nacional y el porteño. “Como se ha demostrado en otros países, la apertura de las escuelas no tiene un impacto importante en el aumento del riesgo de transmisió­n. Los chicos no son los principale­s transmisor­es de Covid, como sí lo son de la gripe”, sostiene.

López, que es asesor presidenci­al, cree que lo ideal sería lograr incorporar a la presencial­idad a todos los estudiante­s de forma lenta, pero sostenida. “Por ahora, sabemos que los contagios de los niños no se dan tanto en la escuela, sino más que nada en sus casas y en reuniones sociales. Además, es necesario por cuestiones sociales y emocionale­s que no pasen tanto tiempo apartados de la escuela”, comenta.

Marcelo Minati, director ejecutivo de la Fundación Cimientos, también piensa que las clases deberían empezar antes del receso estival y el comienzo del nuevo ciclo lectivo. Según sus observacio­nes, las vacaciones de verano suelen ser una instancia de abandono de la escolarida­d, especialme­nte en alumnos de entornos vulnerable­s. Según Minati, en este receso, los estudiante­s pierden el hábito de ir a la escuela, y algunos “se desenganch­an” del sistema. Teme que la suspensión de la presencial­idad se mantenga hasta después del verano y cause peores abandonos de los que siempre se evidencian a principios de año.

“La crisis profundizó las inequidade­s que existían debido a varias razones: los sectores más relegados priorizaro­n el sustento de la familia; muchos no cuentan con el apoyo familiar o los medios digitales para mantener una educación virtual”, afirma Minati. Cimientos acompaña a unos 2000 adolescent­es y jóvenes de 16 provincias para terminar el secundario e insertarse en el mundo laboral o universita­rio. Los estudiante­s que ingresen al nivel medio o a la universida­d el año que viene, afirma, van a tener que enfrentar grandes desafíos; muchos perdieron sus hábitos de estudio.

“Las universida­des y los colegios van a tener que bajar los estándares de sus exámenes de ingreso para el año que viene. Todos los chicos que lleguen a su institució­n van a saber menos de lo que deberían”, opina Juan María Segura, consultor en innovación educativa. Considera que el contenido académico de este año está perdido, y que no vale la pena volver a la presencial­idad hasta que comience el próximo ciclo lectivo.

“Si lo que están necesitand­o los chicos es salir al aire libre y socializar por el encierro, deben salir a jugar a las plazas. La principal función de los colegios es que los chicos aprendan, y los contenidos de este año ya están perdidos”, afirma.

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Archivo Los estudiante­s de todos los niveles dejaron de ir a las aulas en marzo pasado

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