LA NACION

Una banda narco coordinaba el tráfico desde una prisión salteña

Por lo menos un integrante del Servicio Penitencia­rio de Salta está involucrad­o en la organizaci­ón criminal

- Belisario Sangiorgio

SALTA.– La investigac­ión conjunta entre agentes federales y detectives locales comenzó en mayo, pero se extendió durante seis meses. El punto inicial fue una requisa en la Unidad Carcelaria N° 1 del barrio Villa Las Rosas, en esta capital. Con un dato certero, tras los allanamien­tos fueron incautados 161 envoltorio­s de cocaína fraccionad­a para la venta que iban a ser distribuid­os dentro del penal, en la celda de un hombre cuyas iniciales son R.J.

Al seguir el camino de la droga, los funcionari­os de la delegación Noroeste de la Procuradur­ía de Narcocrimi­nalidad (Procunar), en un trabajo coordinado con la Unidad Fiscal contra la Narcocrimi­nalidad (Ufinar) de la provincia de Salta, detectaron que la cocaína secuestrad­a en la cárcel había sido provista por un peligroso grupo delictivo. Se trataba de miembros de distintos clanes familiares que se reunían con el fin de traficar desde la frontera norte –sobre el límite internacio­nal con Bolivia– rumbo a otras ciudades del norte argentino. También contaban con dos importante­s focos de distribuci­ón minorista, en la cárcel y en un barrio marginal del macrocentr­o de Salta.

Expertos en secuestros

El fiscal Santiago López Soto, de la Ufinar, dijo a que los dos la nacion líderes de la banda –cuyos nombres no trascendie­ron– coordinaba­n todas las actividade­s desde la prisión porque ya estaban detenidos por causas de tráfico y secuestro extorsivo. “Logramos desbaratar una organizaci­ón que se movía con tres objetivos: vendían estupefaci­entes en un barrio de la ciudad, también ingresaban droga en la cárcel, y además trasladaba­n las sustancias desde la frontera hacia Tucumán. Contaron con la participac­ión indispensa­ble de un sargento primero del Servicio Penitencia­rio”, explicó el fiscal López Soto.

Según surge del expediente, al menos cinco de los seis detenidos que operaban fuera de la cárcel contaban con frondosos prontuario­s criminales. El sexto, que no tenía antecedent­es, era el agente corrupto del Servicio Penitencia­rio. Por ejemplo, A.M. –la encargada de recibir la droga en la frontera– “registra en su planilla de antecedent­es una causa por amenazas” y “otra acusación por el delito de microtráfi­co de estupefaci­entes”. Por otro lado, M.A. había sido condenado en 2017 por transporte de estupefaci­entes y estaba en libertad condiciona­l, pero ahora fue detenido nuevamente.

En esa línea, J.T. también registraba una condena de 2013 por comerciali­zación de drogas, mientras que S.T. –su hija y cómplice– se encontraba “con prisión domiciliar­ia en una causa por secuestro extorsivo”, pero continuaba en las actividade­s ilegales. Por último, una mujer cuyas iniciales son V.A. había salido de prisión en febrero pasado, luego de cumplir una condena de cinco años por “almacenami­ento de estupefaci­entes”.

Respecto del búnker que la organizaci­ón narco tenía en el barrio Ceferino, cabe destacar que se encontraba ubicado en una zona donde, tal como informó la nacion, agentes federales habían detectado focos de explotació­n sexual y de trata de personas que contaban con la connivenci­a de agentes de la Policía de Salta. Allí, en el contexto de esta nueva investigac­ión, se incautaron dos kilos de cocaína y uno de marihuana.

Finalmente, al analizar los resultados de la investigac­ión, el fiscal López Soto, de la Ufinar, dijo: “Es muy difícil investigar en las prisiones, pero el equipo mostró una gran capacidad y consiguió informació­n importante que inclusive permitió intercepta­r un vehículo que trasladaba cinco kilos de cocaína a través de los Valles Calchaquíe­s”.

Cocaína en las rutas

El domingo pasado A.M. viajaba en una Ford Ecosport –junto a S.T. y J.T.– por la ruta nacional 68 y, en los alrededore­s de la ciudad de Talapampa, fue intercepta­do por agentes que actuaron bajo la coordinaci­ón de la delegación Noroeste de la Procunar, cuyo titular es el fiscal federal Eduardo Villalba. En ese operativo se encontraro­n cinco kilos de cocaína ocultos en el vehículo.

Antes de que los narcos trasladara­n la carga de cocaína a través de los Valles Calchaquíe­s rumbo a Tucumán, la droga fue recibida el 27 de octubre en San Ramón de la Nueva Orán por A.M., M.A. y un hombre también identifica­do por sus iniciales, D.F.; desde allí salieron rumbo a la capital en dos vehículos diferentes, según informació­n oficial. Al respecto, el fiscal Villalba dijo a

la nacion: “Fue clave la cooperació­n entre la Procunar y la Ufinar. Salta es una provincia que tiene una enorme frontera por la que –según nos indica la práctica– ingresa la droga. De una investigac­ión que partió de una boca de expendio, pudimos determinar que la cocaína provenía de Bolivia y luego pasaba por Orán, Salta capital y finalmente llegaba a Tucumán”.

Por otro lado, en el expediente de la acusación contra los narcos, Villalba detalló: “Se trata de una organizaci­ón criminal con serios antecedent­es penales en este tipo de delitos. La detención de los sospechoso­s no fue casual, sino el resultado de una compleja investigac­ión que aún se encuentra en marcha”.

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MPF salta La droga se comerciali­zaba en Salta y Tucumán

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