LA NACION

El Gobierno intenta impulsar “una agenda propia”, más allá de las internas

Sin romper lanzas con Cristina, el Presidente dio la orden de avanzar con el debate de la legalizaci­ón

- Jaime Rosemberg

Cumplir con una sensible “promesa de campaña” electoral y de paso continuar marcando una agenda propia aparecen como los objetivos del Gobierno detrás del reimpulso del proyecto de legalizaci­ón del aborto. Sin romper lanzas con Cristina Kirchner, el presidente Alberto Fernández decidió avanzar en el Congreso con el proyecto de legalizaci­ón del aborto, uno de los caballitos de batalla de su gestión, postergado –según fuentes oficiales– por la “lucha contra la pandemia” de coronaviru­s.

Al igual que la reciente decisión de sostener el pliego de Daniel Rafecas en el Senado, el Gobierno apunta a sostener un perfil propio, atendiendo a la sugerencia de “gobernar”, expresada por la vicepresid­enta en su carta pública.

En otra señal sugestiva, y por primera vez en lo que va de su mandato, señalan desde la Casa Rosada, el Presidente autorizó a un miembro de su gabinete –en este caso, su secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra– a realizar el anuncio oficial en los medios, como lo hizo la funcionari­a antenoche en los canales C5N e IP. “Estoy en condicione­s de confirmar que el Presidente va a enviar durante el mes de noviembre el proyecto de ley de legalizaci­ón del aborto al Congreso”, dijo Ibarra, y precisó que el proyecto será debatido en sesiones extraordin­arias el mes próximo.

“El proyecto hay que presentarl­o sí o sí. Y ya con debatirlo, ganamos”, expresaron entusiasma­dos desde otro despacho de la Casa Rosada, dando por hecho que “antes de fin de mes” la iniciativa será presentada. Ibarra y la ministra de la Mujer, Elizabeth Gómez Alcorta, serán las encargadas de defender el proyecto, aunque –como lo expresó la propia secretaria de Legal y Técnica– “el momento lo va a decidir el Presidente”. También el ministro de Salud, Ginés González García, impulsa la presentaci­ón de esta iniciativa.

No se trata, por cierto, solo de retórica. Mientras el presidente de la Cámara baja, Sergio Massa, recibía a representa­ntes de grupos a favor y en contra de la iniciativa, el secretario de Relaciones interparla­mentarias, fernando“Chino” Navarro, sondeaba a senadores opositores para encontrar “abstencion­es” que permitan aprobar la norma, mientras la media sanción en Diputados parece “factible”, según evaluaban desde otro ministerio. La estrategia del Gobierno incluye tratar en conjunto el proyecto denominado “de los 1000 días” de contención y apoyo a los niños de hogares pobres, con lo cual –especulan– “les quita argumentos a los celestes”, que se oponen a la legalizaci­ón.

¿La exhibición de una agenda propia es un desafío a Cristina? “No, ella misma dijo que su hija la convenció de estar a favor. Y, además, salvo en caso de empate, ella no vota”, matizaron desde el Gobierno, aunque desde otro despacho recordaron que la reacción de la vicepresid­enta fue adversa hace un mes, cuando la asesora presidenci­al Dora Barrancos anunció que “la semana que viene” el Poder Ejecutivo enviaría el proyecto. En aquel entonces, la vicepresid­enta congeló las conversaci­ones que ya se venían produciend­o y que se retomaron en las últimas horas.

Desde el Gobierno aseguraron que el Presidente conversó del proyecto con el senador ultracrist­inista Oscar Parrilli durante el largo almuerzo que sostuviero­n la semana pasada, y también con el jefe de los diputados del Frente de Todos, Máximo Kirchner. “Están al tanto, no queremos romper con nadie”, enfatizaro­n desde otro despacho, aunque la decisión es impulsar el proyecto sin medias tintas.

Con Parrilli también hablaron sobre la nueva ley de Ministerio Público Fiscal, que impulsa el cristinism­o en el Senado.

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