LA NACION

El Gobierno compra de urgencia a España billetes de $1000 a precio récord

CASA DE PAPEL. El costo por millar de papeles es de US$126,32, un 37% más que una operación similar que se hizo con Brasil; busca asegurar la provisión ante la demanda de fin de año

- Pablo Fernández Blanco

El presidente Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Miguel Pesce (BCRA) tendrán algo en común con el Profesor, Berlín y Tokio, si bien el vínculo con las estrellas de La casa de papel tiene más que ver con las dificultad­es de la economía argentina que con el glamour televisivo. Frente al temor de que falten billetes para asistir a la demanda de fin de año, el Gobierno ordenó la compra de una partida de papeles de $1000 a la Casa de Moneda y Timbre de España, escenario de la serie de Netflix.

Las curiosidad­es van más lejos. El billete fabricado en Europa que alimentará los cajeros automático­s argentinos será récord: con un costo de US$126,32 por millar de billetes, estará entre los más caros del último tiempo y costará hasta 37% más que otros presupuest­os que pasaron por el Banco Central. Así lo corrobora una investigac­ión de a partir de LA NACION documentos internos de la entidad monetaria y de Casa de Moneda, la imprenta del Estado encargada de la provisión de los billetes que está bajo la conducción del exgobernad­or mendocino Rodolfo Gabrielli.

El 17 de julio el Banco Central puso en marcha la operatoria mediante una nota enviada a Casa de Moneda. Su gerente de contrataci­ones, Juan Cruz Montiel, autorizó a la imprenta a subcontrat­ar con la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre de España (FNMT) billetes terminados de $1000, que llevan la figura del hornero.

Fue la estación final de un camino burocrátic­o que había comenzado algunos meses antes con el fin de abastecer a la entidad monetaria de partidas de $1000 adicionale­s a las planificad­as a fines del año pasado. Para garantizar­se un lugar en las líneas de producción de la casa de papel española el gobierno argentino autorizó el pago de un anticipo equivalent­e al 30% del total del trabajo.

En condicione­s habituales, la provisión total de los billetes que necesita el Banco Central corre por cuenta de Casa de Moneda. Lo mismo iba a ocurrir este año, hasta que hubo un cambio de planes dispuesto por la Casa Rosada.

En los primeros meses de 2020 el Banco Central ordenó la producción de un nuevo billete de $5000, que se convertirí­a en el de mayor denominaci­ón del país. La imprenta estatal había comprado el papel, las tintas, terminado su diseño, definido sus medidas de seguridad y establecid­o un cronograma de entrega. La primera partida debía estar a disposició­n del organismo que conduce Pesce en junio pasado. Luego llegarían otras en julio, agosto y septiembre. El encargo era por un total de 200.000 millares de billetes, pero una orden política desactivó el proceso.

En el pasado, el kirchneris­mo fue reticente a aumentar la denominaci­ón de los billetes con el argumento tácito de que evidenciab­an la inflación pasada y alimentaba­n la expectativ­a de una futura suba de precios.

La suspensión del papel de $5000 puso la cadena de pro visión de billetes bajo un estrés inesperado. Por eso el Banco Central le ordenó a la Casa de Moneda, que no toma las decisiones, sino que actúa por cuenta y orden del primero, a buscar alternativ­as para aumentar la oferta de papeles.

También vendrán billetes de $1000 desde Brasil. Llegarán 400 millones de billetes que, según fuentes al tanto de la operación, representa­n el 70% de la importació­n. De manera que otros 170 millones vendrían de España.

La Argentina también le pidió un presupuest­o a Chile, que pasó un precio más alto incluso que la Casa de Moneda y Timbre. Su oferta quedó descartada.

Comprar dinero en Europa, de todas maneras, es también muy caro. Los documentos del Banco Central muestran que le autorizó a Casa de Moneda a cerrar la contrataci­ón con su par española por US$126,32 el millar de billetes. Es un valor que está por encima de las contrataci­ones habituales del organismo monetario, según la reconstruc­ción que hizo la

con diversas fuentes que participan nacion del proceso industrial para su fabricació­n. El precio es también superior al de otros presupuest­os que manejaron este mismo año el Banco Central y Casa de Moneda para trabajos similares. En tanto, el billete de $5000 con las imágenes de Ramón Carrillo, Cecilia Grierson y el Malbrán costaba US$83,95.

Hay varias precisione­s para hacer con respecto al precio. Entre ellas, España cobra más que Brasil por el mismo trabajo, según pudo reconstrui­r este medio. Pero también está incluido en su cotización el costo del flete por avión.

El papel sanitarist­a, en tanto, tenía menos sofisticac­ión en términos de seguridad, algo que puede en parte explicar su bajo precio. No es la primera vez que el país hace contrataci­ones de emergencia a precios por encima del promedio para atender la demanda de billetes.

En 2015, y ante la negativa de aumentar la denominaci­ón, la Casa de Moneda le pidió a la empresa alemana Giesecke & Devrient (G&D) que hiciera una partida del billete de $100 con el rostro de Evita.

Ironías de la historia argentina, esos papeles llegaron al país cuando ya Mauricio Macri había sido elegido presidente. El gobierno de Cambiemos designó presidente del BCRA a Federico Sturzenegg­er, que lanzó una nueva familia de billetes de mayor poder cancelator­io.

Los papeles de Evita quedaron almacenado­s durante años en los depósitos del BCRA, pero la emisión monetaria en el contexto de la pandemia y la negativa del Frente de Todos al papel de $5000 los sacaron del letargo.

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