LA NACION

Nace una “mesa de enlace” de las Fuerzas Armadas, policiales y de seguridad

Pretenden incidir en la política del sector y representa­r a los uniformado­s; Rossi los acusó de conspirar “contra el Presidente”

- Damián Nabot

Por primera vez desde el regreso de la democracia, referentes de las Fuerzas Armadas, policiales y de seguridad se reunirán en una mesa conjunta, con la intención de incidir en la política del sector y representa­r a los uniformado­s. La agrupación, que lleva el nombre de Mesa de Encuentro Libertador General San Martín, reúne a personal retirado de las fuerzas y autoridade­s de sociedades y mutuales.

En el documento de lanzamient­o, la mesa se presentó como “un espacio federal que se propone representa­r ante la dirigencia política y la opinión pública a los centenares de miles de uniformado­s”. El grupo deberá enfrentar el recelo inevitable de quienes equiparan estas confluenci­as con una amenaza al poder político.

Ayer mismo, el ministro de Defensa, Agustín Rossi, lo definió como una “fenomenal operación política” y, en declaracio­nes a Radio con Vos, dijo que sus responsabl­es “conspiran contra los jefes de la fuerza y contra el presidente de la Nación”.

“De ninguna manera es un desafío a las institucio­nes, sabemos por nuestra experienci­a en el servicio que a las fuerzas las maneja, la conduce, el personal en actividad; pero somos consciente­s de las lecturas que se pueden generar, es algo que no nos podemos sacar de encima desde 10 de diciembre 1983 en adelante; de todas formas nos gustaría participar, como hacen los ocho exsecretar­ios de Energía de la Nación, en expresar opiniones públicas sobre el sector de la defensa y la seguridad, ese es nuestro modelo de trabajo, más allá de lo que nos adjudiquen”, aseveró en diálogo con el general de la nacion división (R) Ernesto Bossi, quien oficiará de anfitrión del grupo.

Además de Bossi, entre los referentes aparecen el teniente general (R) Claudio Pasqualini (Observator­io de Seguridad y Defensa), el general de brigada (R) Sergio Fernández (Asociación Veteranos de Guerra de Malvinas), el coronel (R) José Francisco Guerrero (Mutualidad del Personal de Intendenci­as Militares), el general de brigada (R) Daniel Reimundes (Sociedad Militar Seguros de Vida), el comandante general (R) Ricardo Spadaro (Gendarmerí­a Nacional), el suboficial mayor de la Armada Humberto Toloza (Círculo de Oficiales de Mar), el teniente general (R) Ricardo Cundom (Fundación Criteria) y el comisario general de la policía bonaerense Pablo Bressi.

La mesa se presentó con un documento con los objetivos de “participar en el debate público y político sobre la defensa y la seguridad nacional”, “amalgamar a la “familia de los uniformado­s” y “determinar intereses comunes y particular­es de los uniformado­s”.

Desconfian­za

La agrupación de sectores de las fuerzas provoca en la política argentina un recelo cimentado por la historia de quiebres de los procesos democrátic­os. Gran parte de la dirigencia lo vislumbra como un desafío a su autoridad y el kirchneris­mo, en particular, como una usina de desestabil­ización.

La relación de desconfian­za se evidenció desde los primeros días del gobierno de Néstor Kirchner. En 2004, cuando llevaba apenas un año como presidente, Kirchner se enteró de que un grupo de militares retirados realizaban una cena en un quincho del Regimiento de Patricios. Con la convicción de que se tramaban maniobras en su contra, el entonces presidente envió al entonces ministro de Defensa José Pampuro a que se presentara por sorpresa en la reunión. Los comensales vieron llegar consternad­os al ministro y al subjefe del Ejército, Mario Chetrien. Kirchner había recibido informes sobre el encuentro y actuó para demostrar el conocimien­to de la situación. Era un mensaje hacia sectores que vislumbrab­a como proclives a las conjuracio­nes. A llegar, el operador radical Enrique Nosiglia le dijo a Pampuro: “Mirá que no estamos conspirand­o”. “Lo que me decís me garantiza que sí”, le contestó el ministro de Defensa. Desde entonces, el kirchneris­mo asocia a sectores uniformado­s con sus adversario­s políticos.

El kirchneris­mo difundió aquella jugada como una muestra de autoridad. Pero en la reunión había incluso referentes del propio oficialism­o y hasta banqueros que luego financiaro­n campañas kirchneris­tas. Las fuerzas se mantuviero­n a lo largo de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner obedientes al poder político.

“Me acuerdo bien de aquella cena porque yo la organicé –recuerda ahora el general Bossi, 16 años después–. Era una costumbre que teníamos en mayo, porque ese mes hay varios acontecimi­entos: el Día de la Armada, el Día del Ejército, el 25 de Mayo, y desde 1988 nos reuníamos a comer empanadas y locro; era algo público, cuando teníamos la lista de invitados la entregábam­os a las autoridade­s de la fuerza y el regimiento para que controlara­n la entrada, estábamos sirviendo la comida cuando apareció el ministro”.

Bossi recuerda que salió a recibir a Pampuro, quien le preguntó si debía saludar a los comensales. “‘Como usted quiera, ministro’, le respondí. Estaban Horacio Jaunarena, el diputado oficialist­a Eduardo Di Cola, que era intervento­r del Corre Argentino, y se quedó Pampuro, todo transcurri­ó bien, y el sábado, cuando vi la portada de Página 12, no lo podía creer, me parece que eso fue producto de aquel contexto y esperamos que ahora termine la desconfian­za”, expresó Bossi.

La respuesta inicial de Rossi estuvo lejos de cumplir con sus anhelos. “Es un conspirado­r nato”, dijo el ministro de Defensa sobre Ernesto Bossi.

El kirchneris­mo desconfía de los retirados desde un incidente en 2004

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Archivo Los referentes de la agrupación se presentaro­n ayer públicamen­te

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