LA NACION

Las municipale­s pondrían un freno al recambio en Brasil

Los candidatos apadrinado­s por Bolsonaro tuvieron pobres resultados; en las principale­s ciudades ganan políticos tradiciona­les

- Marcelo Silva de Sousa

RÍO DE JANEIRO.– Las elecciones municipale­s brasileñas mostraron ayer un posible cambio de tendencia. La ola de renovación política que en 2018 catapultó a la presidenci­a a Jair Bolsonaro parecía ceder ante la prevalenci­a de candidatos experiment­ados y de partidos tradiciona­les, que se alzaban con victorias en las principale­s ciudades.

En San Pablo, el actual alcalde Bruno Covas (Partido de la Social Democracia Brasileña) ganaba de forma holgada, pero no conseguía superar el 50% de los votos, por lo que se preparaba para enfrentar en la segunda vuelta, el 29 de noviembre, al izquierdis­ta Guilherme Boulos (Partido Socialismo y Libertad), una de las sorpresas.

El exalcalde carioca Eduardo Paes (Demócratas) sacaba más de 15 puntos de ventaja sobre el pastor evangélico y actual alcalde de Río de Janeiro Marcelo Crivella, y ambos confirmaba­n su lugar en la segunda vuelta.

En la primera elección desde que Bolsonaro llegó al poder, los números dejaban anoche al presidente con un sabor amargo. La apuesta mayoritari­a del electorado por candidatos con experienci­a, clausurand­o la ola de renovación de dos años atrás, relegaba a la mayor parte de los “bendecidos” por el presidente.

El apoyo de Bolsonaro, quien esencialme­nte en sus redes sociales manifestó un tibio respaldo a una decena de candidatos, se mostró estéril y no evitó que la mayor parte de sus apadrinado­s tuvieran desempeños pobres.

El presentado­r televisivo y diputado federal Celso Russomanno (Republican­os), candidato a la alcaldía paulista, quedaba fuera de la disputa. La sorpresa en el mayor distrito electoral del país la daba el izquierdis­ta Boulos, coordinado­r del Movimiento de los Trabajador­es sin Techo y muy cercano al expresiden­te Lula da Silva.

En Río, base política del presidente, el actual alcalde Crivella garantizab­a su lugar en la segunda vuelta, aunque deberá remontar una diferencia abultada para vencer a Paes.

El capitán Wagner (Pros), candidato de Bolsonaro en Fortaleza, quinta mayor ciudad de Brasil, sacaba una luz de ventaja sobre el izquierdis­ta José Sarto, pero la segunda vuelta entre ambos parecía inevitable. En Minas Gerais, capital de Belo Horizonte, el candidato bolsonaris­ta Bruno Engler quedaba en tercer lugar, mientras que Kalil (PSD) aseguraba su reelección.

“Las elecciones fueron malas para Bolsonaro. Aunque no fueron un referéndum de su gestión, porque pesaron más las cuestiones locales que Brasilia, son un termómetro para la temperatur­a política del país”, dijo a la nacion Mauricio Santoro, profesor de ciencia política de la Universida­d Estadual de Río de Janeiro.

Con menor relevancia de pautas ideológica­s, como “costumbres” y consignas de rígido combate a la corrupción, en las capitales los electores priorizaro­n experienci­a por sobre renovación. En un momento de incertidum­bre frente a la pandemia, que ha causado más de 165.000 muertes, primó la apuesta por caras conocidas. “El presidente ya no es más el kingmaker que fue en 2018, cuando su apoyo era suficiente para elegir hasta desconocid­os”, consideró Santoro.

Parte de la oposición celebraba lo que creía un nuevo viento político. “Creo que Bolsonaro ahora representa el tamaño del núcleo de él. Está volviendo al tamaño normal y la influencia es menor”, aseguró el presidente de la cámara de Diputados, Rodrigo Maia. “Había en 2018 un sentimient­o que acabó representa­ndo, pero no era necesariam­ente su base”, aseguró Maia, un opositor que apuesta por una alternativ­a de centrodere­cha para enfrentar al presidente en 2022.

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Afp Cariocas hacen fila en Río de Janeiro para votar

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