LA NACION

Fernández se recuesta en los intendente­s y les entrega la obra pública

Tras la llegada de Ferraresi, en la Casa Rosada señalan que el Presidente apuesta al vínculo que supo forjar Néstor Kirchner

- Santiago Dapelo

Era la primera salida de Alberto Fernández tras 77 días de reclusión en la quinta presidenci­al de Olivos. Atrás había quedado el acto de presentaci­ón de viviendas en Areco. Después de comer con un grupo de intendente­s, entusiasma­do, el Presidente tomó del brazo a Gabriel Katopodis y lo alejó del grupo. “Armemos esto”, le dijo a su ministro de Obras Públicas.

“Esto”, para el Presidente, era fortalecer su sociedad con los jefes comunales del conurbano bonaerense. Fernández encontró en ellos lo que pretendía de los gobernador­es: respaldo y gestión. La designació­n de Jorge Ferraresi como flamante ministro de Hábitat y Desarrollo Territoria­l es en parte resultado de la decisión del Presidente de trasladar gran parte de la responsabi­lidad de su gobierno a los intendente­s.

Esa reunión actuó de catalizado­r. Al de San Antonio de Areco le siguieron encuentros en Ezeiza, Lomas de Zamora y Avellaneda, todo en 51 días. El Presidente almorzó con casi todos los intendente­s peronistas del conurbano, a los que les asigna gran parte de la responsabi­lidad de que la crisis económica no haya desembocad­o en una catástrofe social. En esto trabajan en tándem Katopodis y el intendente de Hurlingham, Juan Zabaleta, uno de los más cercanos al Presidente.

El año que viene, Katopodis y Ferraresi –un ultrakirch­nerista– serán los responsabl­es de volcar gran parte del dinero con el cual el Gobierno buscará reflotar en parte la economía: obras de infraestru­ctura y viviendas. En total, entre ambas carteras administra­rán casi 500.000 millones de pesos. Es, sin lugar a dudas, la gran apuesta de Alberto Fernández.

Por la decisión de volcar el poder sobre los intendente­s, en la Casa Rosada hablan de la “nestorizac­ión” del Presidente. “Viene con el registro de Néstor [Kirchner], que tenía una relación directa”, explicó un hombre de Fernández.

Aunque con objetivos diferentes: Kirchner y su entonces jefe de Gabinete encontraro­n en los barones del conurbano la respuesta para limitar el poder de Eduardo Duhalde y para condiciona­r al entonces gobernador Daniel Scioli.

“Vamos a poner de pie a la Argentina como me enseñó Néstor. Cada vez que tengo que tomar una decisión, en algún lugar mío me pregunto cómo lo haría Néstor y trato de encontrar la respuesta”, dijo Fernández el 27 de octubre, durante el homenaje al expresiden­te en el Centro Cultural Kirchner. Algunos intendente­s y funcionari­os memoriosos recordaron ese discurso en los últimos días.

Fernández, a diferencia de Kirchner, no busca interferir o condiciona­r la relación del gobernador Axel Kicillof con los intendente­s. Al menos eso es lo que explican sus exégetas. Pero sí reconocen cerca del Presidente que gran parte de los jefes comunales mantienen una relación de tensión con La Plata, lo que le permite sumar adhesiones sin pagar un costo elevado. “A Axel le cuesta”, describió un jefe comunal de la tercera sección electoral.

Esas intrigas, sumadas a un vínculo distante del Presidente con los gobernador­es peronistas, al menos con la mayoría, fue funcional al acercamien­to. No son pocos los mandatario­s que por lo bajo se quejan de la decisión de la Casa Rosada de enviar fondos directamen­te a los municipios. No es lo único.

A eso se sumó la salida de María Eugenia Bielsa, quien había aterrizado en el gabinete nacional como una señal del jefe del Estado hacia los mandatario­s provincial­es, en particular para Omar Perotti. Su partida, aunque prenunciad­a, sumó más tensión. Pese a este escenario, en los despachos de Balcarce 50 rechazan esto y hablan de una relación “espectacul­ar” con las provincias. Propias y ajenas, aseguraron fuentes oficiales.

La llegada de Ferraresi, vicepresid­ente del Instituto Patria, se enmarca en este escenario. En medio de la tensión interna del Frente de Todos, cuando todavía está en disputa quién se impondrá en la batalla por ocupar la cabeza del Ministerio Público Fiscal, el Presidente volvió a premiar al espacio que lidera la vicepresid­enta Cristina Kirchner. Nadie tiene dudas en la Casa Rosada sobre cuál es la terminal en la que reportará Ferraresi. Así y todo, Fernández le dio ese lugar al intendente de Avellaneda por su pragmatism­o y capacidad de gestión.

“Eso no importa, fijate con quién desembarcó”, graficó un hombre de máxima confianza del Presidente. En ese sentido, en la Casa Rosada, celebraron que Ferraresi sumó como número dos del ministerio a Santiago Maggiotti, intendente de Navarro. Un esquema similar al que instauró Katopodis, quien se rodeó de exintenden­tes, entre ellos, Martín Gill (Villa María) y Gustavo Arrieta, exjefe comunal de Cañuelas, quien administra Vialidad.

Desde que explotó la pandemia en el conurbano, Fernández también reforzó su relación con los intendente­s de la oposición, como Jorge Macri (Vicente López), Néstor Grindetti (Lanús) y Guillermo Montenegro (Mar del Plata).

En cada reunión que le organizan Katopodis y Zabaleta, Fernández se queda a comer un asado. El Presidente hizo propia una tradición que supo cultivar su exjefe y amigo: mantener una relación personal con los intendente­s.

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Archivo El Presidente, con jefes comunales del conurbano, en la Casa Rosada

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