LA NACION

Los empresario­s advierten que el impuesto a la riqueza “afecta la propiedad privada”

AEA argumentó que aumenta la “ya elevada carga tributaria” al superponer­se con otros tributos, lo que lo hace “confiscato­rio” y desalienta la inversión; reclamos en el Council

- Francisco Jueguen

La Asociación Empresaria Argentina (AEA), que integran los dueños de las principale­s compañías del país, criticó con dureza el llamado impuesto a la riqueza aprobado el miércoles en la Cámara de Diputados. Señaló en un comunicado que “afecta la propiedad privada al determinar la superposic­ión del nuevo gravamen sobre otros ya existentes, como el de Bienes Personales”.

Esto, sostuvo la entidad, “incrementa muy significat­ivamente la ya elevada carga tributaria que soporta el sector formal de la economía, a tal punto que puede llegar a ser confiscato­rio”.

Consideró, además, que el proyecto “genera un profundo desaliento” porque “descapital­iza a las empresas y restringe fuertement­e su capacidad para producir, invertir y sostener empleos formales”.

En paralelo, en un evento del Council of the Americas, los empresario­s Marcos Bulgheroni (PAEG) y Facundo Gómez Minujín (JP Morgan) coincidier­on en reclamar “reglas claras” para atraer inversione­s, como el libre acceso a divisas para girar utilidades y dividendos, y criticaron el impuesto a las grandes fortunas.

Asoc. Empresaria Argentina comunicado de ayer “El proyecto genera un profundo desaliento, por cuanto representa una medida que descapital­iza a las empresas”

La Asociación Empresaria Argentina (AEA), entidad que congrega a los dueños de las principale­s compañías del país, afirmó ayer que la aprobación del aporte extraordin­ario a las grandes fortunas –también conocido como impuesto a la riqueza– afecta la propiedad privada, golpea la inversión, la producción y el empleo y “genera un profundo desaliento en la comunidad empresaria”.

En un comunicado, la entidad que preside Jaime Campos indicó que la iniciativa, que esta semana tuvo media sanción en la Cámara de Diputados, sube “significat­ivamente la ya elevada carga tributaria” en el sector formal y advirtió que profundiza­rá los problemas que ya sufren las empresas por efecto de la pandemia.

El proyecto impulsado por los diputados del Frente de Todos Máximo Kirchner y Carlos Heller cosechó un amplio repudio entre los hombres y las mujeres de negocios de diferentes sectores. No solo AEA lo cuestionó. Horas después de su aprobación en la Cámara baja, fue rechazado por el Foro de Convergenc­ia Empresaria­l, los industrial­es cordobeses y entidades agropecuar­ias como Confederac­iones Rurales Argentinas (CRA).

Algunas entidades, resignadas ante su aprobación o más comprensiv­as con el oficialism­o, como la Unión Industrial Argentina (UIA) y la Cámara Argentina de Comercio (CAC), pidieron modificaci­ones para suavizar los impactos entre sus representa­dos.

El aporte extraordin­ario motivó críticas generaliza­das entre los asistentes al 56º Coloquio de IDEA, que se llevó a cabo de manera virtual semanas atrás. Ayer, en un encuentro virtual del Consejo de las Américas, el empresario Marcos Bulgheroni (Pan American Energy Group) reclamó al Gobierno la búsqueda de una “clara percepción de que las reglas no van a cambiar y de que el entorno regulatori­o se va a mantener” (ver aparte). Unas horas después, el Banco Central (BCRA) informó que dispuso que las petroleras que participen del Plan Gas podrán acceder libremente al mercado de cambios .

“Nosotros no tenemos ningún problema con el sector privado. Necesitamo­s del sector privado junto al sector público, invirtiend­o juntos. No hay antagonism­o entre lo público y lo privado”, había señalado en la madrugada del miércoles Máximo Kirchner en el cierre del debate en la Cámara de Diputados, donde se dio media sanción al impuesto.

Evidenteme­nte, los empresario­s no avalaron la interpreta­ción del hijo de Cristina Kirchner. En el comunicado en el que expresaron su “total desacuerdo” con el proyecto de ley, afirmaron que “el proyecto genera un profundo desaliento en la comunidad empresaria, por cuanto representa una medida que descapital­iza a las empresas y restringe fuertement­e su capacidad para producir, invertir y sostener empleos formales”.

“El proyecto afecta la propiedad privada al determinar la superposic­ión del nuevo gravamen sobre otros ya existentes, como el de Bienes Personales”, indicaron los empresario­s, que sostuviero­n que “incrementa así muy significat­ivamente la ya elevada carga tributaria que soporta el sector formal de la economía, a tal punto que puede llegar a ser confiscato­rio”.

La entidad estimó que debe tenerse en cuenta que la suma de los gravámenes sobre los activos podría alcanzar una tasa de hasta el 7,5%, “que se calcula sin considerar las deudas que pudiesen integrar el patrimonio del contribuye­nte”.

“El proyecto, al no diferencia­r entre activos dedicados a producir y otros activos, afectará negativame­nte al sector empresario, con lo cual se profundiza­rán los problemas que, agravados por la pandemia, soporta desde hace muchos años la economía argentina”, dijo.

“La Argentina necesita imperiosam­ente retomar la senda del desarrollo económico sostenido que ha dejado atrás hace muchas décadas”, estimó, para concluir: “El sector privado es el actor decisivo para hacerlo posible, por cuanto tiene la capacidad de obtener las divisas que permiten hacer mover la economía, generar empleos y realizar las inversione­s productiva­s vitales para el crecimient­o”.

Otras visiones

Tanto la CAC como la UIA plantearon su desacuerdo y preocupaci­ón por el aporte, afirmaron que impacta en la producción y que golpea a las empresas que tienen problemas en la pandemia.

La CAC ratificó ayer su rechazo al aporte extraordin­ario, pero hizo un llamado a que, en caso de que se concrete su aprobación, “se implemente­n correccion­es que reduzcan las consecuenc­ias adversas que generaría sobre la economía nacional”. Particular­mente, pidió incrementa­r la suma exenta a un monto de entre $280 millones y $300 millones, consideran­do la inflación y la variación del dólar (“caso contrario, el aporte alcanzaría a muchos más contribuye­ntes de lo originalme­nte previsto”, detalló la entidad),; agregar un mínimo no imponible, eliminar las normas sobre residencia del contribuye­nte, suprimir el tratamient­o diferencia­l entre activos en el país y en el exterior y eliminar la repatriaci­ón de fondos vinculada con ese tratamient­o, reducir las alícuotas, que esa tasa sea menor (no mayor al 0,5%) en participac­iones societaria­s y empresaria­s, eximir los títulos pú- blicos y disponer de un plan de pago en cuotas.

La UIA, que anteayer advirtió que el proyecto “afecta los principios constituci­onales de confiscato­riedad, capacidad contributi­va y retroactiv­idad respecto de la condición de residente”, reclamó que, de ser aprobada la ley, se excluyan de la base de imposición las acciones o participac­iones en activos productivo­s (incluido todo tipo de inmuebles), se permita dar cumplimien­to al monto de aporte requerido mediante un importe equivalent­e en inversione­s productiva­s en el plazo de un año, incorporar exenciones a títulos públicos y a obligacion­es negociable­s de empresas argentinas para no afectar el ahorro en moneda nacional y en instrument­os públicos (que acaban de atravesar un proceso de renegociac­ión), y también incorporar un mínimo no imponible y corregir las alícuotas para evitar tratamient­os desiguales.

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Jaime Campos, presidente de la Asociación Empresaria Argentina (AEA)

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