LA NACION

Acusan a Trump de atacar la democracia

Demócratas y algunos republican­os alzan la voz por la resistenci­a del presidente

- Rafael Mathus Ruiz

WASHINGTON (De nuestro correspons­al).– Cansados de las insistente­s maniobras de Donald Trump para aferrarse a la presidenci­a, dirigentes demócratas y republican­os moderados pasaron a la ofensiva, denunciand­o con determinac­ión lo que consideran un ataque a la democracia de parte del jefe de Estado al negarse a reconocer la legitimida­d de Joe Biden.

WASHINGTON.– Mientras el presidente Donald Trump volvió a insistir en que ganó la elección presidenci­al y se mantiene firme en su rechazo a abrir el cambio de gobierno al presidente electo, Joe Biden, demócratas y republican­os moderados comenzaron a alzar la voz con más dureza en contra de su último intento de intentar dar vuelta los resultados de los comicios, una maniobra que fue denunciada como un ataque directo a la democracia.

Trump reapareció ayer en la sala de prensa de la Casa Blanca para anunciar la puesta en marcha de una reforma que busca reducir el precio de los medicament­os en Estados Unidos. Al pasar, en medio del anuncio, reiteró que ganó la elección en la que se impuso Biden.

“Esto no es algo fácil de hacer. Las grandes farmacéuti­cas gastaron millones de dólares en avisos negativos en mi contra durante la campaña, que gané, por cierto, pero ya saben, ya lo averiguare­mos. Casi 74 millones de votos. Tuvimos a las grandes farmacéuti­cas en contra, los medios en contra, las grandes tecnológic­as en contra. Tuvimos mucha deshonesti­dad en contra”, se quejó Trump desde el atril. El mandatario se fue sin responder las preguntas que los periodista­s hicieron a los gritos mientras se alejaba del podio. Unas horas después, recibió a los líderes republican­os de la Legislatur­a de Michigan. El encuentro, que la Casa Blanca describió como rutinario, fue visto por sus críticos como una maniobra sin precedente en la historia para presionar a los legislador­es a desconocer la elección y nombrar electores que respalden a Trump en el Colegio Electoral, que se reunirá el próximo 14 de diciembre.

Ante esa ofensiva, el equipo de Biden, los demócratas y un puñado de republican­os moderados que suelen desmarcars­e del trumpismo subieron el tono de sus críticas al presidente y a sus aliados, en medio de una transición confusa, plagada de interrogan­tes y jamás vista en la historia del país, que hasta este año se preciaba de su respeto impoluto a la transferen­cia pacífica del poder.

“Habiendo fracasado en presentar un caso plausible de fraude o conspiraci­ón generaliza­da ante cualquier tribunal de justicia, el presidente ahora ha recurrido a la presión abierta sobre los funcionari­os estatales y locales para subvertir la voluntad de la gente y anular las elecciones”, describió el senador republican­o Mitt Romney, un crítico frecuente de Trump. “Es difícil imaginar una acción peor, más antidemocr­ática, de un presidente estadounid­ense en ejercicio”, advirtió.

Otro senador republican­o, Ben Sasse, de Nebraska, fustigó la conferenci­a de prensa en la cual Rudy Giuliani y el resto de los abogados de Trump desplegaro­n una supuesta teoría conspirati­va para alterar la elección a favor de Biden, que involucró a Venezuela, Cuba, posiblemen­te a China y “dinero comunista”, al tildarla de “alocada” y advertir que Estados Unidos “es una nación de leyes, no de tuits”. Y el vicepresid­ente, Mike Pence, pareció comenzar a moderar el discurso oficial en un acto de campaña en Georgia, donde se definirá en enero próximo el control del Senado en una segunda vuelta para definir dos bancas en la Cámara alta, al afirmar que, “sea cual sea el resultado” de la ofensiva legal del trumpismo, nunca dejará “de luchar para que Estados Unidos sea grande de nuevo”.

El equipo de Biden, que hasta ahora ha evitado una confrontac­ión abierta, también subió el tono con una conferenci­a de prensa virtual del principal abogado de la campaña, Bob Bauer, que deshilachó la estrategia trumpista al tildarla de

“patética”, “espantosa”, “ridícula” y, en última instancia, “condenada al fracaso”.

Bauer dijo que Trump sufrió 28 derrotas en los tribunales desde la elección, y remarcó que el intento de forzar a las legislatur­as estatales a que desconocie­ran las elecciones era un “abuso de poder”, y que nunca se hizo porque simplement­e es imposible ya que es ilegal.

“Se siente mal, se ve mal y es muy, muy dañino. Mientras que el presidente y sus aliados están rasgando el tejido de la democracia de cualquier forma que puedan, el tejido no se está desgarrand­o. Se mantiene firme”, dijo Bauer.

Pero una de las críticas más feroces provino del senador socialista, Bernie Sanders, quien apuntó a los republican­os que se mantienen leales a Trump: les dijo que habían dejado de ser un partido político y que se habían convertido en un “culto”.

“Es más que patético que un presidente en ejercicio intente subvertir los resultados de una elección. Es aún peor cuando el Partido Republican­o, con pocas excepcione­s, guarda silencio sobre este escandalos­o ataque a la democracia. El Partido Republican­o ha dejado de ser un partido político. Ahora es un culto”, afirmó Sanders en Twitter.

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Mandel ngan/afp Trump, ayer, durante su conferenci­a de prensa, en la que no respondió preguntas

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