Previa de contraste p. 2
En la antesala de los regresos de Boca y river a la copa Libertadores, los xeneizes cayeron ante Lanús (2-1) y los millonarios vencieron a Banfield (2-0)
Boca no podía darse el lujo de relajarse y viajar mentalmente cinco días antes a Porto Alegre, donde el miércoles enfrentará a Inter por la ida de los octavos de final de la Copa libertadores. Y lanús no era un rival de paso: debía superarlo en la Bombonera para no empezar a tener problemas con la clasificación a la zona Campeonato. Pero así como los ojos se abrían cada vez más ante una racha invicta, ahora también genera una enorme sorpresa cómo perdió la brújula en el momento menos oportuno: cayó 2-1, segunda derrota seguida y como local, y se le viene Inter... la reacción en el segundo tiempo, con los ingresos de Cardona y Capaldo, no le alcanzó para revertir el resultado. Y terminó con siete futbolistas amonestados, otro síntoma de que –cuando las cosas no le salen– los nervios ganan terreno. No hay que olvidar que en la derrota anterior con Talleres fueron expulsados Izquierdoz y obando.
Russo buscó darle minutos a ciertos futbolistas. Y el foco fue la vuelta de Mauro Zárate: 299 días debieron transcurrir –pandemia de por medio– para que volviera a estar entre los once. Extraño, justamente, por la historia compartida: fue su DT en Vélez y terminaron ganando el Clausura 2005. Sin embargo, hasta el momento, Russo no pudo disfrutar del Zárate desequilibrante, el de la buena pegada, el de los goles.
Aquel partido ante Independiente que reinició la Superliga pasada (0-0) tuvo al 9 por única vez como titular. Durante el segundo tiempo se desgarró el gemelo derecho y no sólo salió del equipo durante la recuperación sino que la estructura ofensiva ya se armó sin él. Y le costó encontrar su lugar: cinco meses de parate, el técnico optó por el equipo campeón para reanudar la competencia y sufrió un nuevo desgarro (en el isquiotibial izquierdo) poco antes de comenzar la Copa liga Profesional.
El encuentro frente al Granate era su gran oportunidad de regresar. Nada mejor que poder mostrarse pocos días antes de una serie de libertadores, la competición en la que Russo quiere tener a todos a disposición y en buen estado futbolístico para poder dar pelea. Encima, con las dudas que existen en ataque: a medida que pasan los partidos, Soldano y Ábila no conforman del todo, más allá de que el último ayer hizo el descuento.
Por lo visto en los últimos parrante tidos, si Miguel Russo tuviera que elegir un compañero de Tevez para enfrentar a los brasileños, no tocaría demasiado lo que venía trabajando. o bien mantiene a un Soldano que sólo hizo dos goles en 23 encuentros oficiales o apuesta, como frente a Newell’s, al ingreso de Cardona como enganche y la soledad de Tevez de ‘9’. Porque si esperaba algo diferente con la reaparición de Zárate, se habrá quedado preocupado.
Claro está que toda la estructura fue apática, pero la expectativa puesta sobre el ex hombre de Vélez era muy grande. Con Zárate en acción, la sensación de vacío ofensivo no se alteró. Dueño de la pelota parada hasta el ingreso de Cardona, todas las ejecuciones que se desprendieron de su diestra quedaron cortas o encontraron siempre un despeje del visitante.
En varias ocasiones simuló infracciones que Facundo Tello no
y las veces que intentó pivotear no aportó nada interesante, además de haber perdido varias pelotas. lo único rescatable del primer tiempo fue un zurdazo de media distancia, acaso una zona en la que Russo no quiere ver a Zárate.
Sin embargo, ni siquiera en esos momentos estuvo fino. A los 7 minutos del segundo tiempo, cuando Boca empezó a ser algo más protagonista obligado por los dos goles que orsini le convirtió en la primera parte, recibió con tiempo y espacio en el área: tenía dos opciones de pase, pero decidió hacer la individual y la perdió. Encima, en la jugada anterior se ganó la amonestación.
lanús sorprendió con el esquema con cuatro delanteros (De la Vega, orsini, Sand y Acosta) y golpeó en los momentos justos. Zárate no ganó su partido personal tampoco: terminó sumándose a las preocupaciones en el ataque: su actuación no le da demasiado optimismo y termina siendo parte de este Boca que, de repente, pasó de ser invencible a sufrir dos caídas consecutivas en las que recibió tres goles (antes sólo le habían convertido 4 en 16 partidos). Un escenario para el alerta, justo antes de toparse con el desafío continental.