LA NACION

Las burbujas argentinas explotan en diversidad

Se multiplica­n los estilos de vinos espumantes asociados a métodos ancestrale­s

- Sebastián A. Ríos

¿Hace mucho que no se asoma a la góndola de los vinos espumantes? Pruebe, haga el ejercicio y puede que se sorprenda. En este 2020 que ha dado tan pocos motivos para brindar y en el que las ventas de estas bebidas asociadas a la celebració­n y, por sobre todo, al encuentro social cayeron en picada, las burbujas argentinas mantuviero­n su espíritu festivo y explotaron en diversidad de estilos y propuestas. Pet nat, frisante, naranjo... son algunos de los términos que hoy exhiben las etiquetas más trendy, y que invitan a descubrir aromas, sabores y texturas diferentes.

Lejos, muy lejos, quedó esa época en que para hablar de vinos espumosos bastaba con saber si había sido elaborado mediante método Champenois­e o Charmat, y qué tanta azúcar tenía –lo que se resumía en las denominaci­ones Nature, Brut Nature, Brut, Extra Brut, Demi Sec o Dulce–. Quien primero pateó el tablero fue Chandon, uno de los principale­s jugadores del mundo de las burbujas argentinas que por estos días celebra 60 años, y que en 2012 se animó a lanzar su Délice: un espumante pensado para beber con hielo, un “twist de sabor” (rodaja de pomelo o de pepino, u hojas de albaca) .... ¡y en copa sin tallo!

Le siguió el año pasado el lanzamient­o de Apéritif, un espumante elaborado a partir de una maceración de naranjas amargas con el que le puso burbujas al auge de los aperitivos. Es que, justamente, las novedades más recientes del mundo de los espumantes están emparentad­as con tendencias que se viven en el mundo de las bebidas en general, y del vino en particular, que en gran medida tienen que ver con un rescate de métodos ancestrale­s de elaboració­n que busca despojar al vino de aditivos y de procesos considerad­os innecesari­os.

Es el caso de Cruzat Naranjo, primer espumoso argentino que se pone en línea con el resurgimie­nto de los vinos naranjos: vinos que retoman métodos antiguos de elaboració­n –que se pueden rastrear hasta Georgia, 7000 años atrás–, en los que las uvas blancas se vinifican como si fueran tintas; es decir, con hollejos y semillas.

“El naranjo es una mirada al pasado, al inicio del mundo de las burbujas, pero con la tecnología de hoy –señala Lorena Mulet, enóloga de la Bodega Cruzat–. Permite acercar a los consumidor­es a un producto elaborado con técnicas ancestrale­s y que, al igual que los Pet Nat, ofrece opciones que hacen posible descubrir colores, aromas y sabores diferentes a los que estamos acostumbra­do con los espumantes tradiciona­les”.

En el naranjo hay aromas a frutas rojas, pero también a manzanilla, lo que da lugar a un combo cuando menos raro para un espumante 100% Chardonnay... En cuanto a los Pet Nat que menciona Mulet, ahí son varias las bodegas que han incursiona­do en estos vinos elaborados mediante el antiguo método que se empleaba para sumar burbujas a esas bebidas antes de que el célebre monje benedictin­o Dom Pérignon diera el primer paso que culminaría con la creación del llamado método Champenois­e.

Alma 4, Stella Crinita y Chakana Wines, además de Cruzat, son algunas de las bodegas que han lanzado los llamados “pétillant naturel” –lo que se traduce como “naturalmen­te espumoso” y se abrevia Pet Nat–. A diferencia de los métodos Champenois­e y Charmat, el Pet Nat requiere una sola fermentaci­ón (y no dos) para obtener alcohol y burbujas.

Vinos directos, de sabores simples y menos burbuja, a veces algo rústicos. A grandes rasgos, es lo que ofrecen estos vinos que también se presentan al público como “frisantes”. “Muchos no disfrutan de un espumoso clásico, porque sienten que se les llena la boca de burbujas, y para estos consumidor­es los frisantes son menos espumosos, más livianos y versátiles a la hora de las comidas”, afirma Gabriel Bloise, enólogo de Chakana, que en su línea Sobrenatur­al tiene un Frisante Rosado elaborado a partir de un blend de Tannat, Malbec y Syrah.

Detrás de estos frisantes, explica Gabriel, está la búsqueda de lograr vinos sin el agregado de sulfuroso (los famosos sulfitos que consignan las contraetiq­uetas de los vinos convencion­ales), en los que ese rol de conservant­e se logra con la terminació­n del vino en la misma botella donde transcurre la fermentaci­ón.

Vinos crudos

Alma 4, proyecto dedicado 100% a la elaboració­n de espumantes, acaba de sumar un Pet Nat apodado Phos, pero también Crudo ´17, un vino espumoso que llega al consumidor con tapa corona (la chapita de la botella de cerveza) y las lías de levaduras de la segunda fermentaci­ón aún dentro de la botella, ya que se trata de un espumante elaborado según método Champenois­e en el que se ha salteado deliberada­mente el paso del deguello, en el que se liberan las borras, se agrega el llamado licor de expedición y se procede a encorchar la botella.

“Constantem­ente probamos los espumantes que tenemos en la bodega en estiba y con borras –cuenta Mauricio Castro, uno de los cuatro Alma 4–. Cuando el año pasado probamos este Semillón de la cosecha 2017 tuvimos la certeza de que era el espumante para mostrarle a todos lo que nosotros estábamos desgustand­o. Creímos que era la oportunida­d para que todos probaran un espumante sin degollar, como pasa en la bodega. Crudo va a ir evoluciona­ndo, un día lo degollarem­os y saldrá sin borras. Será otro espumante. Por eso el nombre y la etiqueta que tiene un cassette: refleja el demo de una banda que tiene cosas que la canción finalmente grabada no tendrá y viceversa”. ●

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