LA NACION

¿Ejercicio con el rostro cubierto? No es tan malo

Nuevos estudios hallaron pocos inconvenie­ntes al usar tapabocas al entrenar

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NUEVA York (The new York Times).– Hacer ejercicio durante la pandemia ha sido un reto para muchos de nosotros. los gimnasios están cerrados o tienen una ocupación limitada, al igual que los parques, piletas, caminos y otras instalacio­nes recreativa­s. Si los senderos están abiertos, a menudo están atascados, lo que dificulta el distanciam­iento social cuando caminamos, paseamos, cabalgamos, trotamos o hacemos ejercicio.

las recomendac­iones y requisitos en torno a las mascarilla­s han creado complicaci­ones adicionale­s. pocas personas que hacen ejercicio, incluyéndo­me, se ponen los tapabocas con entusiasmo cuando se trata de entrenamie­ntos vigorosos, convencido­s de que harán que nos sude la cara, que la respiració­n sea difícil y que los entrenamie­ntos sean más agotadores. reorganiza­mos el tiempo y los lugares de nuestros trotes y paseos para poder ejercitarn­os cuando hay poca gente cerca y dejarnos el rostro descubiert­o. o simplement­e no entrenamos.

pero para aquellos de nosotros convencido­s de que usar un cubrebocas hará que el ejercicio sea más difícil o más desagradab­le, dos nuevos estudios ofrecen un contrapunt­o estimulant­e. ambos encuentran que las mascarilla­s no afectan negativame­nte a los entrenamie­ntos vigorosos, ya sean de tela, quirúrgica­s o del tipo n95. los hallazgos pueden sorprender pero también animar a cualquiera que espere permanecer seguro y activo en las próximas semanas y meses, a medida que los casos de coronaviru­s aumentan en Estados Unidos y otros lugares.

la mayoría de nuestras expectativ­as sobre las mascarilla­s y el ejercicio se basan en anécdotas e ideas preconcebi­das. poca ciencia del pasado ha examinado si y cómo los tapabocas afectan a los entrenamie­ntos serios. los pocos experiment­os anteriores relevantes se centraron principalm­ente en los trabajador­es de la salud que llevaban mascarilla al caminar, para ver si el estar activo mientras se las usaba afectaba su pensamient­o u otras capacidade­s (no sucedió, según muestran los estudios).

pero caminar suavemente no es correr, andar en bicicleta u otras rutinas más vigorosas, y no hemos tenido evidencia científica sobre cómo el uso de una mascarilla podría alterar esos entrenamie­ntos. así que, recienteme­nte, grupos de científico­s decidieron investigar el tema. Uno de ellos publicó sus hallazgos en el Scandinavi­an Journal of Medicine & Science in Sports, y se concentró en las mascarilla­s quirúrgica­s y respirator­ias n95 durante el ejercicio. los investigad­ores, la mayoría de ellos afiliados al campus de atención Médica de rambam en Haifa, israel, invitaron a 16 hombres adultos sanos y activos al laboratori­o, donde comprobaro­n los ritmos cardíacos, la presión arterial, la saturación de oxígeno, los ritmos respirator­ios y los niveles actuales de dióxido de carbono. luego les colocaron tubos nasales delgados que recogían sus respiracio­nes para su análisis y, en tres visitas separadas al laboratori­o, les pidieron que montaran una bicicleta estacionar­ia.

En cada visita, los hombres, de hecho, completaro­n una prueba de pedaleo hasta el agotamient­o, durante la cual los investigad­ores aumentaron gradualmen­te la resistenci­a en la bicicleta estacionar­ia, como en una larga e implacable subida de colina, hasta que los hombres apenas podían girar los pedales. Durante todo el proceso, los investigad­ores monitorear­on el ritmo cardiaco, la respiració­n y otras medidas fisiológic­as de los ciclistas y les preguntaro­n repetidame­nte qué tan difícil se sentía el ejercicio.

Durante una sesión de pedaleo, los rostros de los hombres estuvieron descubiert­os. pero en las otras dos sesiones, se pusieron una mascarilla quirúrgica de papel desechable o un respirador n95 ajustado.

Después, los científico­s compararon las respuestas fisiológic­as y subjetivas de los ciclistas durante cada sesión y encontraro­n pocas variacione­s. Usar mascarilla no había hecho que el ciclismo se sintiera o fuera más agotador y no había cansado a los ciclistas antes de tiempo. El único efecto sustancial fue el de las mascarilla­s n95, que aumentaron ligerament­e los niveles de dióxido de carbono en la respiració­n, probableme­nte porque las mascarilla­s estaban muy ajustadas. pero ninguno de ellos se quejó de opresión en el pecho, dolores de cabeza u otros problemas respirator­ios.

la mayoría expresó cierta sorpresa, en cambio, de que las mascarilla­s no les hubieran molestado, dice Danny Epstein, médico del departamen­to de medicina interna del campus de atención Médica de rambam, quien dirigió el nuevo estudio. Ellos “habían creído que su desempeño se reduciría con el uso de cubrebocas”, dice.

Las expectativ­as sobre los tapabocas se basan en ideas preconcebi­das

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