LA NACION

Madre e hijo, en una novela fuerte y original

- Carolina Esses

“Aquella mañana en que la odiaba más que nunca, mi madre cumplió treinta y nueve años. Era bajita y gorda, tonta y fea.” así empieza El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes, de Tatiana Țîbuleac (Moldavia, 1978). Quien narra es aleksy, un adolescent­e con problemas psiquiátri­cos a quien su madre le pide pasar un verano juntos en un pueblo de Francia. a través de un lenguaje crudo, poético, que sigue las impresione­s y los pensamient­os tortuosos del narrador, la novela cuenta la transforma­ción de ese vínculo madre/hijo a la vez que narra el pasaje de la vida a la muerte: la madre, le confiesa en las primeras páginas, está muriendo de cáncer.

inmigrante­s polacos que viven en londres, la familia de aleksy es lo que los norteameri­canos llaman una familia disfuncion­al: un padre violento que abandona a la madre y al hijo, una hermana muerta, una madre demasiado herida como para hacerse cargo del padecimien­to de otro –“alguien que me había apartado de un puntapié como a un perro cuando yo estaba dispuesto a ser un perro solo por sus caricias”, dice aleksy– y una abuela ciega. puede que esta semblanza roce lo grotesco: afortunada­mente el narrador se ríe, por momentos, de sí mismo y así sortea lo que de otra manera hubiese sido un largo melodrama. no lo es. De lo que habla la novela es de dos personas –madre, hijo– que esperan la muerte como si se tratara de un alumbramie­nto y que, a partir de esa espera, sin solemnidad, empiezan a reencontra­rse. la manera en la que la autora narra sin demasiada acción pero con descripcio­nes potentes, el leitmotif que se intercala entre los capítulos (“los ojos de mi madre lloraban hacia adentro/ los ojos de mi madre eran campos de tallos rotos”) y la construcci­ón de los personajes hacen de El verano en que mi madre... una novela conmovedor­a, aunque sin la menor sensiblerí­a. Țîbuleac pone en boca de aleksy metáforas originales: “Mi madre parecía una planta de interior sacada al balcón. Yo parecía un criminal lobotomiza­do. Éramos, al fin, una familia”.

la autora moldava no se instala, sin embargo, en la retórica del dolor. Fiel a los preceptos clásicos de la novela, los personajes cambian, hay un tránsito que el lenguaje acompaña. la vida de aleksy avanza y la crudeza se vuelve más amable. El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes es una obra sobre la relación filial de gran belleza, que reflexiona sobre el arte sin soltar la atención del lector.

 ??  ?? EL VERANO EN QUE MI MADRE TUVO LOS OJOS VERDES Tatiana Tîbuleac Impediment­a Trad.: M. Ochoa de Oribe
256 págs./$985
EL VERANO EN QUE MI MADRE TUVO LOS OJOS VERDES Tatiana Tîbuleac Impediment­a Trad.: M. Ochoa de Oribe 256 págs./$985

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina