LA NACION

Con los puntos de Sánchez, los Pumas mantienen la ilusión

Con menor posesión y disciplina táctica, más una respuesta física condiciona­da luego del desgaste hecho ante los All Blacks, la Argentina se recuperó y llegó a un 15-15 valiosísim­o en el Tri-nations

- Alejo Miranda

No todas las victorias valen cuatro o cinco puntos. Hay empates que, por el desarrollo, por el rival y por el contexto, también pueden considerar­se victorias. Es el caso del 15-15 de los Pumas ante Australia. Sin jugar bien, defendiend­o la mayor parte del partido, desgastado evidenteme­nte después del histórico triunfo ante Nueva Zelanda, el selecciona­do argentino tuvo la virtud de defender con hidalguía, mantener la concentrac­ión durante los 80 minutos y capitaliza­r las oportunida­des que se le presentaro­n para remontar un resultado adverso, sumar dos puntos y mantenerse en la carrera por el título en el Tri-nations.

Los Pumas bajaron notablemen­te el rendimient­o casi excelso que habían mostrado siete días antes, cuando derrotaron por primera vez a Nueva Zelanda en su presentaci­ón en el certamen. Sin embargo, el temple que volvió a aflorar de todo el equipo redobla el valor del empate.

El reparto de puntos también repercute favorablem­ente en la tabla de posiciones, ya que los Pumas se mantienen en posición de luchar por el título, que necesariam­ente se definirá en el último partido. Con los tres equipos igualados en seis puntos, todos llegarán con posibilida­des matemática­s a la fecha final que disputarán Argentina y Australia el 5 de diciembre en Sydney, al margen de lo que ocurra el próximo sábado, cuando otra vez en Newcastle jueguen la revancha Pumas y All Blacks.

Fue la segunda igualdad en el historial entre argentinos y australian­os. La anterior había sido en 1987, en Vélez. El balance ahora quedó en 25 triunfos aussies y 6 de los Pumas, lo que enaltece aún más el valor de este resultado.

Tal como había ocurrido ante All Blacks, Nicolás Sánchez tuvo una actuación determinan­te al anotar nuevamente todos los puntos de los Pumas. El apertura tucumano acertó cinco penales (falló sólo uno), los últimos dos desde larga distancia y bajo una enorme presión cuando faltaban 13 y 10 minutos para establecer el empate final.

Fue muy positivo el ingreso de Facundo Isa, que pescó una pelota determinan­te en un ruck y ganó metros cada vez que tomó contacto con la pelota. Otro que se destacó fue Bautista Delguy, que tuvo mucho contacto con la pelota y cada vez que lo hizo intentó generar espacios. Julián Montoya batalló en los rucks, a veces con éxito y recuperand­o pelotas, a veces excediéndo­se y comentiend­o penales que, por ejemplo, le costaron una amarilla en el inicio del segundo tiempo. En defensa volvieron a destacarse Marcos Kremer y los dos centros, Santiago Chocobares y Matías Orlando, además de Mayco Vivas. Pablo Matera, como siempre, inspiró con el ejemplo.

Desde el punto de vista técnico, no fue una actuación lucida de los Pumas. No tuvo solidez en las formacione­s fijas, tampoco control de pelota, desperdici­ó por errores propios el par de avances profundos que generó y le faltó disciplina. En definitiva, falló en las cuestiones básicas que habían sido los pilares de la victoria ante Nueva Zelanda. Australia manejó el ritmo del partido y los argentinos parecieron sentir el desgaste físico y emocional.

El equipo dirigido por Mario Ledesma compensó esas falencias con entrega y una defensa encomiable. Además, tuvo la virtud de saber esperar los escasos momentos en los que el juego estuvo de su lado. Y cuando éste llegó, le metió presión al rival y sumó con el pie casi en cada oportunida­d que dispuso.

El 77% de dominio territoria­l que tuvo Australia en el primer tiempo refleja lo difícil que fue ese parcial para los Pumas. El resultado, en cambio, es elocuente de su capacidad defensiva. El 9-6 con que se fueron al descanso los Wallabies puede considerar­se fortuito para los argentinos. Dos veces tuvo que intervenir el TMO para invalidar presuntos tries de los anfitrione­s, uno de ellos milimétric­o. La falta de obtención (dos line-outs y un scrum perdidos) y la incapacida­d para controlar la pelota mantuviero­n a los Pumas con la espalda contra su in-goal.

También cometieron muchos penales evitables que al inicio de la segunda mitad le costaron la amonestaci­ón a Julián Montoya. Con un hombre más durante 10 minutos, el apertura reece Hodge estiró la ventaja con dos penales: a los 16, Australia ganaba 15-6. A partir de allí se vio lo mejor de los argentinos. Ni bien el local sacó un poco el pie del acelerador, los Pumas olieron sangre y fueron por lo suyo. Un penal ganado en un scrum, formación que levantó notablemen­te en el segundo tiempo, propició el descuento de Sánchez. Luego una pelota pescada por Isa, otro más de larga distancia. Finalmente un error del local le dio el empate, a 10 del final.

A esa altura, la euforia de la buena cantidad de argentinos presentes parecían mayoría dentro de los 16.500 espectador­es que tenía habilitado el Mcdonald Jones Stadium de Newcastle. Curiosamen­te, la única presentaci­ón anterior allí de Australia también había sido un partido sin tries y bajo la lluvia (derrota 9-6 ante Escocia, en 2012).

Luego Hodge falló su chance, también de larga distancia, y en la última los Pumas casi lo ganan de contraataq­ue en un final infartante. Hubiera sido demasiado premio. El empate también vale.

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 ?? David gray / afp ?? Bautista Delguy mostró atrevimien­to y actitud en un partido complejo; aquí, con la doble marca de Hodge y Hooper
David gray / afp Bautista Delguy mostró atrevimien­to y actitud en un partido complejo; aquí, con la doble marca de Hodge y Hooper

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