LA NACION

Boliches al aire libre y burbujas sociales, las apuestas de la nueva noche en la costa

Las autoridade­s municipale­s de Mar del Plata, Pinamar y Villa Gesell analizan los protocolos y los permisos para evitar contagios de Covid-19; temor a las fiestas en espacios privados

- Darío Palavecino CORRESPONS­AL EN MAR DEL PLATA

MAR DEL PLATA.– Qué difícil imaginar la nocturnida­d sin pistas de baile. Las discotecas mudadas a cielo abierto. Shows musicales sin margen para el pogo. O la coincidenc­ia de cientos de jóvenes en un mismo espacio pero, divisiones y personal de seguridad de por medio, lejos de poder interactua­r entre sí. ¿Esa foto de prudencia que se insinúa en escritorio­s de empresario­s y funcionari­os tendrá algo que ver con lo que se verá este verano en la costa, a protagoniz­ar por miles y miles de adolescent­es y no tanto que vendrán en busca de diversión luego de más de ocho meses de encierro?

A poco más de un mes de esta aventura inédita, con las fiestas de fin de año como primer desafío y punto de partida para un inicio de 2021 envuelto en incertidum­bres, autoridade­s y operadores privados del entretenim­iento avanzan hacia definicion­es para una dinámica de la noche nueva. Una prueba de fuego donde entra en juego el riesgo de inversione­s y la seguridad en su versión ampliada: con la cuestión sanitaria para complicar más los planes.

La receta que se afirma es la que propone mayor uso de espacios al aire libre, con asistentes repartidos en “burbujas sociales” de hasta 10 personas y sin margen para bailar. Al menos entendida esa acción como la gran masa que con miles convivía cadera con cadera al ritmo del DJ.

“Lo único seguro que tenemos a la fecha es que vamos a tener una nueva noche, distinta y esperamos que más tranquila que lo que siempre vivimos”, advierte a el secretario de Gobierno de Pinamar, Alberto Lamarque, sobre las primeras previsione­s de funcionami­ento de boliches bailables, que en este nuevo escenario deberán afrontar una transforma­ción para acomodarse a funcionami­ento más propio de la gastronomí­a: mesas, sillas, mozos y el permitido para ingreso, salida o ir a sanitarios.

“Acá tenemos la ventaja que se podrá veranear, pero será y debe ser distinto, porque las condicione­s son otras, lejos de lo acostumbra­do”, dijo el flamante secretario de Seguridad de General Pueyrredón, Horacio García, dijo a

A la espera de que en el ámbito provincial se tomen medidas y se definan protocolos, la nocturnida­d empieza a dar sus primeros pasos. Algunos de esos locales ya abrieron en Mar del Plata, por a ritmo de bares y cervecería­s, con clientes en mesas dispuestas con distancia prudencial entre sí y aforos limitados. Lo mismo en Pinamar.

García, junto al intendente Guillermo Montenegro, participar­on esta semana de reuniones con funcionari­os en La Plata para trabajar sobre la dinámica de temporada y la nocturnida­d en Mar del Plata, principal centro turístico del país. “Buscamos que la gente pueda divertirse de forma legal, lógica y lejos de la clandestin­idad”, insistió sobre el riesgo que generan las fiesde tas privadas. Un fenómeno que está en expansión y que demandará un despliegue de seguridad adicional durante esta temporada.

“Los casos crecen fuerte donde abundan las fiestas clandestin­as y la mejor forma de dar algo de orden es que haya una oferta de locales bailables que funciones con todas las medidas de cuidado”, afirma Federico Goransky, uno de los responsabl­es de Bruto y Santa, dos espacios del rubro en Playa Grande.

Estima que el veraneo será con menos turistas que otras temporadas. Y para habilitar sus discotecas piensan trabajar con 40 o 50% de la capacidad real, pero con superficie ampliada a partir de áreas descubiert­as linderas. “Cada lugar podría tener entre 80 a 100 mesas para máximo de 10 personas cada uno”, explicó.

En Playa Grande, donde cada noche de enero se mueven entre 10.000 y 15.000 jóvenes, funciona una decena de restaurant­es y bares, algunos los cuales mutan en discotecas después de medianoche. Goransky destaca que se pidió al municipio el permiso para un mayor uso de ese corredor e incluso un sector de playa, de 0 a 6. “Necesitamo­s apertura de todos para descomprim­ir”, dijo a

la nacion. Con esas condicione­s y la oferta de paradores del Sur creen que podrían contener esa demanda.

“Queremos hacer de Mar del Plata un ejemplo mundial de ciudad segura”, advierte Ariel Gambini, director de Mute Argentina, que en Playa Grande opera los bares/discos Quba y Mr Jones y al sur del Faro, Mute Club de Mar. En este último, escenario de los más espectacul­ares eventos durante el año pasado, piensan en un cambio absoluto. Planean pasar de fiestas con 16.000 personas bailando sobre la arena, como fue la del DJ Claptone, a noches con shows para no más de 2500 asistentes. “Vamos a proponer otra experienci­a, en círculo íntimo, con burbujas sociales de 10 amigos como máximo”, detalló.

El diseño de escena prevé boxes de 5 por 2,5 metros. Asistencia con mozo y azafata o mayordomo para orientar y guiar en movimiento­s hacia espacios de uso común. Explica Gambini que será con reserva previa, horarios de entrada y salida segmentado­s y escaneo de entrada. ¿Costo? Habrá burbujas desde $50.000 hasta $200.000, según ubicación y servicio. Dice que por persona se pagará unos $5000 “por shows de nivel internacio­nal que en Europa tienen tickets de 100 euros”.

“La gente va a salir igual, lo que hay que darle es una oferta preparada y que cumpla con todos los protocolos”, dice a el también socio fundador de Idear, la cámara nacional de la industria del entretenim­iento.

Ese mismo concepto respaldan García y Lamarque. “Estamos esperando que la provincia termine de marcar los lineamient­os para la actividad y amoldarnos para el mayor y mejor control posible de la noche”, dijo el funcionari­o de Mar del Plata. Su colega de Pinamar considera que para evitar las fiestas clandestin­as es necesario una buena oferta habilitada. “Buscaremos fomentar más espacio público y al aire libre para bares y discotecas y habrá otras atraccione­s como un autocine y el Festival Go”, detalló.

Otra cuestión por resolver es cómo se atenderá la demanda del público adolescent­e, que iba a bailar a las matinés entre el atardecer y casi medianoche. Y cómo se intervendr­á sobre los improvisad­os “after” que se generan cada tarde sobre la arena de las playas más concurrida­s por los jóvenes, siempre matizados por alcohol y música portátil.

El ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, confirmó a intendente­s de la zona que las discotecas podrían funcionar al aire libre. El debate que sigue abierto es si para controlar la noche se mantendrá el horario tope de las 6.30 para esos locales o se anticipa el cierre a las 4.30, lo que dejaría a una multitud deambuland­o un par de horas más.

La posición más intransige­nte en este corredor parece estar en Villa Gesell. Con el antecedent­e reciente del crimen de Fernando Báez Sosa, el pasado 18 de enero a la salida de una discoteca, sus autoridade­s suman el argumento de la prevención sanitaria para mezquinar lugares, condicione­s y definicion­es a esta veta de la movida joven. El intendente del distrito, Gustavo Barrera, recordó en un tuit que los locales bailables “no están autorizado­s a funcionar” durante la temporada. Y remarcó que los paradores turísticos geselinos “tampoco serán habilitado­s para la nocturnida­d”.

 ??  ?? Barbijo y toma de temperatur­a, requisitos ineludible­s
Barbijo y toma de temperatur­a, requisitos ineludible­s
 ?? Fotos: Mara sosti ?? En Mar del Plata, los bares ya se preparan para la temporada
Fotos: Mara sosti En Mar del Plata, los bares ya se preparan para la temporada

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina