El protocolo porteño habilita actos de graduación al aire libre
Será para el fin del primario y del secundario; podrán asistir hasta 100 personas, según el lugar; la provincia enviará los protocolos la semana próxima
El acto de egresados del hijo menor de Liliana Quinterno, que este año termina la primaria, ya tiene fecha y hora. Según informó la escuela mediante un correo electrónico, será el jueves 17 de diciembre, a las 19.30, virtual. Pero anteayer a última hora, Quinterno compartió en el chat de padres un archivo pdf, en el que están depositadas sus esperanzas: el protocolo de la ciudad de Buenos Aires para los actos de colación en las escuelas estatales y privadas.
Según detalla el documento, que lleva las firmas de las autoridades del Ministerio de Educación porteño, podrán hacerse de manera presencial, en los espacios del mismo establecimiento educativo o en algún otro predio cercano, como polideportivos, campos de deporte, clubes de barrio, plazas o parques.
“Mis dos hijos terminan sus ciclos escolares. Uno está en séptimo grado y el otro en quinto año, y estamos rezando para que la entrega de diplomas se pueda hacer de manera presencial. Desde el colegio no nos confirmaron nada, pero esperemos que sea posible. Fue un año muy difícil, y los chicos no se merecen un cierre detrás de la pantalla de la computadora. Que puedan verse las caras entre ellos y con sus maestros para festejar la culminación de una etapa tan importante sería lo mejor”, dice Quinterno, que ruega que llegue el anuncio de los directivos del colegio.
Para prevenir los riesgos de contagio de Covid-19, el texto dice que se deberán priorizar los espacios al aire libre, pero que también se podrán usar los teatros, “debiendo aplicarse a tales efectos el Protocolo para el Desarrollo de Actividades Escénicas con Público”. Desde la cartera que conduce Soledad Acuña, confiaron que en las últimas semanas recibieron una gran cantidad de consultas sobre este tema, y que la intención de la ministra coincide con la voluntad que se ratifica desde hace meses.
“Que todos los chicos puedan tener espacios de presencialidad antes de que termine el año, y que los que culminan un ciclo no lo hagan cerrando una computadora”, respondió una fuente del ministerio, que admitió que si bien en un principio se pensó en ajustar alguno de los ya existentes para las actividades escolares habilitadas, luego se tomó la sugerencia del Ministerio de Salud porteño, que insistió en un protocolo específico.
Según las medidas del documento, en espacios al aire libre se debe respetar el máximo de 100 personas por acto. El coeficiente de ocupación debe ser de 1 persona cada 4 metros cuadrados. “En espacios cerrados, el coeficiente de ocupación no puede superar el 30% de la capacidad máxima habilitada, en lo posible, se debe evitar la división de secciones”, se detalla. Cada egresado podrá estar acompañado por un máximo de 2 personas, y se podrá incrementar la participación en un acompañante más, siempre que se respete la cantidad máxima de 100 participantes.
Los actos deberán tener una duración máxima de 90 minutos y se deben prever otros 90 entre acto y acto para limpieza y desinfección . Es obligatorio el uso de tapaboca durante el evento, que debe cubrir por completo la nariz, boca y mentón.
“En caso de estudiantes que por su perfil sensorial u otra característica específica relacionada a la condición de discapacidad no estén en condiciones de utilizar el barbijo o la máscara facial durante el desarrollo del acto, deberán extremarse las demás medidas de prevención, como la distancia social y el lavado de manos o uso de alcohol en gel”, advierte el protocolo en calidad de excepción.
Como en cualquier graduación, habrá aplausos y ovaciones. Pero las sonrisas y alguna lágrima se esconderán detrás del barbijo. Para garantizar las medidas de distanciamiento social, nadie entregará en mano las medallas ni los diplomas. Estos reconocimientos estarán sobre una mesa y cada estudiante lo tomará.
Los acompañantes serán ubicados por grupo familiar. “Para efectuar la distribución de personas se podrá establecer alguna de las siguiente medidas según el espacio a usar, como la demarcación en el suelo por grupos familiares; la distribución de las sillas o butacas con una distancia entre sí de 2 metros, y hacia sus 4 lados. Para espacios que cuenten con butacas fijas, se deberá intercalar, en cada fila, las butacas ocupadas y libres con excepción del grupo familiar, que podrá ubicarse en continuo.
Incertidumbre bonaerense
Según declaraciones de directivos de algunos colegios del conurbano bonaerense que fueron consultados, en la provincia de Buenos Aires no hay aún protocolos para este tipo de actos. Desde la Dirección General de Escuelas, que encabeza Agustina Vila, tampoco hubo repuestas. “No tenemos ninguna claridad en cuanto a la posibilidad de hacer graduaciones para celebrar los cierres de los sextos años. No hay protocolos. Lo único que podríamos hacer es lo que indica la resolución 63/20; no más de 30 alumnos en simultáneo y divididos en burbujas de diez, sin familiares. Lo mismo que fue habilitado para el regreso a la presencialidad”, explica Lucía Monsegur, directora de Relaciones Institucionales y Finanzas del colegio Michael Ham, con sedes en Vicente López y Nordelta.
Desde Educación de la provincia indicaron que desde que se aprobó la resolución 63/2020, que enmarca el desarrollo de actividades presenciales en las escuelas, está previsto el desarrollo de los actos de colación, para los niveles de primaria y secundaria. Y afirmaron que los protocolos específicos para la realización de este tipo de actividades serían enviados a las escuelas la semana próxima.
“Impera que la ministra de la provincia se expida, devolviéndoles a los alumnos de los últimos cursos el derecho de cerrar dignamente el ciclo escolar. Los rituales de despedida permiten cerrar etapas, y no tenerlos en este año tan particular suma al deterioro emocional existente más frustraciones y desilusión –reclama Monsegur–. El momento de definir es hoy. No se puede trasladar un acto de graduación a febrero o marzo porque pierde sentido”.
Natalia Gherardi y su familia son de Lomas de Zamora. Este año, el hijo mayor, que ya cumplió 18 años, termina el secundario. Los Gherardi, junto con otras familias de diez colegios privados, trabajan en coordinación para promover la autorización de los actos de fin de año. Pero no tienen novedades: “Las familias hemos acompañado todos estos meses las medidas adoptadas para mitigar las consecuencias del Covid-19. Valoramos los esfuerzos de escuelas y docentes para brindar continuidad pedagógica a nuestros hijos, que también tuvieron nuestro acompañamiento y apoyo. Cuando la situación epidemiológica mejoró, seguimos muy de cerca a las escuelas para que puedan volver a recibir alumnos de manera presencial en cumplimiento de la decisión del Consejo Federal de Educación”.
“En un momento en que se han habilitado los restaurantes, gimnasios, clubes y espectáculos públicos, alumnos que terminan el secundario merecen que las autoridades permitan organizar un acto de graduación apropiado, que se enfoque en ellos de modo de reparar algo de todo lo que perdieron”, refuerza Gherardi.
Darío Álvarez Klar es director ejecutivo de la Asociación Civil HUB Educación e Innovación, y fundador de la red educativa Itínere, conformada por cinco colegios privados de la provincia de Buenos Aires, laicos, mixtos y de modalidad bilingüe. Al igual que sus colegas de otras instituciones educativas bonaerenses, reconoce que en la provincia no hay protocolos al respecto. “Los ritos de egreso, tanto de la primaria como la secundaria, son momentos muy importantes en la vida de un alumno. No son celebraciones que solo tienen que ver con lo festivo, sino que se relacionan con el traspaso hacia algo nuevo, desafiante. Como no tuvimos respuesta, hace un tiempo presentamos a las autoridades educativas de la provincia un protocolo”, dice.
“Nos advirtieron que no podíamos tomar nuestras decisiones y lo respetamos. Pero tenemos iniciativa, somos proactivos y nos movemos para tratar de no llegar tarde a las necesidades de la comunidad. Junto con no volver a la escuela, ahora el hecho de no dejarlos tener su acto de colación deja a los alumnos, otra vez, en un segundo plano”, plantea.