El 35,4% termina el secundario a tiempo
Es en la gestión estatal, según un informe de la Universidad de Belgrano
“Apenas el 35,4% de los estudiantes del nivel secundario que concurren a establecimientos de gestión estatal terminan el ciclo en el plazo previsto”, advierte un informe del Centro de Estudios de la Educación Argentina (CEA) de la Universidad de Belgrano (UB).
Así surge del análisis de los datos oficiales disponibles publicados por el Ministerio de Educación de la Nación.
“De los 818.182 niños que comenzaron primer grado en
2007, solo 356.212 alumnos, es decir, el 43,5%, finalizaron el colegio secundario 12 años después, de acuerdo con el Ministerio de Educación”, plantea el informe del CEA.
“Pero las escuelas secundarias de gestión privada graduaron el
69,4% de los alumnos que iniciaron su escolaridad primaria en
2007, mientras que las de gestión estatal apenas lo hicieron con el
35,4%”, según puntualiza el relevamiento de la UB.
Si se mira la tasa de graduación, según cada jurisdicción, se concluye que “en Tierra del Fuego y en la ciudad de Buenos Aires terminan el ciclo secundario casi el
60% de los alumnos”. En cambio, en “Corrientes, Misiones y Santiago del Estero esa cifra es inferior al 35%, y se reduce aún más, hasta un 25%, entre los estudiantes de entidades estatales”.
“Cuando la pobreza es estructural, como la que padecemos, son necesarias líneas de acción que apunten directamente a la raíz del flagelo de la pobreza con exclusión social. Esas propuestas superadoras se concentran en la educación. El requisito mínimo es la escolarización completa de los adolescentes. Pero hoy nuestra escuela secundaria no es inclusiva ni de calidad, como lo puso en evidencia la última Prueba Pisa de 2018”, analiza Alieto Guadagni, director del CEA.
Guadagni recuerda que “en
2006 se dictó la ley 26.206, que establece la obligatoriedad escolar entre los cinco años y el fin del ciclo secundario, y que la ley 27.045, de 2014, estableció también la obligatoriedad de la sala de 4 años de nivel inicial. Es hora de cumplir estas disposiciones legales”.
“Nuestros adultos pobres y excluidos no terminaron la secundaria. Debemos lograr que sus hijos completen su escolaridad con buen nivel educativo. Así podremos quebrar este círculo nefasto de la reproducción intergeneracional de la pobreza”, concluye.