El drama bélico de Desmond Doss, un soldado que se juega entre la religión y las armas
No debe haber otro caso como el de Desmond Thomas Doss en la historia de las personas comunes y corrientes llamadas a servir a su país (Estados Unidos) en caso de guerra. Doss obtuvo en 1944 una medalla al mérito por haber arriesgado su vida para salvar a 75 de sus compañeros que luchaban bajo fuego en la terrible batalla de Okinawa, uno de los enfrentamientos claves del frente japonés en la Segunda Guerra Mundial. Doss logró esa proeza sin disparar un solo tiro. Y no disparó en ningún momento porque sus convicciones religiosas le impedían manejar un arma. Así y todo, nunca quiso tomar distancia de la guerra y mantuvo todo el tiempo su decisión de sumarse a las filas del ejército en ese momento crucial del siglo XX. La extraordinaria historia de Doss, un objetor de conciencia dispuesto al mismo tiempo a alistarse como soldado, fue elegida por Mel Gibson para su quinta película como realizador, Hasta el último hombre (Hacksaw Ridge). Detrás de las cámaras, Gibson siempre mostró una sensibilidad especial por representar en imágenes el sacrificio religioso y el heroísmo como hechos inseparables. Con su gigantesca voluntad, sin el apoyo de ningún gran estudio, Gibson logra aquí una formidable pintura de guerra con un realismo pocas veces visto y extrae de su protagonista, un Andrew Garfield comprometido al máximo, todo lo que puede dar. La incomprensión que despierta la actitud de Doss entre sus semejantes (el resto de los soldados y sobre todo sus oficiales superiores) es paralela a la que todavía despierta Gibson como cineasta. Obtuvo en 2016 seis nominaciones al Oscar y ganó dos (edición y edición de efectos de sonido). Disponible en Netflix, HBO Go, Movistar Play y Amazon Prime Video