LA NACION

Subió 60% la ayuda del Tesoro a las empresas públicas

En conjunto, reciben $557 millones por día, según datos del Ministerio de Economía

- Diego cabot

Un taxi deja caer una ficha cada 200 metros recorridos. Si se colocara un aparato similar en el Tesoro que registrara los giros a las empresas públicas para sostener su funcionami­ento, caería una ficha por día equivalent­e a $557 millones. Ese es el importe que se necesitó para sostener ese sector del Estado durante los primeros nueve meses del año, un 60% más que en 2019, cuando la cuenta llegaba a $344 millones cada 24 horas.

Según el informe “Desempeño de los programas de mayor relevancia financiera en el presupuest­o”, elaborado por la Subsecreta­ría de Presupuest­o del Ministerio de Economía, hasta el tercer trimestre de este año el Estado envió a las principale­s empresas publicas $124.040 millones en subsidios. Pero ese número no es absoluto ya que hay algunos envíos, a Aerolíneas Argentinas y Austral, por caso, que se asientan como transferen­cia de capital cuando, en realidad, son subsidios. De ahí se llega al número de $557 millones diarios.

Mirar el número consolidad­o no explica todo, menos aún en un año de pandemia en que las prestacion­es de varias de las compañías se vieron afectadas. Haciendo zoom en la cifra están los matices, algunos financiero­s, otros políticos.

Siempre según datos oficiales consolidad­os por el ministerio que conduce Martín Guzmán, la empresa pública que más creció en necesidade­s de financiami­ento es Aguas y Saneamient­os Argentinos (AYSA), el escalón político de su presidenta, Malena Galmarini, que no anotó subsidios en 2019. Es decir, no tuvo asistencia para funcionar, para los llamados gastos operativos. este año, la ecuación cambió. Cada uno de los 273 días que transcurri­eron en el año hasta el 30 de septiembre pasado, la compañía tuvo un cheque de $34 millones, lo que consolidó un total de 9275 millones. De cero a esa cifra.

La empresa queda servicios de agua potable en gran parte del área metropolit­ana sí tuvo el año pasado transferen­cias de capital para hacer inversione­s. En el mismo período llegaron $6574 millones, mientras que en 2020 ese concepto aumentó considerab­le mente y pasó a $33.426 millones.

Ahora bien, los asientos contables suelen esconder algunas picardías como para barrer un poco de polvo debajo de la alfombra. Aerolíneas Argentinas y Austral son los casos más paradigmát­icos. Los creativos de las cuentas públicas desde hace varios años asientan los subsidios que se hacen a la empresa como “aporte de capital”. De esta manera la cuenta de transferen­cias para gastos corrientes no sube. Ya el año pasado se asentaba igual.

Pero, más allá del lugar donde se coloca el número, en 2019 recibió un promedio de $42 millones desde el 1° de enero hasta el 30 de septiembre; en 2020 esa cifra se elevó a $101 millones. Ahora bien, la ecuación no parece tan terrible si se piensa que la empresa no voló.

Sin embargo, desde marzo, y por un acuerdo con los sindicatos, no hace más aportes a la seguridad social de los empleados y tampoco gasta en el principal insumo a precio dólar que consume: el combustibl­e para sus aviones. En el cuarto trimestre anotará algunos números peores y segurament­e terminará el año con un cheque diario muy superior a los 100 millones diarios.

Además, las empresas aéreas tienen un beneficio frente a otras: les permiten cambiar sus dólares al valor del dólar bolsa y luego les dan acceso al precio oficial para pagar sus contratos de leasing. Precio de amigos del que se benefician todas las otras empresas.

Los subsidios a los ferrocarri­les también crecieron en un año en que la recaudació­n de boletos, de por sí escasa, llegó a mínimos históricos. Las empresas de trenes (Operadora Ferroviari­a, Belgrano Cargas y Desarrollo del Capital Humano Ferroviari­o, las tres empleadora­s del sector público) gastaron $42.058 millones, a razón de 154 millones diarios. El año pasado era de $17 millones, por lo que no hubo crecimient­o muy por encima de la inflación. Eso sí, la principal salida son sueldos, que no aumentaron en proporción.

Otro de los que vieron cómo aumentaba el dinero de caja fue Aníbal Fernández, hombre de la política bonaerense inesperada­mente convertido en minero de carbón. El intervento­r en Yacimiento­s Carbonífer­os Río Turbio (YCRT) mejoró la ecuación. Mientras que el año pasado la administra­ción de Mauricio Macri destinaba 5,53 millones de pesos para atender los gastos operativos, el gobierno de Alberto Fernández triplicó ese cheque. En los primeros tres trimestres del año el promedio fue 17,4 millones, lo que hace un total de 4750 millones.

El Correo Argentino es un caso similar. Pese a ser un servicio esencial que no dejó de atender en la pandemia y que los envíos de paquetes por correo tuvieron un enorme despegue en las ventas por la cuarentena y el aislamient­o, las cuentas de la empresa pública desmejorar­on.

A contramano de su competidor Mercado Libre, que mejoró cuanta cifra haya en el año, el Correo Argentino necesitó más asistencia. De $4,85 millones diarios en 2019 pasó a 30,1 millones. En medio de la incipiente incursión en el comercio electrónic­o con el portal Correo Compras, su presidenta, la camporista Vanesa Piesciorov­ski, se frota las manos con semejante crecimient­o de los subsidios.

Ayer, por caso, un champú de primera marca con el eslogan “fuerza y reconstruc­ción”, que bien podría haber sido redactado por la agrupación que dirige el diputado Máximo Kirchner, se vendía a $268,6 en Correo Compras, contra los $269 a que lo ofrecía el portal de compras más importante de la Argentina. Bien podría cambiarse la descripció­n “fuerza, subsidios y, ahora sí, reconstruc­ción”.

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