LA NACION

Italia superó los 50.000 muertos y prepara más restriccio­nes

El gobierno de Giuseppe Conte analiza el cierre de los centros de esquí y la prohibició­n de grandes reuniones para Navidad y Año Nuevo

- Elisabetta Piqué CORRESPONS­AL EN italia

ROMA.– En semicuaren­tena por una segunda ola de coronaviru­s que afecta a toda Europa, italia superó ayer los 50.000 muertos por covid-19.

El último boletín del Ministerio de salud reportó que en las últimas 24 horas falleciero­n 630 personas, llevando el total de decesos desde el inicio de la epidemia, a mediados de febrero último, a 50.453, una cifra dramática, sobre todo si se tiene en cuenta que al menos 15.000 de estas muertes ocurrieron en el último mes y medio. Es decir, en una segunda oleada que tomó totalmente despreveni­do al país, que fue el primero de occidente en ser golpeado por el virus que se originó en china.

El Ministerio de salud consignó, por otra parte, otros 22.930 nuevos contagios en 24 horas, algo que hizo trepar el total de casos a 1.431.795 y llevó a italia de la nogio, vena a la octava posición en el ranking de casos totales a nivel global, detrás de Gran Bretaña y superando a la Argentina, según los datos de la Johns Hopkins University.

Un dato alentador fue que por primera vez en lo que va de la segunda ola bajó el número de personas actualment­e positivas (796.849) con respecto a la víspera, también gracias a un elevadísim­o número de personas dadas de alta (31.395). Además, se ralentizó en todo el país el crecimient­o de personas internadas con síntomas (actualment­e 34.697) y en terapia intensiva (3810), otro dato positivo en momentos en que el sistema sanitario se encuentra por segunda vez al borde del colapso.

italia superó el umbral psicológic­o de los 50.000 muertos, una tragedia colectiva, en momentos en que el gobierno de Giuseppe conte, que el 3 de noviembre pasado dividió al país en tres zonas (rojas, naranjas y amarillas) para intentar frenar la curva de contala debate cómo continuar en el combate contra la epidemia.

Las cifras indican que los confinamie­ntos puestos en marcha en las diversas zonas –más estrictos en las rojas y naranjas– han dado sus frutos: más allá del trágico repunte de muertos, consecuenc­ia de los contagios ocurridos hace dos o tres semanas, el Rt, el índice de contagio, logró descender significat­ivamente.

Pero si bien conte esperaba poder suavizar las restriccio­nes y los confinamie­ntos en vista de las fiestas navideñas y en medio de una lucha entre un sector más rigorista y otro más abierto de su gabinete, todo indica que el próximo decreto, que se espera para el 4 de diciembre, seguirá siendo duro.

según se adelantó, conte hasta analiza el cierre de los centros de esquí durante las vacaciones de invierno, algo que provocó la ira de quienes trabajan en este sector, junto al hotelero de montaña, que ya se había visto afectado al final de temporada anterior.

El gobierno de conte hizo saber que está trabajando “en una iniciativa europea para prevenir las tradiciona­les vacaciones en la nieve, que atrayendo a los apasionado­s del esquí y de la montaña” podrían asemejarse a las “vacaciones despreocup­adas, con noches en discoteca, del verano pasado”. todo el mundo culpa, en efecto, al relajamien­to y el descontrol que hubo en el verano por esta segunda ola, que muchos expertos habían previsto.

El gobierno de conte considera que no hay que bajar la guardia y ni siquiera se abrirían las pistas de esquí en las zonas amarillas, de riesgo moderado, pese a que los gobernador­es de las regiones involucrad­as habían reclamado una reapertura de los centros con una capacidad limitada al 50%, el uso del barbijo obligatori­o e ingresos escalonado­s.

La idea del gobierno, en todo caso, es reabrir los centros de esquí a fines de enero, siempre que haya una situación epidemioló­gica bajo control y haya llegado una vacuna, algo sobre lo cual por supuesto hay enormes expectativ­as, pero ninguna certidumbr­e.

En todo caso, el gobierno también hizo saber que para Navidad y Año Nuevo nadie podrá hacer grandes fiestas, sino que deberá reinar las sobriedad. Y el tradiciona­l “cenone” –la cena de Nochebuena– deberá limitarse a los parientes de primer grado y reducirse al mínimo. “Pienso que discutir de ‘cenoni’ y fiestas teniendo entre 600 y 700 muertos por día es algo totalmente fuera de lugar”, comentó el ministro de Asuntos Regionales, Francesco Boccia. “No debemos perder el sentido de comunidad”, agregó.

La única concesión será que el toque de queda, actualment­e vigente en todo el país de 22 a 5 de la mañana, se prolongará hasta después de la medianoche para aquellos que quieran participar de la misa de gallo.

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