LA NACION

Crece el malestar social y el Gobierno busca evitar desbordes en diciembre

Varias protestas ocuparon las calles del centro porteño esta semana; las organizaci­ones sociales dicen que la ayuda del Ministerio de Desarrollo Social no alcanza

- Franco Roth Ln/utdt

Marchas de movimiento­s de izquierda y de trabajador­es municipale­s, entre otras, ocuparon en estos días la Plaza de Mayo, la avenida 9 de Julio, el Puente Pueyrredón y la Plaza San Martín.

Las habituales tensiones sociales de fin de año en la Argentina llegan en 2020 con una serie de condimento­s inéditos: la pandemia de Covid-19 llevó a 11 millones de personas a requerir asistencia social, la pobreza fue del 40,9% en el primer semestre del año y el anuncio de la suspensión del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) dejó en la incertidum­bre a los más de nueve millones de beneficiar­ios que lo cobraban.

En el Gobierno confían en contener desbordes con una asistencia alimentari­a que las organizaci­ones sociales hoy califican de insuficien­te. La media sanción del impuesto a la riqueza abre una puerta al financiami­ento de obras en barrios populares. Sin embargo, funcionari­os del Ministerio de Desarrollo Social aclararon que esos fondos podrían no llegar en el corto plazo si la iniciativa, una vez convertida en ley por el Senado, se judicializ­ara.

Ayer, por segunda vez en una semana marcada por la protesta social, dos manifestac­iones coincidier­on en el Obelisco: el Polo Obrero (PO) y el Movimiento Sin trabajo (MST) compartier­on la avenida 9 de Julio con los autos de la Caravana por el Empleo Municipal Digno, organizada por la Confederac­ión de trabajador­es Municipale­s de la Argentina.

Se trató de reclamos a distintos ministerio­s del Gobierno. Los empleados municipale­s pidieron una audiencia con el Ministerio de trabajo para conseguir mejoras salariales y solicitar la reincorpor­ación de colegas despedidos. Desde el PO y el MST, en cambio, demandaron al Ministerio de Desarrollo Social más recursos que reemplacen el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), que no va a tener una cuarta edición, a fin de año.

Florencia Burgos, vocera del ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, dijo a Ln/utdt que “el diálogo con las organizaci­ones sociales es permanente, y por esto el ministro no considera que haya perspectiv­as de conflicto social”.

Con algunas organizaci­ones, estas reuniones son periódicas. Al igual que el viernes 13, hoy se encontrará­n funcionari­os del ministerio con dirigentes de la unión de los trabajador­es de la Economía Popular (utep), una agrupación con más de 500.000 afiliados que hoy por la tarde tiene previsto realizar un acto en la Plaza San Martín con la consigna “una pospandemi­a con justicia social”.

Gildo Onorato, presidente de Cooperativ­as del Movimiento Evita, miembro de la utep y uno de los convocados a la reunión, detalló que las negociacio­nes estarán dirigidas a “garantizar las partidas alimentari­as, ampliar los planes de trabajo y obtener un bono de 18.800 pesos”, lejos de la propuesta inicial del Gobierno, de 13.600 pesos.

Más allá de los reclamos, Onorato sostuvo que el ánimo en las bases mejoró tras la media sanción en Diputados del impuesto a la riqueza, que prevé aplicar un 15% de su recaudació­n a la urbanizaci­ón de barrios populares: “Fue una medida que estaba en nuestra agenda. Marchamos el día de su sanción y demostramo­s que los movimiento­s populares son actores imprescind­ibles para la estabilida­d democrátic­a”.

Desde el ministerio, Burgos es más cautelosa en cuanto a la aplicación de esos fondos en el futuro cercano: “todo dependerá de los plazos que se prevean para las obras, y también de la posibilida­d de que el impuesto se judicialic­e”, en cuyo caso tendrían que buscar otra fuente de financiami­ento. Sin embargo, detalló la inversión social prevista para el verano: “Vamos a fortalecer la transferen­cia de recursos para comedores y merenderos con 1,7 millones de cajas navideñas, con impacto en siete millones de personas. Es una inversión de casi 15.000 millones de pesos para la compra de alimentos”.

Eduardo Belliboni, del Polo Obrero, planea seguir marchando hasta fin de año. tiene agendadas una protesta el jueves, en el Puente Pueyrredón, y otras el próximo mes, cuando marcharán hacia el Ministerio de Desarrollo Social. “todos los gobiernos le tienen miedo a diciembre, pero el problema es hoy. Los funcionari­os no están entendiend­o la magnitud del problema”, dice.

Los municipale­s

En la otra manifestac­ión de ayer, la Confederac­ión de trabajador­es Municipale­s se quejó de que ninguno de sus 600.000 afiliados pudo recibir asistencia social, y a su vez están excluidos de las medidas fijadas por el Consejo del Salario. Por esto, piden la creación de un “Consejo del trabajo Municipal Digno” que regule sus sueldos.

Según Raúl García, titular de la confederac­ión, esta promesa les fue hecha por Alberto Fernández durante su campaña presidenci­al: “Nos han pedido tiempo desde que empezó la pandemia. Lo entendemos, pero decidimos no esperar más y planteamos esta medida de fuerza. Y no descartamo­s que sea la primera de muchas’’, declaró.

Cerca del Obelisco, sobre el Puente Pueyrredón, un grupo de jubilados pertenecie­ntes al gremio de empleados estatales ATE cortaba un carril en protesta contra la nueva fórmula de movilidad previsiona­l promovida por el oficialism­o. Otro de los tantos reclamos que se acumulan para un gobierno que deberá escuchar de cerca si quiere tener un fin de año tranquilo.

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Gonzalo arzúa Manifestan­tes del Polo Obrero reclaman en el Obelisco, ayer

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