LA NACION

Podrían prescribir la mayoría de las causas abiertas por violación de la cuarentena

La Cámara Federal de Casación Penal no podrá tratar todas las demandas y priorizará las graves

- Lucila Marin LN/UTDT

El 20 de marzo comenzó el aislamient­o social preventivo y obligatori­o (ASPO) en la Argentina, que restringió la circulació­n de los ciudadanos como una medida para contener la pandemia de coronaviru­s. Ese día, el juez Luis Rodríguez, encargado de intervenir en todas las denuncias, recibió 200 por violación de la cuarentena.

Según el Ministerio Público Fiscal (MPF) de la ciudad, se registraro­n 12.117 denuncias por violación del aislamient­o previsto en el DNU 297/2020. Se dispusiero­n efectivos policiales en varios puntos de la Capital Federal para controlar los permisos de circulació­n y secuestrar vehículos que no estaban autorizado­s. La mayoría de las personas fueron intimadas judicialme­nte y no recibieron más noticias respecto de la causa penal iniciada. Miembros de la Justicia Federal, encargada de ocuparse de estas causas, afirmaron que la mayoría todavía no avanzaron.

“Nosotros estábamos comiendo un asado en el parque de mi abuelo cuando llegó la policía y nos hicieron firmar actas a todos. Sospechamo­s que nos denunció un vecino”. Elisa, al igual que sus 35 familiares, tuvo que firmar un acta por la que se los notificó de infringir los artículos 205 y 239 del Código Penal.

El delito más imputado, con 5019 denuncias según el MPF, está previsto en el artículo 205 y hace referencia a la violación de medidas contra epidemias. Puede ser reprimido con prisión de seis meses a dos años. Luego le sigue, con 1895, el artículo 239, que establece prisión de 15 días a un año por resistenci­a o desobedien­cia a la autoridad.

A la semana siguiente del asado, un oficial se presentó en la casa de Elisa para intimarlos judicialme­nte. “Fueron a todas las casas, ahí decidimos unirnos y presentar un escrito. No me gustaría que me quede una causa penal como antecedent­e”, dijo la joven.

A pesar de tratarse de figuras que prevén penas leves, son delitos condenable­s. La Cámara Federal de Casación Penal, organismo que en última instancia deberá revisar todos los casos, sospecha que la mayoría, especialme­nte los que refieren al artículo 205, van a prescribir. Para que esto ocurra, deberán pasar dos años. Es importante recordar que, según Télam, a nivel nacional en octubre se habían registrado más de 151.000 denuncias por violar el aislamient­o.

Un representa­nte de la Cámara explica que deberán descomprim­ir la cantidad de causas y quedarse solo con las más graves. La imputación se puede extinguir mediante el pago de una multa, cuyo valor puede variar y cuyo mínimo es $5000. Además, en el caso de aquellos que hayan sido detenidos circulando en vehículos sin autorizaci­ón, estos podrían quedar decomisado­s.

También existe la posibilida­d de realizar una probation, es decir que la persona deberá realizar una donación. Durante el plazo establecid­o, el acusado no puede cometer otro delito. Este podría ser el mayor problema, ya que, si alguno tuviera, por ejemplo, un siniestro vial, empeoraría su condición. Ya no podría solucionar­lo mediante probation y debería ser juzgado por ambos delitos. Así, por infringir la cuarentena, estaría perdiendo esta chance. La pena ya no puede ser dejada en suspenso, por lo que se transforma­ría en prisión efectiva.

Federico Llamas fue el joven de 27 años que se hizo conocido al llegar en su camioneta desde Brasil en marzo. Luego de ser intercepta­do en un control de la autopista Panamerica­na, y ser escoltado hasta su casa en Flores, se escapó hacia Ostende, donde lo detuvieron. Finalmente, fue excarcelad­o y un policía permaneció en la puerta de su casa para corroborar los 14 días de aislamient­o correspond­ientes por haber llegado del exterior.

También fue imputado por infracción a los delitos mencionado­s. Al ser consultado por LN/UTDT por el estado de sus causas, el surfer se mostró molesto y declaró que “las causas penales están inventadas y son ridículas.”

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R. NÉSPOLO Federico Llamas, el surfer retenido en la Panamerica­na

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