Transición “EE.UU. Está de vuelta y listo para liderar El Mundo”, dijo Biden
El presidente electo presentó a parte de los miembros del gabinete que lo acompañarán cuando se mude a la Casa Blanca, en enero, y anunció el retorno al globalismo; Trump negó una vez más la derrota
WASHINGTON.– Estados Unidos vuelve al mundo. Ese fue el mensaje que dejó el presidente electo, Joe Biden, al presentar formalmente ayer a su equipo de política exterior y seguridad nacional en el primer día de transición formal luego de que el presidente Donald Trump cedió a las presiones tres semanas después de la elección presidencial y dio la luz verde para comenzar la transferencia del gobierno, aunque aún sin reconocer su derrota.
Con un sobrio discurso que brindó un vistazo al giro de estilo que se avecina en la Casa Blanca, Biden presentó a los hombres y mujeres que manejarán los hilos de la política exterior de Washington con un fuerte mensaje globalista que marcó un nítido contraste con el mantra “Estados Unidos primero” que dominó los años del trumpismo en el poder.
“Es un equipo que refleja el hecho de que Estados Unidos está de vuelta. Listo para liderar el mundo, no para retirarse. Listo para enfrentar a nuestros adversarios, no rechazar a nuestros aliados. Y listo para defender nuestros valores”, dijo Biden.
“Encarnan mi creencia fundamental de que Estados Unidos es más fuerte cuando trabaja con sus aliados”, completó.
La presentación estuvo marcada por la formalidad de los discursos y una coreografía planificada hasta el mínimo detalle.
Biden presentó a los nominados para la Secretaría de Estado, Antony Blinken; el Departamento de Seguridad Interior, Alejandro Mayorkas; la Dirección Nacional de Inteligencia, Avril Haines, y la misión de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Linda Thomasgreenfield, quienes deberán ser confirmados por el Senado. Pero fue el último nombramiento que presentó presidente electo el que dejó más en claro el espíritu globalista que tendrá su gobierno: John Kerry, el nuevo “zar del clima”, el más urgente y grave de los problemas que enfrenta el planeta.
“El mundo sabrá que uno de mis amigos más cercanos, John Kerry, está hablando en nombre de Estados Unidos sobre una de las amenazas más urgentes de nuestro tiempo”, dijo Biden.
Kerry, excandidato presidencial demócrata y exsecretario de Estado de Barack Obama, recordó una vez más que Estados Unidos volverá a unirse al Acuerdo Climático de París, y utilizó una frase de larga tradición en Estados Unidos para mostrar el férreo compromiso del nuevo gobierno con la ofensiva para preservar el medioambiente: “El fracaso no es una opción”, dijo.
Blinken, un asesor de extrema confianza de Biden, elegido para liderar el Departamento de Estado, remarcó en su mensaje que Estados Unidos no puede resolver los problemas solo.
“Necesitamos asociarnos con otros”, dijo Blinken. La presentación se hizo en Wilmington, Delaware, donde Biden afina su administración. A unas horas de allí, en Washington, Donald Trump comenzaba despedirse de la Casa Blanca.
La ofensiva
A regañadientes, y sin reconocer su derrota, Trump cedió a la presión de sus asesores más cercanos y de cada vez más republicanos y avaló el inicio de la transición formal de su gobierno a Biden, aunque, al menos en público, se mostró decidido a insistir en su infructuosa ofensiva legal para intentar dar vuelta la realidad.
La transición de Joe Biden comenzó a moverse más rápido luego de la luz verde al cambio de gobierno por parte de la Administración General de Servicios (GSA, por sus siglas en inglés). Uno de los primeros cambios visibles fue el traspaso de dominio de la página web de la futura nueva administración, que pasó de tener extensión “.com” a “.gov”, como cualquier otra página oficial.
El inicio de la transición formal implicó además que Biden comenzará a recibir los informes de la comunidad de inteligencia, un tema ríspido que inquietaba incluso a muchos republicanos que le pedían a Trump que cediera.
Pero, apenas unas horas después de ceder a comenzar el traspaso del poder, el mandatario prometió que nunca concederá su derrota electoral ante Biden.
Trump volvió a poner en duda la legitimidad de su victoria al reiterar sus infundadas denuncias de fraude, hablar de “votos falsos” y llamar a la elección que lo sacó de la Casa Blanca “la más corrupta de la historia”.
“¿Qué tiene que ver permitir que la GSA trabaje preliminarmente con los demócratas con continuar con nuestras diversas demandas sobre lo que quedará como la elección más corrupta en la historia política de Estados Unidos? Avanzamos a toda velocidad. Nunca concederá a votos falsos y ‘Dominion’”, dijo el mandatario anoche en Twitter, en referencia a una de las empresas involucradas en los comicios, blanco de teorías conspirativas.
El círculo de asesores del magnate dejó trascender que quizá nunca reconozca su derrota electoral. Trump ayer se mostró dos veces en público, pero se negó a responder preguntas de la prensa.
El presidente celebró un nuevo pico del índice Dow Jones en Wall Street, que superó por primera vez los 30.000 puntos, e indultó a un pavo, el rito tradicional de los mandatarios antes del Día de Acción de Gracias. Nada más.
Ninguna de las demandas de sus abogados ha prosperado en la Justicia, cada vez más republicanos se desmarcan de su gobierno y los estados avanzan sin prisa pero sin pausa en la certificación de los resultados. Ayer, fue el turno de Pensilvania y Nevada.
Pese a la ausencia de evidencias de fraude masivo, el fracaso de su ofensiva legal y el claro triunfo de Biden en la elección –va camino de convertirse en el primer candidato en recibir más de 80 millones de votos, seis millones más que el magnate–, Trump parece decidido a abandonar el poder sin dejar que el tinte de la derrota manche su marca política, con la idea de volver a la pelea por la Casa Blanca dentro de cuatro años.