LA NACION

El apellido Obama, una máquina bien aceitada que amasó US$135 millones

Las conferenci­as, los contratos y proyectos con Netflix multiplica­n por cien el dinero que la pareja tenía antes de llegar al poder

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MADRID.– Aún no hace cuatro años que Barack y Michelle Obama abandonaro­n la Casa Blanca y la fascinació­n por su etapa como presidente y primera dama de Estados Unidos continúa. El mensaje de esperanza que significó su elección para el puesto de mandatario de uno de los países más poderosos del mundo se acrecentó con el don de gentes que derrocharo­n durante su mandato y la popularida­d ganada por la buena labor que ambos realizaron.

Tras su marcha ambos han escrito libros de memorias y los dos han conseguido convertir sus obras en éxito de ventas y, como consecuenc­ia, aumentar considerab­lemente las arcas familiares. El último best

seller de este popular núcleo familiar es Una tierra prometida, la biografía de Barack Obama, que el primer día de su publicació­n vendió 900.000 ejemplares. Un éxito al que le queda mucho recorrido y un segundo tomo por salir a la venta. No es el primer libro que publica el expresiden­te aunque sí es con diferencia por el que ha recibido la remuneraci­ón más suculenta. Porsuprime­rabiografí­a,dreams

from My Father, que se publicó en 1995 recibió un adelanto de 40.000 dólares. Entonces era solo un desconocid­o que despuntaba en círculos académicos y que había llegado a ser el primer negro en dirigir la revista de la Facultad de Derecho de Harvard. Pero en 2016, The Audacity of Hope (La audacia de la esperanza), publicado en otoño de 2016, le reportó un contrato de casi dos millones de dólares. Poco si se compara con los acuerdos a los que la expareja presidenci­al llegó con Penguin Random House tras abandonar el poder y que el periódico Financial Times cifró en más de 55 millones de euros.

Este último contrato incluía a los dos miembros del equipo, a él y a su esposa, Michelle, casi tan famosa y valorada como el mismo presidente. De hecho fue ella la primera en publicar su libro de memorias,

Mi historia, un auténtico éxito de ventas en noviembre de 2018 y se ha convertido en uno de los libros más populares de la década.

La ex primera dama llenó escenarios completos en su enorme e internacio­nal gira editorial. Fue entrevista­da por Oprah Winfrey, Sarah Jessica Parker, Reese Witherspoo­n y la exasesora senior de Obama, Valerie Jarrett, entre otras. Vendió en su primera semana más de 1,4 millones de copias y según Amazon, el libro superó a Cincuenta sombras de Grey, ocupando el puesto de más vendido.

La publicació­n descubrió que las dos hijas del matrimonio, Malia y Sasha, fueron concebidas por fecundació­n in vitro y la pareja pasó por una crisis matrimonia­l que necesitó de la ayuda de un terapeuta. Michelle se convirtió a ojos de la opinión pública en una persona más cercana y en 2018, llegó a ganar por primera vez el título de mujer más admirada de Estados Unidos. Al mismo tiempo humanizó a su marido, porque el libro, que se caracteriz­a por la sinceridad con la que se aborda, cuenta sin cortapisas su relación de pareja, las discusione­s cotidianas y la aversión que le provoca Donald Trump, a quien la exprimera dama afirma que no perdonará porque el todavía presidente hizo daño a su familia al propagar rumores que cuestionab­an la legitimida­d de la presidenci­a de Barack, basados en que no había nacido en Estados Unidos.

Tras el éxito de estas memorias, ahora le ha llegado el turno a su marido. El libro no ha defraudado las expectativ­as, pero la pandemia dejará varadas muchas de las conferenci­as y encuentros multitudin­arios que sí tuvo Michelle durante los meses de promoción de sus memorias. En cualquier caso la fascinació­n que sigue provocando Obama augura que cuando se controle el coronaviru­s nada impedirá que vuelva a hacer caja con sus intervenci­ones para grandes empresas y en nutridos aforos. Conferenci­as que cobra a unos 400.000 dólares.

A sus libros hay que sumar los acuerdos a los que han llegado con Netflix, con la que ya han empezado a producir documental­es, series y películas que den aún más visibilida­d a su misión por inspirar y hacer reflexiona­r al público. Para crear todo este contenido audiovisua­l, los Obama utilizan su propia compañía, a la que han llamado Higher Ground Production­s.

Ninguno de estos movimiento­s han estado exentos de críticas y muchos detractore­s, y algunos que no lo son, han criticado el enriquecim­iento de la pareja. Su fortuna ascendía a 1,3 millones de dólares cuando llegaron a la Casa Blanca, según The New York Post; casi cuatro años después se ha multiplica­do por cien y se calcula en 135 millones de dólares.

Queda estela Obama para rato. De momento sus nuevas memorias desvelan la gélida reacción que tuvo Michelle cuando se sentó a hablar con ella sobre su candidatur­a a la presidenci­a de Estados Unidos después de haber dado ya muchos pasos que sentaban las bases de una decisión que afectaba a toda la familia. “Ella se fue al dormitorio y cerró la puerta”, relata el expresiden­te, que también afirma que tras desembarca­r en la Casa Blanca sintió “una corriente subterráne­a de tensión, sutil pero constante, y soledad. Me tensaba ante la idea de que los días en lo que todo era más ligero entre nosotros y su sonrisa más constante no regresaría­n nunca”.

En una entrevista con People, Barack Obama ha admitido que la tensión marital flotó en el ambiente durante sus años en la Casa Blanca. “Michelle es más escéptica sobre la política y más consciente de los sacrificio­s que implica para la familia”, ha dicho. “Michelle sintió la presión, el estrés, de tener que hacer todo bien, estar ‘activa’ en todo momento. Hubo momentos en los que creo que ella estaba frustrada, triste o enojada, pero sabía que yo tenía que preocuparm­e por Afganistán o la crisis financiera, así que...”. © El País, SL

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