China da otro paso hacia una de sus obsesiones: la conquista de la Luna
Una sonda recogerá polvo y rocas a una profundidad de dos metros en el satélite; ensayos para futuras operaciones tripuladas
PEKÍN.– China volvió a pisar fuerte en su objetivo de conquistar la Luna con el envío de una sonda que recogerá rocas del satélite para traerlas a la Tierra, en la primera operación de este tipo desde la que realizó la antigua Unión Soviética en 1976.
Esta ambiciosa operación permitirá igualmente al gigante asiático probar nuevas tecnologías, cruciales para cumplir su objetivo de enviar astronautas al astro lunar para 2030.
El cohete Larga Marcha 5 propulsó “con éxito” la sonda en la madrugada de ayer desde el centro espacial de Wenchang, en la isla tropical de Hainan (sur), según la agencia espacial china (CNSA).
Esta misión no tripulada Chang’e 5, llamada así por una diosa de la Luna en la mitología china, constituye la nueva etapa del ambicioso programa espacial chino, que hizo aterrizar una nave espacial en la cara oculta de la Luna a principios de 2019.
La sonda enviada esta vez está diseñada para recoger polvo y rocas, excavando el suelo a una profundidad de dos metros. Una vez en la
Tierra, las muestras ayudarían a los científicos a entender mejor la actividad volcánica de la Luna, y por tanto su evolución y su historia.
“Los científicos chinos y los de otros países tendrán la oportunidad de obtener, para la investigación, muestras lunares traídas por Chang’e 5”, prometió Pei Zhaoyu, director adjunto del organismo encargado de la exploración lunar en la CNSA. “Pero para China, los objetivos en materia de ingeniería son quizá los más importantes”, consideró.
Según Chen Lan, analista para el sitio Gotaikonauts.com, especializado en el programa espacial chino, Pekín “quiere utilizar esta misión para afinar las tecnologías necesarias en futuras misiones lunares tripuladas. Es un paso más para ver a chinos en la Luna”.
Chang’e 5 es el primer intento de traer de vuelta rocas lunares desde 1976 y la misión Luna 24, no tripulada, que realizó con éxito la Unión Soviética. Estados Unidos también trajo un total de 382 de rocas en seis de las expediciones Apollo.
La sonda Chang’e 5 pesa 8,2 toneladas. Comprende cuatro partes: un orbitador (que permanecerá en órbita lunar), un módulo de aterrizaje (que alunizará en el satélite), un módulo de ascenso (del suelo hacia la órbita lunar) y una cápsula de vuelta (hacia la Tierra).
Método complejo
Las rocas serán recogidas cerca del Mons Rümker, un macizo montañoso situado a una altura de más de 1000 metros en la cara visible del astro lunar.
A diferencia del programa soviético, en el que la sonda efectuaba directamente el trayecto Luna-tierra después de recoger las muestras, China utilizará un método más complejo.
Las rocas se colocarán primero en el módulo de ascenso, que deberá alcanzar la órbita lunar y luego acoplarse al orbitador, antes de ser transferidas a la cápsula de regreso a la Tierra.
“Es probablemente la necesidad de afinar las tecnologías de las misiones tripuladas lo que ha llevado a los ingenieros chinos a adoptar un método tan complicado, o incluso inútil”, apuntó Chen Lan.
“Esto no se ha hecho antes y es efectivamente bastante difícil”, indicó Jonathan Mcdowell, astrónomo del Centro Harvard-smithsonian de Astrofísica, en Estados Unidos.
Pero en caso de éxito, “el sistema chino robotizado de regreso de muestras se convertirá en el más flexible y eficaz”, señala.
Se espera que la sonda china aterrice en la Luna a fin de mes. El regreso de las muestras a la Tierra debería tener lugar a principios o mediados de diciembre.
No es la primera vez que China lanza una nave espacial a la Luna en el marco del programa Chang’e. Ya logró hacer aterrizar pequeños robots teledirigidos, los llamados “Conejos de Jade”, en 2013 y 2019 en misiones precedentes.
El lanzamiento de Chang’e 5 estaba previsto para 2017. Pero el fracaso de un vuelo de ensayo el mismo año del Larga Marcha 5, indispensable para la misión, llevó a aplazarlo.
China está invirtiendo miles de millones de dólares en su programa espacial para equipararse con Europa, Rusia y Estados Unidos.