Kailash Satyarthi. “Debemos mitigar el riesgo de perder una generación entera a causa de la pandemia”
El docente indio experto en infancia y premio Nobel de la Paz advierte que la pandemia expuso “una crisis de civilización”
Alos 11, Kailash Satyarthi dio el primer paso de un largo trayecto que medio siglo después depositaría el Nobel de la Paz en sus manos. Veía que muchos compañeros abandonaban la escuela porque sus padres no podían pagar sus libros. Así que convocó a un amigo, alquilaron una carretilla y buscaron libros usados. “En unas horas teníamos más de 2000, de todos los grados y materias”, rememora. “Me di cuenta de que si tienes ideas y convicciones, la gente ayuda”.
Quince años después, ya ingeniero eléctrico, dio el paso definitivo. Renunció a su carrera y fundó el movimiento Bachpan Bachao Andolan (Salvar la Infancia) para rescatar a los chicos del trabajo esclavo y reinsertarlos en la sociedad. Fue en 1980. Hoy, con más de 90.000 niños salvados, Satyarthi cree que falta mucho por recorrer. Más, tras el Covid-19.
“La pandemia no ha provocado las desigualdades que estamos presenciando; solo las ha expuesto y exacerbado. Y una vez que se levanten las cuarentenas, nos quedaremos con desafíos muy reales y cada vez más graves”, plantea a LA NACION desde el corazón de la India. “Si no hemos respetado los derechos de todos los niños durante el confinamiento y esperamos que los niños tengan oportunidades reales después del encierro, estamos negando la verdad”. Pero alberga esperanzas. “Siempre”.
–¿Qué es lo que más le preocupa de la pandemia? ¿Que provoque un aumento sustancial de la esclavitud infantil y de la trata?
–La crisis actual no es solo una crisis sanitaria, económica o social. Es una crisis de moralidad; es una crisis de civilización. Y los que más sufren son los niños. A nivel global, se calcula que 10,9 millones de chicos corren el riesgo de abandonar la escuela. Otros 130 millones de personas podrían sufrir inseguridad alimentaria aguda en todo el planeta. En solo seis meses podrían producirse 1,2 millones de muertes adicionales de menores de cinco años debido a la desnutrición. Entre 71 millones y 100 millones de personas podrían entrar en la pobreza extrema, lo que conllevará el primer aumento del trabajo infantil en dos décadas, ya que en algunos países se espera un aumento del 0,7% en el trabajo infantil por cada 1% de aumento de la pobreza. Antes de la pandemia, avanzábamos lentos pero firmes en un camino ascendente hacia la protección de los niños en la mayor parte del mundo. Pero incluso antes de los confinamientos inducidos por el Covid-19, el progreso en los objetivos de desarrollo sostenibles (ODS) de las Naciones Unidas relacionados con la infancia se había estancado y la desigualdad estaba creciendo. En la crisis actual, la respuesta mundial extremadamente desigual que tuvimos ante la pandemia causó un daño muy duradero a cualquier progreso logrado hasta ahora. El costo de esta grave injusticia para las comunidades más marginadas lo pagarán los niños más marginados durante las próximas décadas, como mínimo. Si no actuamos ahora, les habremos fallado a nuestros hijos en el momento en que más nos necesitan.
–Algunos países salen ahora del confinamiento, mientras que otros afrontan una segunda ola de contagios. ¿Podremos promover oportunidades reales para los niños en estas circunstancias?
–La pandemia no ha provocado las desigualdades que estamos presenciando; solo las ha expuesto y exacerbado. Y una vez que se levanten las cuarentenas nos quedaremos con desafíos muy reales y cada vez más graves. Si no hemos respetado los derechos de todos los niños durante el confinamiento y esperamos que los niños tengan oportunidades reales después del encierro, estamos negando la verdad. La verdad es que las oportunidades reales solo se crean en una sociedad que es igualitaria y compasiva con los más vulnerables.
–Aun así, ¿hay algo que considere esperanzador en estos días?
–Siempre tengo esperanzas. Veo esperanza en nuestros chicos, que han luchado para protegerse, no solo a sí mismos, sino también a sus comunidades en estos momentos de crisis. Los niños que han sido rescatados del trabajo infantil y la trata de personas por mi organización en la India, Bachpan Bachao Andolan, y que actualmente se quedan en nuestro centro de rehabilitación para recibir educación, se reunieron para coser máscaras faciales para las comunidades cercanas. Los chicos sobrevivientes de la trata, que ahora son adultos, viajan en bicicleta a través de las aldeas más susceptibles a la trata, lo que genera conciencia contra ese flagelo. Mis hijos son mi fuente de esperanza. A mediados de mayo pasado, la plataforma Laureados y Líderes por la Infancia emitió una declaración conjunta firmada por 88 ganadores del Premio Nobel y líderes mundiales para exigir una participación más justa para los niños al pedir a los gobiernos que prioricen y protejan a los niños más vulnerables del mundo durante y después del Covid-19, asignándole el 20% de los fondos de ayuda disponibles contra el Covid-19 al 20% de los niños más vulnerables del mundo y sus familias. Este compromiso y asignación de recursos para cubrir las necesidades de los más marginados del planeta salvarían 70 millones de vidas.
–¿Qué lecciones extrae de la reciente cumbre Fair Share for Children?
–Los integrantes de Laureados y Líderes por la Infancia alzaron sus voces durante la cumbre que se organizó a principios de octubre, destacando la situación crítica que enfrentan los niños más vulnerables del mundo y discutiendo posibles soluciones. Más de 40 premios Nobel y líderes mundiales universalizaron y potenciaron el llamado para obtener esa participación más justa para los chicos, con la liberación inmediata de 1000 millones de dólares, pero también para que los gobiernos y las empresas garanticen que no haya trabajo infantil en sus cadenas de suministro a través de nuevas leyes y de su cumplimiento efectivo. También urgieron a todos los países donantes, los prestamistas privados y las instituciones multilaterales para que cancelen toda la deuda existente de los países de más bajos ingresos para permitirles que cuenten con fondos para la protección social. También se convocó a la creación de un Fondo de Protección Social Global para proporcionar una red de protección para las comunidades más vulnerables y una declaración de las vacunas contra el Covid-19 como un bien común a escala mundial y gratuito para todos. Estas cinco demandas centrales tienen como objetivo movilizar acciones urgentes, compasivas y responsables por parte de los gobiernos del mundo. Debemos mitigar el riesgo de perder una generación entera a causa de la pandemia.
–¿Es eso posible? ¿O es mera expresión de deseos? Déjeme ir más allá: ¿puede esta pandemia resultar un punto de inflexión? ¿O buscaremos reiniciar nuestras vidas como eran antes del Covid-19?
–Podemos cambiar a través de la globalización de la compasión. La pandemia tiene el potencial de ser la maestra más severa de estos valores que mantienen unida a nuestra sociedad. Nuestra interconexión, nuestra capacidad para sentir el sufrimiento de los demás y nuestra capacidad para poner fin a ese sufrimiento nunca han sido más evidentes. Hemos pagado un precio muy alto por esta lección, debemos aferrarnos a ella y traducirla en nuestras elecciones sociales, políticas, económicas y personales. –Como alguien que a los 11 recolectó libros usados para otros chicos, ¿cuál es su mensaje para quien lea esta entrevista? ¿Puede él o ella realmente marcar la diferencia?
–Debemos desarrollar un profundo sentido de compasión por cada niño como si fuera nuestro propio hijo. La compasión nos llevará a actuar con la misma urgencia que mostraríamos si nuestro propio hijo estuviera en peligro. En esa línea, creo que los jóvenes del mundo son las voces más poderosas del cambio. He trabajado con millones de voces jóvenes en las últimas décadas y he sido testigo de cómo su poder cambia las políticas globales, aumenta las asignaciones presupuestarias y salva vidas. Actualmente estamos llevando a cabo la campaña mundial 100 Millones, que pide un mundo donde cada joven sea libre, seguro y educado. Está dirigido por niños y jóvenes que defienden los derechos de más de 100 millones de niños y adolescentes de todo el planeta que no son libres y están siendo abandonados a su suerte. Como parte de esta campaña, están pidiendo justicia para todos los niños y, en particular, una participación justa para los niños durante la pandemia de Covid-19 y más allá también. Si los líderes del mundo actúan ahora y dan a los chicos marginados lo que necesitan y les corresponde, podríamos brindar educación a todos los niños, podríamos apoyar a las familias más pobres con subsidios para asegurarnos de que nunca pasen hambre y podríamos brindar atención médica a la mayoría de las comunidades marginadas. Estoy muy orgulloso de que los jóvenes activistas que integran esa campaña 100 Millones se unan para proteger a los niños más marginados del mundo del impacto de esta pandemia. Desde Sudán del Sur hasta Perú, desde la República Checa hasta Kenia, estos jóvenes activistas están tomando medidas y exigiendo justicia para todos los niños.
–¿Hay alguna pregunta que no le planteé y quisiera abordar?
–No, gracias. Pero hago un llamado a los jóvenes de todo el mundo para que se unan a esta campaña y usen su voz para el cambio.