LA NACION

River se quedó corto

- Juan Patricio Balbi Vignolo

Los millonario­s igualaron 1-1 en Curitiba, pero fueron mucho más que Paranaense

Un tiro al arco en todo el partido. Tan solo eso necesitó Athletico Paranaense para poner en aprietos a River con un resultado que es difícil de justificar desde el desarrollo del juego. El dominio del equipo de Marcelo Gallardo en Curitiba fue total: tuvo la posesión, los tiempos y los espacios. Y en contraposi­ción, le faltó la calma y la precisión para poder destrabar un partido que siempre tuvo a disposició­n y necesitó de un agónico cabezazo de Paulo Díaz para rescatar un empate 1-1 en el duelo de ida de los octavos de final de la Copa Libertador­es. Gracias a la aparición salvadora del chileno, evitó la tercera caída del año en 19 encuentros y consiguió un gol de visitante que puede ser fundamenta­l para ganar la serie, pero no se fue conforme, sabe que se podría haber llevado un panorama mucho más positivo de Brasil y entiende que los errores pueden costarle caro en un torneo por eliminator­ia.

“¡Estamos bien! Falta el último pase”. El grito de Marcelo Gallardo, captado por la transmisió­n televisiva, definió a la perfección uno de los déficits fundamenta­les de River en Curitiba. Su equipo dispuso un 4-31-2 que rompió con el habitual 4-3-3 y, en parte, le dio una gran ventaja: tuvo tenencia de pelota, presión alta, intensidad para marcar y moverse y dinámica de juego. Pese a eso, la ausencia de claridad y fineza para poder capitaliza­r todos esos aspectos positivos en el marcador terminó siendo demasiado determinan­te.

Con Enzo Pérez de volante central, Santiago Sosa por derecha y Nicolás De La Cruz por izquierda en la primera zona del mediocampo, Ignacio Fernández se posicionó libre y adelantado, detrás de los delanteros, y tuvo tiempo y espacio para recibir, controlar, pensar y jugar entrelínea­s, pero no tuvo ni ingenio ni exactitud para resolver mejor y el equipo sintió esa ausencia. Adelante, Matías Suárez aprovechó las bandas para lastimar a espaldas de ambos laterales, aunque tanto él como Rafael Borré no estuvieron finos para definir.

Tampoco River buscó en demasía al arquero Bento, debutante de 21 años debido a los seis casos de Covid-19 que diezmaron a Paranaense. El equipo de Gallardo careció de contundenc­ia y nunca contó con supremacía numérica en el área. Tanto en el primer tiempo como en el segundo, Borré y Suárez tuvieron situacione­s para convertir, pero el dominio territoria­l no se reflejó en el área rival.

Enfrente se vio un tímido Athletico Paranaense, que debió rearmar su equipo titular sin dos arqueros y varios pilares del equipo titular (el lateral Abner y el mediocampi­sta ofensivo Nikão, entre otros). Replegado, sin la intención de disputarle el dominio de la pelota, no presionó en la salida, soltó a Enzo Pérez con la pelota y apostó a encerrarse para contragolp­ear en algún error de River. La única aproximaci­ón concreta previa al gol se dio a los cuatro minutos en un lateral que expuso algunas desconcent­raciones defensivas que luego volvieron a aparecer: Richard apareció solo en el punto del penal y elevó demasiado su remate.

En la segunda mitad, con los ingresos de Bissoli y Walter en ataque, logró cambiar el aire, adelantars­e unos metros y lastimar al aprovechar una marcada desatenció­n de Paulo Díaz y Javier Pinola, los centrales millonario­s. Una pelota aislada cayó entre ambos y el defensor chileno le dio tiempo y espacio a Bissoli para que pudiera sacar un preciso remate de derecha con una gran media vuelta que venció a Franco Armani a los 12 minutos.

Rápidament­e, el ingreso de Jorge Carrascal le dio frescura al Millonario, que se envalenton­ó tras la expulsión de Reinaldo por doble amarilla a falta de 25 minutos para el final. Y, aunque no mejoró sustancial­mente y siguió mostrando falencias en la creación y la definición, logró poner en aprietos a Paranaense a puro ímpetu, presencia y voluntad con un gran desgaste físico. La recompensa llegó muy tarde: con el tiempo cumplido, Díaz logró enmendar su error inicial con un gran cabezazo en un córner para estampar un injustific­ado y corto empate 1-1.

Según los números de opta, River tuvo el 69.8% de la posesión, dio 504 pases (83,3% precisos) contra 228 (63,2% precisos), remató 16 veces (5 a puerta) contra cinco (uno a puerta), tuvo 15 córners contra cuatro, envió 32 centros al área en jugada contra tres y ganó 61 duelos contra 46. Pero toda esa superiorid­ad ante un equipo que se supo inferior no la pudo transforma­r en un claro dominio para doblegarlo con precisión y contundenc­ia.

El empate le deja a Mardcelo Gallardo un saldo de dos triunfos, cinco igualdades y tres caídas en sus excursione­s a Brasil y una estadístic­a que le permite confiar a futuro: ganó las cinco definicion­es mano a mano frente a equipos brasileros. De ese empate agónico de Díaz y con la necesaria misión de corregir errores y resolver deficienci­as, River se aferra para confiar.

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Ap Apenas en el tiempo adicionado River consiguió, al menos, un empate en Curitiba: de cabeza, el chileno Paulo Díaz ganó arriba de todos

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