LA NACION

Redrado prevé “altísima presión” sobre el dólar

Dijo que será el clima hasta que llegue el acuerdo con el FMI; piden inversione­s en infraestru­ctura por US$4000 millones

- Esteban Lafuente

Según Martín Redrado, la Argentina está en una “pax cambiaria inestable” que el Gobierno atraviesa con “puentes” de corto plazo hasta llegar a la “otra orilla”, que simbolizan la renegociac­ión del programa con el FMI y la liquidació­n de la cosecha agropecuar­ia en 2021. “Hasta que no se genere el acuerdo con el Fondo, el país va a estar viviendo un período de altísima tensión cambiaria”, proyectó el expresiden­te del Banco Central en la 41ª Convención del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF).

Según el economista, las medidas del Gobierno para contener la brecha cambiaria y desinflar las presiones devaluator­ias son apenas recursos que sirven para ganar tiempo. “Digo inestable porque esta calma cambiaria está basada en instrument­os que permiten transitar hasta la otra orilla. Son señales fiscales de muy corto plazo que han significad­o fundamenta­l mente restringir el financiami­ento del Banco Central al Tesoro por una de las dos vías posibles”, afirmó Redrado, en referencia a los adelantos transitori­os de esa entidad.

En ese contexto, el economista planteó que una de las claves hacia adelante será la coordinaci­ón de las políticas monetarias y fiscales, a las que consideró partes de la política económica. “No se pueden pensar como compartimi­entos estancos. Hay que dejar atrás la idea de equilibrio parcial con lo fiscal, lo monetario y la inversión pública. Hacer política económica no es hacer un equilibrio parcial, sino tener una visión de equilibrio general que balice un programa plurianual”, dijo Redrado. “La pregunta central en esa necesidad de coordinaci­ón es cuánta emisión monetaria soporta un déficit hacia el año que viene”, dijo Redrado.

En ese contexto, Redrado fue crítico tanto de los funcionari­os del FMI como del equipo económico de Mauricio Macri por el diseño fallido y la ejecución de los dos programas firmados en 2018. “Hasta el FMI reconoce como error la meta de crecimient­o cero de la base monetaria. Fue una suerte de gran instrument­o que se iba a usar para poder bajar la tasa de inflación, pero nada de eso ocurrió”, dijo el extitular del BCRA, quien no obstante reconoció que ese plan “dejó una economía desmonetiz­ada que le permitió al nuevo gobierno tener la ventaja de aumentar la emisión por una demanda de pesos insatisfec­ha” inicialmen­te. Hacia adelante, rechazó la dicotomía entre shock y gradualism­o y reclamó a la oposición y el oficialism­o el acuerdo en un programa de estabiliza­ción y crecimient­o “simultáneo y convergent­e”, en el marco del acuerdo con el FMI.

En videoconfe­rencia desde Estados Unidos, Claudio Loser, exdirector para el Hemisferio Occidental en el FMI, estimó que el Fondo “no puede dar una reestructu­ración directa, pero lo más probable es que renegocie el programa y dé a la Argentina plata en tres años para ir pagando lo que debe. Eso es fácilmente arreglable, con plazos de repago de entre cinco y diez años”, sostuvo. En cuanto a las condiciona­lidades, Loser planteó que el FMI analizará “mirar” algunas cuestiones, como el sistema jubilatori­o, la legislació­n laboral y el sistema impositivo, y reconoció que esa gestión “no va a ser fácil”.

Por su parte, James Scriven, CEO del BID Invest (el brazo del BID para atender al sector privado), indicó que será el sector privado el “protagonis­ta central de la reconstruc­ción y desarrollo en América Latina”, por lo cual los Estados deben tener iniciativa­s para estimular las inversione­s. “Se trata de proteger y promover la inversión social”, agregó. Según el experto, en la Argentina “se requerirá una inversión de 4000 millones de dólares al año” en infraestru­ctura.

“La financiaci­ón de una economía sostenible será esencial, triplicand­o el crédito al sector privado, en el que Argentina tiene uno de los niveles más bajos de la región”, ilustró Scriven.

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