LA NACION

Advierten los fiscales que la reforma los somete al poder político

El proyecto kirchneris­ta deja al tribunal que puede desplazarl­os en manos de una mayoría de representa­ntes del Poder Ejecutivo y del Congreso

- Hernán cappiello

Fiscales federales expresaron su preocupaci­ón por el proyecto de ley aprobado en el Senado que modifica la ley orgánica del Ministerio Público Fiscal: denunciaro­n que si la iniciativa se convierte en ley, todos los fiscales quedarán expuestos a ser fácilmente suspendido­s si investigan al Gobierno. La maniobra, según argumentan, implica debilitar sensibleme­nte a la Procuració­n. “Es como poner a todos los fiscales en comisión”, se quejaron, en referencia a una modificaci­ón que aumenta la presencia del poder político en el tribunal con poder para removerlos.

La inquietud entre los fiscales es tan profunda que analizan iniciar acciones legales para frenar la ley, según se comentó en una asamblea extraordin­aria de la Asociación de Magistrado­s, con voces de todas las listas, y se conversó en el seno de la Asociación de Fiscales y Funcionari­os del Ministerio Público Fiscal de la Nación (Affun). “La ley implica un sometimien­to del Ministerio Público al Senado”, afirmó Carlos Rívolo, fiscal federal y presidente de Affun. Por una ley similar, impulsada años atrás, la Argentina terminó por ser denunciada ante la ONU.

El debate legislativ­o y político se centró en la modificaci­ón de las mayorías necesarias para elegir al nuevo procurador general de la Nación. Hasta ahora es necesario que el candidato reúna los votos de los dos tercios del Senado. El kirchneris­mo no tiene esa mayoría y necesita negociar con la oposición. Por eso promovió la nueva ley, que flexibiliz­a las exigencias y establece para designarlo el voto de la mitad más uno de los senadores.

“Se debilita el Ministerio Público. La mitad de los fallos de la Corte Suprema se remiten a la opinión del procurador y por eso es necesario que tenga estabilida­d en el cargo. Los mejores ejemplos de la importanci­a de que el cargo tenga esa legitimida­d los dio el exprocurad­or Nicolás Becerra en el Senado, cuando dijo que sin esa mayoría él no hubiera podido dictaminar contra la reelección de Carlos Menem, que lo eligió, o pronunciar­se en contra de la validez de las leyes de obediencia debida y punto final”, explicó Rívolo.

El presidente propuso a Daniel Rafecas como su candidato a procurador, pero el juez federal expresó que si cambiaban las reglas para designarlo, él desistía de su candidatur­a. El kirchneris­mo rechazó públicamen­te las condicione­s de Rafecas y avanzó igual con los cambios. Alberto Fernández, que rechazaba también la reforma, terminó dándole su aval. En su entorno esperan que la reforma naufrague en la Cámara de Diputados.

La iniciativa aprobada propone cambios controvers­iales, dijeron media docena de fiscales federales consultado­s por la nacion. Pero el cambio en la modalidad de elección del procurador es, en todo caso, lo que menos los alarma.

Los fiscales están preocupado­s porque se modifica la integració­n del tribunal de disciplina mediante el cual se puede suspender y remover a un fiscal. Actualment­e está integrado por siete personas: un representa­nte del Poder Ejecutivo, uno del Legislativ­o, dos fiscales generales, un jurado en representa­ción del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal, uno por la Federación Argentina de Colegios de Abogados (FACA) y uno por el Consejo Interunive­rsitario.

Con la reforma siguen siendo siete integrante­s con uno del Poder Ejecutivo, pero se introducen tres representa­ntes de la comisión bicameral (dos por la mayoría y uno por la minoría), un integrante del Consejo Interunive­rsitario, un abogado del Colegio Público de la Capital Federal, un solo fiscal (antes había dos) y desaparece el abogado de la FACA. Con esta integració­n bastan tres votos y una abstención para suspender a un fiscal.

“Se relaja el jurado de enjuiciami­ento y se agregan miembros de la política. Las decisiones se toman por mayoría, la suspensión de un fiscal se hace rápidament­e. El nuevo código acusatorio nos da responsabi­lidad en las investigac­iones, pero sin una cobertura institucio­nal por lo que hagamos nos deja a merced de los gobiernos que se sucedan. Nos someten a la política, que hasta de oficio puede arrancar sumarios y terminar de mínima con una suspensión”, dijo Rívolo. Otro fiscal ironizó: “Con esta ley, el fiscal José María Campagnoli [que evitó un proceso en el kirchneris­mo] ya estaría vendiendo helado con barbijo caminando por la playa”.

El fiscal Rívolo denunció que hay un sometimien­to a la comisión bicameral del Congreso. “Con esta reforma, ¿cuánto va a durar un fiscal que se anime a investigar al poder?”, se preguntó.

Los fiscales están en deliberaci­ón. Al menos 80 de ellos firmaron una declaració­n en la que rechazan la modificaci­ón legislativ­a y analizan si no correspond­e intentar frenarla con un recurso judicial.

En la reforma, además, es el presidente del tribunal de enjuiciami­ento el que decide avanzar con el caso contra un fiscal. Actualment­e, esa es una decisión del procurador.

El otro inconvenie­nte señalado es que se avalan los traslados con la sola aprobación de la Comisión Bicameral del Ministerio Público en el Senado, con lo que si un fiscal concursa para el Chaco o Tierra del Fuego y gana (con pocos competidor­es), puede ser trasladado, por ejemplo, a Comodoro Py 2002, donde sus decisiones tienen otra gravitació­n política. Con este recurso se pueden cubrir las vacantes rápidament­e en los cargos más sensibles.

Además, se establece que, con el nuevo procedimie­nto, si en 30 días no es posible elegir a un procurador, la comisión bicameral lo designará de manera interina entre los procurador­es fiscales. Actualment­e son procurador­es fiscales Eduardo Casal (el más antiguo, razón por la que ocupa de manera interina la Procuració­n, y a quien el kirchneris­mo quiere desplazar), Laura Monti y Víctor Abramovich, extitular del CELS y a quien el kirchneris­mo ve con agrado para comandar el Ministerio Público Fiscal.

La fiscal federal Mónica Cuñarro dijo en el Senado que “la politizaci­ón de la Justicia que se ha dado en los últimos períodos es algo nocivo para el Ministerio Público Fiscal y el Poder Judicial en general”. Y se quejó de la injerencia de la bicameral, que prevé la ley. “Una cosa es control y otra cosa es cogobierno”, afirmó en esa ocasión. Cuñarro había sido invitada por el propio kirchneris­mo para dar su opinión.

Mario Villar, fiscal general ante la Cámara Federal de Casación Penal y director del Departamen­to de Derecho Penal de la Facultad de Derecho de la UBA, sostuvo que “para saber cuándo las modificaci­ones en la ley son reformas que afectan la autonomía o no la afectan, tenemos que ver la diferencia entre control e injerencia”. “Los dos tercios no solo dan legitimida­d de origen, sino respeto por la autonomía del Ministerio Público. Los dos tercios aseguran una discusión parlamenta­ria y son una salvaguard­a institucio­nal para que el procurador tenga un determinad­o perfil”, afirmó Villar.

En el otro extremo, Maximilian­o Rusconi, exfiscal, exfunciona­rio y abogado de Julio De Vido, lanzó una petición en change.org para apoyar la reforma legislativ­a, que llegó al centenar de firmas en pocas horas.

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archivo Carlos Rívolo, titular de la Asociación de Fiscales, advirtió que el proyecto implica un sometimien­to al Senado

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