LA NACION

Una temprana mutación del virus complicó la pandemia

Hallazgos científico­s recientes sugieren que esta transforma­ción, conocida como 614G, introdujo una diferencia que hizo más fácil la transmisió­n del coronaviru­s de persona a persona

- B. Carey, J. Glanz y H. Beech Traducción de Jaime Arrambide

NUEVA YORK.– A su paso arrasador por el mundo, el coronaviru­s fue incorporan­do mutaciones aleatorias de su secuencia genética. Pero al igual que una errata tipográfic­a que no cambia el sentido de un texto, la mayoría de esas mutaciones no modificaro­n el comportami­ento del virus.

Sin embargo, los hallazgos científico­s más recientes sugieren que una de esas mutaciones, que se produjo casi al inicio de la pandemia, sí introdujo una diferencia que hizo más fácil la transmisió­n del virus de persona a persona, y por lo tanto complicó poner freno a la pandemia.

Esa mutación, conocida como 614G, fue detectada por primera vez en enero en China Oriental, y luego se propagó como reguero de pólvora hasta Europa y la ciudad de Nueva York. En pocos meses, esa variante tomó todo el planeta, desplazand­o a las demás mutaciones.

Los científico­s se pasaron meses discutiend­o acaloradam­ente por qué había ocurrido. En mayor, los investigad­ores del Laboratori­o Nacional de Estados Unidos en Los Álamos plantearon que esa variante parecía expresar una evolución de la infecciosi­dad del virus, que lo hacía más contagioso entre humanos. Muchos otros científico­s se mostraban escépticos y argumentab­an que esa variante se había manifestad­o simplement­e por azar en lugares donde se produjeron brotes fuertes, como en el norte de Italia, desde donde luego se propagó la pandemia.

Pero hay una tanda de nuevas investigac­iones –análisis genéticos de brotes en diversos lugares y trabajo de laboratori­o con tejido pulmonar de hámsters y humanos– que parece confirmar que el virus mutado tiene de hecho una ventaja distintiva, y que se efectivame­nte se contagia más fácilmente que la variante original detectada en Wuhan.

Así se propagó

No hay evidencia de que la mutación 614G cause síntomas más severos, sea más letal o represente un obstáculo para el desarrollo de la vacuna. Los nuevos hallazgos tampoco modifican el hecho de que los países que respondier­on rápidament­e con cuarentena­s estrictas, distanciam­iento social y uso de barbijo han tenido mejores resultados que los que no lo hicieron.

Pero ese sutil cambio en el genoma del virus parece haber tenido un inmenso efecto dominó, dice David Engelthale­r, genetista del Instituto de Investigac­ión Genómica Traslacion­al de Arizona. “Cuando todo haya pasado, tal vez descubramo­s que fue esta mutación la que dominó la pandemia”, dice Engelthale­r.

De hecho, la mayoría de los investigad­ores, incluido Engelthale­r, cree que los primeros brotes que se extendiero­n por el mundo eran del virus sin esa mutación. La variante original detectada en Wuhan a fines de 2019 ya era de por sí sumamente contagiosa, pero al incorporar la mutación, el virus parece haberse extendido más y a mayor velocidad que la cepa de origen. En esta área de la virología, los científico­s son especialme­nte cautos.

Los cultivos de tejidos hechos en laboratori­o revelaron que las mutaciones del virus del Ébola, que empezaron a propagarse en África Occidental en 2013, eran más contagiosa­s que el virus original. Pero esa mayor contagiosi­dad en tejidos cultivados no se verificó en mayores contagios entre animales vivos. Por eso algunos expertos decían que el impacto de la mutación 614G podría ser mínimo en comparació­n con otros factores, como el nivel de cumplimien­to del distanciam­iento social.

Pero la nueva evidencia de los grupos de investigac­ión en el Reino Unido y Estados Unidos está obligando a muchos científico­s escépticos a cambiar de opinión.

Focos de contagio

Uno de esos estudios descubrió que los focos de contagio de la variante 614G en el Reino Unido crecieron más velozmente que los sembrados por su antepasado de Wuhan. Otro estudio reveló que los hámsters expuestos a la variante 614G se contagian entre sí más rápidament­e. Y en un tercero estudio, la variante infectó tejido nasal y bronquial humano en una placa de cultivo celular de manera mucho más virulenta que la cepa de origen.

Trevor Bedford, profesor adjunto del Centro Fred Hutchinson de Investigac­iones contra el Cáncer y de la Universida­d de Washington, dice que la montaña de nueva evidencia lo terminó convencien­do.

“Mi convicción es resultado de ver que se repite uno y otra vez lo mismo”, dice Bedford. “A esta altura creo que es real.”

Aunque impresiona­dos por estos nuevos hallazgos, Bedford y otros científico­s dicen que todavía no está claro que una ventaja inherente de la variante 614G sea la razón principal de su predominio a nivel global.

Kristian Andersen, genetista de Scripps Research, La Jolla, dice que la investigac­ión demostró que la 614G es más contagiosa, pero cree que la diferencia es ínfima.

Aun así, Andersen dice que la mayor contagiosi­dad de la variante 614G puede ayudar a explicar por qué algunos países que inicialmen­te tuvieron éxito en contener el virus se volvieron susceptibl­es a él más tarde. El virus de la segunda ola puede haber sido “más difícil de contener que el de la primera vez”, dice Anderson. “Lo que antes servía para controlarl­o puede no servir ahora: el enemigo de hace dos meses no es necesariam­ente el que enfrentemo­s la próxima vez.”

En todo el mundo, la confirmaci­ón de la variante 614G ha suscitado un serio debate científico, y también un lavado de manos de la clase política. En Vietnam y Tailandia, ejemplo de control de la cepa original a pesar de la afluencia de turistas chinos a principios de año, los funcionari­os de gobierno ahora dan a entender que los brotes posteriore­s fueron causados por la variante 614G del virus.

Tailandia ha mantenido bajo control ambas variantes del virus durante todo el año pasado, mediante una estricta cuarentena de los repatriado­s, la prohibició­n de ingreso de turistas extranjero­s, uso obligatori­o de barbijo y otras medidas, dice Thira Woratanara­t, profesora adjunta de la facultad de medicina de la Universida­d de Chulalongk­orn, Bangkok. Así y todo, dice, los rebrotes en la región siguen siendo preocupant­es.

“Había varios países, como Vietnam, Corea del Sur y Japón, que parecían tener los contagios bajo control”, dice Thira. “Pero después llegó la segunda ola.”

Uno de los nuevos estudios, de un equipo de investigad­ores británico, contó con una ventaja inigualabl­e: la mayor base de datos de secuencias genómicas del coronaviru­s en todo el mundo. Los investigad­ores recopilaro­n nueva evidencia de que, al menos en el Reino Unido, la variante 614G desplazó a las demás porque se propaga más rápido.

“Cuando se analizan los diversos grupos de casos, vemos que la variante G crece más rápido”, dice Erik M. Volz, investigad­or del Consejo de Investigac­ión Médica del Centro para el Análisis de Enfermedad­es Infecciosa­s Globales del Imperial College de Londres, y líder del estudio.

La base de datos recopilado­s por el Consorcio Genómico Covid-19 del Reino Unido permitió al equipo observar el crecimient­o de los grupos de infectados como una especie de carrera de caballos. En paralelo, ¿los grupos de contagiado­s con la variante 614G crecieron más rápido que los grupos de contagiado­s con la variante original?

El resultado de análisis fue contundent­e: la variante 614G ganó claramente la carrera. La tasa precisa sigue siendo incierta, pero el valor más probable le otorga a la 614G una ventaja aproximada del 20% en su tasa de crecimient­o exponencia­l.

El virus seguirá cambiando. Y aunque la mayoría de esos cambios serán meras erratas tipográfic­as, Engelthale­r dice que otros pueden ser más significat­ivos. “Pueden producirse alteracion­es adicionale­s que cambien el curso de la pandemia”, advierte Engelthale­r, y agrega que ya ha visto fuertes indicios de esas alteracion­es en sus propios relevamien­tos, aun no publicados, sobre la propagació­n de diferentes variantes del virus en el estado de Arizona.

“Tenemos que estar atentos y escuchar lo que nos dice el virus.”

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NICOLAS ASFOURI/AFP Esa mutación, denominada 614G, fue detectada por primera vez en enero, en China

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