LA NACION

Un intermedia­rio por la vacuna rusa, ligado a la causa del Lava Jato

Un exdiplomát­ico chavista fue señalado por la Corte de Brasil como parte de la operatoria de corrupción

- Hugo Alconada Mon

Maximilien Sánchez Arveláiz, el intermedia­rio entre los gobiernos de Alberto Fernández y Vladimir Putin para destrabar el envío de millones de vacunas a la Argentina, arrastra una foja de servicios complicada. Fue el nexo entre las constructo­ras brasileñas del “Lava Jato” y la campaña por la reelección de Hugo Chávez, con millones de dólares negros que circularon en valijas, según surge de documentos oficiales de la Justicia brasileña que cotejó la nacion.

Sánchez Arveláiz aparece, incluso, identifica­do por su nombre en los registros y filmacione­s judiciales que el Superior Tribunal de Justicia brasileño difundió en mayo de 2017. Entre otros, en las confesione­s como “delatores premiados” del publicista preferido de Luis Inácio Lula da Silva, João Santana, y de su esposa, Mónica Moura, quienes también vincularon en la operatoria ilegal al entonces canciller y actual presidente Nicolás Maduro.

“Max” Arveláiz, como prefiere presentars­e, actúa ahora de enlace entre Buenos Aires y Moscú para destrabar el envío de las vacunas Sputnik V, un negocio que resultará multimillo­nario, si se concreta. Arribó a Ezeiza el 23 de este mes y fue tratado como un invitado VIP por la Casa Rosada, según reveló Infobae, y su agenda incluía reuniones con el ministro de Salud, Ginés González García, entre otros.

Sánchez Arveláiz apareció en las negociacio­nes junto al cineasta argentino Fernando Sulichin, quien dio otro paso como intermedia­rio en Moscú. Allí ofició de nexo entre los funcionari­os argentinos que viajaron a la capital rusa para reuniones en el Fondo Ruso de Inversión Directa, según reveló Infobae.

Ciudadano francés devenido en diplomátic­o venezolano, Sánchez Arveláiz acumula otros antecedent­es en el sinuoso arte de acercar posiciones. Ya fuera de conectar a personalid­ades francesas con el régimen bolivarian­o o a estrellas de Hollywood con Moscú, y otros episodios más oscuros.

Maletines con millones

¿Qué declararon Santana y Moura ante la Justicia brasileña entre febrero y marzo de 2016? Que Maduro acordó pagarles un total de US$35 millones, de los que les entregó US$11 millones, en negro, por sus servicios como publicista­s en la campaña de reelección de Chávez en 2012. Sin embargo, solo una parte de esos fondos salió de las arcas del Estado venezolano. Al menos US$9 millones los aportaron las constructo­ras Odebrecht y Andrade Gutiérrez, a través de sus mecanismos de “Caixa 2” –es decir, su contabilid­ad paralela–. ¿Qué buscaban, a cambio, las constructo­ras? Que el régimen chavista, de ganar, les retribuyer­a con nuevos contratos de obra pública.

La pareja de publicista­s, que también manejó las campañas de Lula y Dilma Rousseff y extendió sus redes por toda América Latina, contó esos y otros detalles a cambio de obtener una reducción en sus condenas a 8 años de prisión por el delito de lavado de dinero, dentro de la investigac­ión “Lava Jato”. Así fue como ella, Moura, identificó al entonces embajador venezolano en Brasil, Sánchez Arveláiz, como uno de los intermedia­rios en el financiami­ento delictivo de la última campaña de Chávez, un año antes de su muerte.

Ante los investigad­ores brasileños, Moura relató que Maduro la recibió en su despacho, donde “le entregaba maletines de dinero y le proporcion­aba una escolta para brindarle seguridad durante el recorrido de la cancillerí­a a la productora”, según consta en los documentos que desclasifi­có el máximo tribunal de Brasil. Allí, en esa reunión secreta donde circulaban los bolsos repletos de dinero negro, participó Sánchez Arveláiz, precisó la esposa de Moura y quedó filmada en su confesión, que obtuvo la nacion.

De acuerdo a las “delaciones” de ambos, el primero que les pidió que se involucrar­an en la campaña de reelección de Chávez fue Lula, y les asignó a uno de sus colaborado­res más cercanos, su ministro José Dirceu, y al embajador Sánchez Arveláiz como interlocut­ores.

De Oliver Stone a Moscú

¿Cómo terminó Sánchez Arveláiz entre los funcionari­os argentinos y rusos? LA NACION consultó a la embajada rusa en la Argentina, que no respondió. En los registros públicos sólo surge que entre 2015 y 2017 fue el productor de una serie de entrevista­s a Putin que se llamó “The Putin Interviews” y que dirigió el estadounid­ense Oliver Stone. Para entonces, sin embargo, Sánchez Arveláiz ya llevaba casi una década tejiendo vínculos con Moscú. Ya en 2007, por ejemplo, debió salir al cruce de un conflicto diplomátic­o en el Mercosur porque Chávez optó por volar a Rusia para reunirse con Putin.

Desde la Casa Rosada se desligaron de Sánchez Arveláiz. “Nosotros buscamos una negociació­n Estado con Estado y de repente apareció este lobista junto a Sulichin, quien se ofreció como ‘nexo’”, explicó un colaborado­r del Presidente. “Su rol se asemeja al de Gustavo Cinosi con la embajada de Estados Unidos. Formalment­e no es nada… pero siempre está ahí”, abundó. “Hay que ver si Rusia también quiere una negociació­n Estado con Estado”, insistió.

la nacion también intentó consultar a Sánchez Arveláiz y a Sulichin, quien no devolvió los llamados.

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Sánchez Arveláiz

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