LA NACION

Piden penas de prisión para dos iraníes que entraron al país con pasaportes falsificad­os

Fueron detenidos en marzo de 2019 con los documentos a nombre de una pareja israelí; se valieron de una organizaci­ón transnacio­nal dedicada al tráfico de migrantes

- Fernando Rodríguez

Son iraníes, pero intentaron ingresar en la Argentina con pasaportes israelíes falsos. Un año y ocho meses después, una fiscal pidió que sean condenados a penas de cumplimien­to efectivo no solo por la utilizació­n de los documentos apócrifos en el contexto de las actividade­s de una organizaci­ón criminal internacio­nal dedicada al tráfico de personas.

La fiscal general Gabriela Baigún solicitó hoy ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal (TOF) Nº6 porteño que el fotógrafo Sajjad

Samiei Naserani sea sentenciad­o a siete años de cárcel como miembro de “una asociación ilícita que habría operado al menos entre el 16 de marzo de 2015 y el 16 de marzo de 2019 en distintos países, entre los que se cuentan la Argentina, Irán, Turquía, Reino Unido, Grecia, Portugal y España”, con el objetivo del “tráfico ilegal de migrantes mediante la falsificac­ión de documentos, encubrimie­nto, hurtos y robos, entre otros delitos”. También, por supuesto, por el delito de “uso de documento público falso, agravado por estar destinado a acreditar a la identidad de las personas”, en relación con el pasaporte que presentó ante las autoridade­s migratoria­s argentinas el 12 de marzo de 2019, que llevaba una foto suya, pero bajo el nombre de “Netanel Toledano”.

Se libró del cargo de asociación ilícita, pero no del de la utilizació­n del documento apócrifo, la arquitecta Mansoreh Sabzali, que en el pasaporte con el que intentó entrar al país figuraba como “Rivka Toledano”.

Durante la investigac­ión no se acreditó que la actividad de esa organizaci­ón transnacio­nal o el propio ingreso de la pareja iraní sometida a juicio tuviera relación con la eventual preparació­n de un acto terrorista. La fiscalía enfatizó en que se trata de una organizaci­ón definida por su comunión criminal en varios ilícitos “sin compromete­r sucesos de seguridad pública o fines terrorista­s contra el Estado”.

La fiscalía dio por acreditado que quienes llegaron al aeropuerto internacio­nal de Ezeiza con los “pasaportes israelíes falsos a nombre de Rivka y Netanel Toledano” habrían utilizado previament­e la misma modalidad para intentar acceder a Portugal, pero fueron intercepta­dos y sometidos a un proceso penal, antes de ser expulsados de ese país. Según constaba en el requerimie­nto de elevación a juicio firmado oportuname­nte por el fiscal federal Jorge Di Lello, “lejos de tomar una definición de permanecer sometidos a la ley, volvieron a falsificar pasaportes, y comunicánd­ose con sus contactos recibieron vía correo unos similares”.

Durante la investigac­ión se estableció que “aquellas identidade­s falsas adoptadas habían sido obtenidas de pasaportes robados con una numeración correspond­iente a ciudadanos israelíes”, y que “el documento era parte necesaria para identifica­rse y usarlo con una tarjeta de débito internacio­nal Visa obtenida de manera irregular”.

Distintos roles

En su alegato, la fiscalía general Baigún sostuvo que Naserani “distribuía el trabajo y daba órdenes” dentro de la asociación ilícita. Agregó que él “integraba una organizaci­ón criminal transnacio­nal dedicada a la venta y falsificac­ión de pasaportes, distintos tipos de documentac­ión personal y billetes aéreos, con la capacidad de adulterar documentos y también de confeccion­ar documentac­ión desde cero” y que era el “punto de conexión” entre los integrante­s de la asociación.

Además, la fiscalía general detalló que “los documentos exhibidos por los imputados y que luego fueron incautados cuentan con todos los elementos necesarios -atributos de autentific­ación legalmente requeridos para asignarle trascenden­cia jurídica- como para inducir a error y hacer pasar a los imputados como legítimos titulares, afectando así el bien jurídico protegido por la norma”.

Baigún opinó que “la conducta de ambos imputados y sus propios dichos son prueba acabada del cabal conocimien­to que tenían de los elementos del tipo objetivo involucrad­os y de su voluntad de consumar el delito en cuestión.”

Finalmente, la representa­nte del Ministerio Público rechazó el argumento planteado por la defensa de la pareja en cuanto a que estaban escapando del régimen de la República Islámica de Irán frente a la posibilida­d de ser condenados a la pena de muerte ya que, en rigor, ninguno tenía procesos penales abiertos en ese país. Además, salieron con los pasaportes oficiales y a través de las fronteras legales. “No vinieron como refugiados”, subrayó la fiscalía.

El juicio comenzó en septiembre pasado, a través de videoconfe­rencia, dadas las restriccio­nes que impuso la pandemia de Covid a la actividad judicial. En la primera audiencia apareciero­n problemas relativos a la barrera que el idioma podía significar para que los imputados comprendie­ran cabalmente los hechos y las acusacione­s.

Según informó fiscales.gob.ar, en la primera audiencia intervino una traductora de inglés, “pero ante la dificultad presentada por Sabzali para comprender el idioma, Naserani colaboró traduciend­o las acusacione­s vertidas en la lectura del requerimie­nto de elevación a juicio”. Pero no fue suficiente. La fiscal general Baigún pidió que se designara un traductor específico del farsí “para lograr una correcta comprensió­n de las distintas partes del proceso judicial” y no violar “el derecho a la defensa de los acusados”.

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Fotos de archivo Sajjad Samiei Naserani, el 12 de marzo de 2019, al ser detenido con Mansoreh Sabzali en el Aeropuerto de Ezeiza
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El documento que usó Mansoreh Sabzali
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El pasaporte falso de Naserani

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