La inspiración de cardona sirvió para que los xeneizes se abrazaran en el día más especial
La Copa Diego Maradona, rebautizada por el fallecimiento del eterno N° 10, Boca la debía inaugurar, por así decirlo, en la Bombonera y justo frente a Newell’s, dos clubes que el ídolo amó y defendió dentro y fuera de la cancha. La carga emotiva, innegable. La responsabilidad, también. Y es que, si bien Diego estuvo presente en la cabeza de todos permanentemente, el local debía salir a ganar, ya que si no podía complicarse después de las dos derrotas consecutivas en casa. Lo resolvió con altura y relajación: se impuso 2-0, con dos genialidades de Edwin Cardona.
Además, su mente un poco estaba en lo que sucederá dentro de dos días: la ida de los octavos de final de la Copa Libertadores ante Inter, de Porto Alegre, que se suspendió el miércoles pasado por la muerte de Maradona. Debía prepararse para eso: Miguel Ángel Russo, de hecho, les dio minutos a muchos titulares con esa excusa. Necesitado de la recuperación, el xeneize salió con todo. Porque, encima y llamativamente, en el amanecer ya se encontró con espacios servidos para las corridas de Villa, que a los 40 segundos desbordó y tiró un centro bajo hacia atrás, pero Cardona la punteó al intentar dominarla y le sacó el gol a Zárate, que llegaba frontal.
Sin embargo, el colombiano quiso sentirse Maradona en las horas que más duelen. Y en ese papel se activó con el mítico apellido en su espalda –como lo tuvieron todos los jugadores boquenses– y un tiro libre en la puerta del área. Más allá de la pierna hábil, sólo le faltó portar la N° 10, pero con la N° 8 vale igual el homenaje. Pasos cortitos para engañar un tiro al segundo palo y una ejecución delicada, una caricia final, al poste del arquero con el cual festejó su primer gol en su segundo ciclo con la camiseta azul y oro.
Literalmente, no se la pudieron sacar. Cardona cubrió, gambeteó, fue preciso en los pases y tiró algunos caños. Uno de ellos, ocho minutos después: Boca la movió de derecha a izquierda, donde Ábila lo encontró entrando al área, aprovechó la desesperación de Fontanini y, con suma calma, esperó a que Macagno achicara para darle el pase a la red entre sus piernas. Era 2-0. Y primer doblete de Cardona en Boca.
Mientras Boca bailaba con su compás, Newell’s parecía querer replicar el encuentro que los enfrentó en Rosario (ganaron 2-0 los de Russo), al menos en el desarrollo: la vía del centro, que terminaba en las manos de Andrada. Aquella noche, al menos, se las había arreglado con la jerarquía de Scocco para incomodar. Anoche no pudo: a los 4 minutos, cayó sobre su hombro por una fuerte falta de Campuzano y, a los pocos minutos, pidió el cambio. Entonces, Maxi Rodríguez, con una emboquillada, a los 23, y un remate peligroso en la puerta del área, a los 44, tomó la posta del equipo. Aunque no le alcanzó. Sobre todo, con el obstáculo de jugar con 10 hombres por la expulsión de Gabrielli, a los 38 minutos.
Delanteros sin gol
A Boca le resultó más fácil todavía encaminarse hacia el triunfo. Aunque intentó insinuar una mínima recuperación, Newell’s salió al segundo tiempo casi resignado y el local dispuso más de la pelota. A los 5 minutos, el local bien pudo cerrar el partido por la mano insólita de Moreno: Wanchope Ábila no quiso saber nada con el triplete de Cardona, se hizo dueño del penal y lo tiró desviado.
No es bueno el momento de los delanteros y excede a esa definición. Zárate también tuvo luego la suya, otra vez gracias a Cardona y su capacidad para saber dónde está el pase punzante mientras soporta la marca pegajosa: el atacante la recibió dentro del área y libre de marca, pero prefirió picársela al arquero antes que definir seguro. Las oportunidades se van diluyendo...
Russo, más tranquilo con los minutos de un resultado inamovible, se dio el lujo del debut de Exequiel Zeballos. Y ahora, con la vuelta al triunfo, irá con mayor confianza a Brasil para empezar a encontrar esa Copa Libertadores que se niega hace trece años.