LA NACION

Pese a las críticas, los centros de aislamient­o siguen operativos

El gobierno de Insfrán no garantiza a las personas que tienen dónde aislarse que no serán detenidas

- Inés Beato Vassolo

El de ayer fue el segundo revés para el gobierno de Gildo Insfrán en la Corte Suprema, luego de que en noviembre pasado, a más de ocho meses de iniciada la pandemia por coronaviru­s, el máximo tribunal ordenó a la administra­ción de Formosa que habilite el ingreso de personas” tras la presión de más de 8800 formoseños que querían volver a sus casas.

Convencido­s de que “en la Argentina no hay ejemplos” como el de Formosa, en lo que respecta al manejo de la pandemia, y que “habría que buscar en el mundo quienes hayan podido controlar así el brote” –según palabras textuales del ministro de Gobierno, Justicia, Seguridad y Trabajo de Formosa, Jorge González–, la gestión de Insfrán, hasta fines del año pasado, dejaba entrar a los formoseños a cuenta gotas, para velar por “el derecho a la vida”.

Las restriccio­nes aún persisten, pero con un protocolo “más flexible”. Ya no se ven, en las banquinas de la ruta 11, del lado de Chaco, a las más de 50 familias que acamparon durante meses a la espera de una habilitaci­ón para cruzar el Bermejo.

A Formosa se entra, sí, pero en la fecha y hora que disponga el Consejo de Atención Integral de la Emergencia Covid-19, con un hisopado negativo previo al ingresar; otro, una vez adentro; y ante la condición innegociab­le de que “la persona autorizada acepta cumplir una cuarentena obligatori­a en un Centro de Alojamient­o Preventivo, de acuerdo a los criterios y directivas de las autoridade­s competente­s, suscribien­do a su arribo el consentimi­ento informado correspond­iente”, según se detalla en la página web del gobierno provincial.

Los datos oficiales indican que Formosa es la última provincia a la que ingresó el virus, a mediados de junio, y la que mejor índice de contagios tiene, a nivel país –1175 contagiado­s y 20 muertos hasta ayer–. Pero los resultados llegan acompañado­s de la privación de libertades, avasallami­entos, decisiones arbitraria­s y múltiples denuncias al gobierno de Insfrán por maltrato y violación de derechos humanos, en particular, en los centros de aislamient­o.

“No hay centros clandestin­os de detención en la provincia de Formosa, decir eso sería un chiste. No se violan sistemátic­amente los derechos humanos en Formosa”, afirmó el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragall­a, después de pasar dos días en Formosa, a fines de enero, para relevar el manejo de los centros de aislamient­o, tras la ebullición de denuncias. Una semana después, un grupo de diputados de JXC desembarcó en la provincia norteña para afirmar lo contrario.

En ese entonces, tras detallar historias de los formoseños aislados en aquellos centros, la diputada naciola

nal por la Coalición Cívica Mónica Frade afirmó, en diálogo con la nacion: “No son hechos aislados, es una metodologí­a. En 48 horas de escuchar testimonio­s desgarrado­res, confirmo que es una metodologí­a de gobierno”.

Frade se refirió al caso de Zunilda Gómez, una mujer de 33 años que perdió su embarazo tras permanecer 22 días aislada, bajo llave, junto a sus hijos de entre cuatro y 12 años. “Se fue a hacer un control médico, la hisoparon y dio negativo, pero su marido positivo. Los llevaron al Estadio Cincuenten­ario, el lugar que recorrió Pietragall­a y no vio nada, y los dejaron bajo llave”, contó la diputada, luego de reunirse con la joven formoseña.

“Al cabo de unos días, empezó con pérdidas, que derivaron en una hemorragia imposible de frenar. La atendió la policía, ya que en los centros no hay personal de salud, y la llevaron a un hospital, dejando a los hijos solos en la habitación”, continuó. “Luego del raspado, la dejaron nueve días más encerrada, sin control médico”, agregó, para concluir: “Si esto no es una detención ilegal, que me digan qué es una detención ilegal”.

Durante los últimos meses, se hicieron públicos otros tantos testimonio­s de formoseños que fueron trasladado­s por la policía a los centros de alojamient­o, que, en su mayoría, se encuentran en la capital. A pesar de que el gobierno de Insfrán “flexibiliz­ó” su régimen y afirmó que permitirá realizar cuarentena en sus casas a las familias con menores y a los mayores de 60 años, la letra chica del protocolo todavía da sorpresas.

Tal es el caso reciente de Carlos Ojeda, un no vidente de 82 años que fue encerrado en un hospital junto a su nieta, por diez días, bajo llave. La provincia no le permitió acceder a la cuarentena domiciliar­ia por vivir en condicione­s precarias.

Irma López, de 64 años, fue advertida que, al igual que Ojeda, no podría aislarse en su domicilio. Durante la visita de a la la nacion frontera entre Chaco y Formosa, López dijo: “Cuando vuelva, me va a esperar un vehículo policial del otro lado del puente para trasladarm­e a donde dispongan. Si tengo que ir a un centro, lo haré”.

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Gildo Insfrán, gobernador de Formosa
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Archivo

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