LA NACION

Monotribut­o: se demora la actualizac­ión y hay impacto en el cobro de la asignación por hijo

El texto que contempla elevar un 35,3% las facturacio­nes topes del sistema no fue tratado en las sesiones extraordin­arias del Congreso; qué efectos tiene el congelamie­nto

- Silvia Stang

Pasados dos meses desde el inicio de 2021, la tabla del monotribut­o sigue este año sin actualizac­ión de sus montos. Los valores de las facturacio­nes máximas, tanto de las que rigen para entrar y permanecer en el sistema como de las que determinan en qué categoría ubicarse, son por ahora los mismos que en 2020. Esto es así porque, pese a que transcurri­ó ya el período de sesiones extraordin­arias, el Congreso no consideró un proyecto referido al tema, que había sido incluido en el temario especial para ese lapso. Entre otros puntos, esa iniciativa propone que los números que rigen el esquema del monotribut­o se eleven este año (como hecho excepciona­l) en un porcentaje igual al de la suba que tuvo en 2020 el haber previsiona­l mínimo, es decir, un 35,3%.

Dejar el esquema sin reajuste hace más probable que algunos contribuye­ntes deban salir del sistema simplifica­do para ir al más oneroso y burocrátic­o régimen general. Los topes de facturació­n para ser monotribut­ista son de $1.739.493,79 (servicios) y de $2.609.240,69 (comercio). Si se aprobara la ley pasarían a $2.353.535,10 y a $3.530.302,65.

La iniciativa también contempla disposicio­nes especiales para quienes se excedieron en los últimos tiempos de los montos permitidos y para quienes se excedan en el futuro. Se trata, principalm­ente, de medidas que tienden a aliviar el costo de pasar al régimen impositivo general.

El congelamie­nto de las cifras tiene su impacto en los montos de la asignación por hijo, que suben desde este mes un 8,07% por la aplicación de la fórmula de movilidad. Hay contribuye­ntes que, estando en una categoría mayor a la que les correspond­ería en caso de estar actualizad­a la tabla, cobran una cifra menor por ese concepto, respecto de la que percibiría­n con la tabla ajustada.

En su discurso de inauguraci­ón de las sesiones legislativ­as, el presidente Alberto Fernández hizo ayer una breve referencia al tema. Lo cierto es que el Poder Ejecutivo envió su proyecto al Congreso a fin de año, después de que se generara incertidum­bre respecto de la actualizac­ión. Esa situación de falta de certezas ya se conocía desde principios del año pasado. Ocurre que, por ley, desde 2018 las facturacio­nes máximas y los aportes mensuales se reajustan en cada enero, en igual porcentaje que la suba obtenida en el año previo por las jubilacion­es según el sistema de movilidad. Pero en 2020 la fórmula legal para el aumento de las prestacion­es estuvo suspendida y, entonces, hubo recomposic­iones por decreto, que se decidieron de forma discrecion­al y que no fueron iguales para todos.

Desde el Gobierno se entendió entonces que se le debía pedir al Congreso la aprobación de una ley que incluyera una disposició­n especial para la actualizac­ión. El texto se envió el último día de 2020. Y entre el 1° y el 31 de enero rigió el período de recategori­zación. Este trámite, según se informó entonces desde la AFIP, no dejó de ser obligatori­o para quienes debían cambiar de categoría. A diferencia de lo ocurrido en los años previos, la tabla que debía observarse para definir si alguien estaba bien categoriza­do era la misma de 2020, sin actualizar.

¿Cuáles son los efectos del congelamie­nto? Suponiendo el caso de alguien que presta servicios y estaba en la categoría D y que, al finalizar 2020 había acumulado una facturació­n anual de $630.000, si cumplió con la recategori­zación debió haber pasado a la categoría E (el límite de la D es $626.217,78). En la E paga un aporte integrado (sin actualizar) de $3872,18 y, si tiene hijos, cobra por cada uno $2709 desde este mes. Si la tabla estuviera actualizad­a y, en consecuenc­ia, este contribuye­nte estuviera en la categoría D (que admitiría a quienes tengan ingresos anuales de entre $564.848 y $847.273), entonces abonaría $3988,56 y cobraría por hijo una cifra de $4017.

Otro caso: alguien que facturó en 12 meses $1.100.000 y estaba ya en la categoría G, debería seguir en ese casillero ante el congelamie­nto de la tabla. Con el reajuste de los números del esquema en un 35,3%, pasaría a estar en la categoría E (dos más abajo). Al estar en la G paga un aporte mensual integrado de $5406 y, eventualme­nte, percibe por hijo $1637. Con lo previsto en el proyecto, en la E pagaría $5239 (cifra ya con actualizac­ión) y cobraría por hijo un monto de $2709.

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