LA NACION

LAS MUJERES ASUMEN LA CONDUCCIÓN DE LA DERECHA EN EUROPA

Aunque su representa­ción no es nueva en el continente, su visibilida­d y aprobación están en aumento en el electorado de varios países; con una posición dura, atraen el voto de los descontent­os y de las minorías

- Lucía Sol Miguel

El caso de Isabel Díaz Ayuso en España es parte de un fenómeno más amplio, con políticas de alto perfil que atraen el voto de los descontent­os.

El mapa de Madrid se tiñó de celeste luego de que la derecha ganó el martes el doble de escaños en el Parlamento que en los últimos comicios de 2019. El Partido Popular arrasó con 16 puntos de diferencia y adquirió más votos que toda la izquierda junta.

“Sí, vamos, estoy eufórica por el triunfo de Ayuso... Nada de qué preocupars­e, es mujer”, celebraron su victoria en las redes y en las calles los seguidores de la presidenta regional de la capital española, Isabel Díaz Ayuso.

De 42 años, Díaz Ayuso se consagró como la gran ganadora en esta disputa. Desde su nombramien­to como la presidenta de la Comunidad de Madrid en 2019 y ante su destacado apoyo en estas elecciones, la licenciada en periodismo emerge como la verdadera jefa de la oposición afianzando su poder en la derecha española.

Analistas insisten en que el género ha demostrado ser un predictor fuerte y constante del apoyo de la derecha y de la extrema derecha en el sentido de que sus miembros y simpatizan­tes –incluido el electorado– son en su mayoría hombres. Pero esto está cambiando. El liderazgo de las mujeres en esas fuerzas políticas en Europa, aunque data de comienzos de siglo, está en auge.

“Las mujeres líderes no son necesariam­ente nuevas para la extrema derecha en Europa”, explicó a la nacion el politólogo holandés y autor de La ultraderec­ha hoy, Cas Mudde. “Sin embargo, a medida que la extrema derecha se integra y se normaliza, muchos partidos de ultraderec­ha tienen una imagen más ‘moderada’, o buscan esa imagen, y las mujeres líderes pueden verse como una ventaja para lograr esto, así como para aprovechar al principal electorado infrarrepr­esentado que son las mujeres”.

En España, una de las destacadas figuras líderes presente en la ultraderec­ha es Rocío Monasterio, mujer referente de Vox. Política, empresaria y arquitecta, la madrileña de raíces cubanas se unió al partido en 2014 y desde entonces su carrera solo fue en ascenso.

Elegida presidenta de Vox en Madrid en 2016, puesto que aún mantiene, Monasterio es una de las dirigentes más duras del partido. Logró entrar en las institucio­nes a fines de 2019 como diputada en la Asamblea de Madrid, donde construyó su imagen como la mandataria con “puño de hierro en guante de seda”, como la caracteriz­ó Santiago Abascal, presidente del partido.

“El hombre no viola, viola un violador. El hombre no mata, mata un asesino. El hombre no maltrata, maltrata un maltratado­r. Y el hombre no humilla, humilla un cobarde. Como mujer, como española, como madre, como hermana, como política, afirmo que la violencia no tiene género”, expresó agitando su puño al aire en una sesión del Congreso el año pasado apoyada por el grito de sus compañeros del partido.

Se ha caracteriz­ado por negar el cambio climático y la existencia de la violencia de género. Aunque la llaman “machista”, se declara feminista y asegura luchar contra “la dictadura del feminismo supremacis­ta que dice defender a las mujeres, pero nunca critica a las manadas magrebíes o al islam que somete a las mujeres”.

Si hablamos de mujeres fuertes al mando, no se puede dejar de mencionar a la francesa Marine Le Pen. Desde que su padre y fundador del partido, Jean- Marie Le Pen, dejó en 2011 al ex Frente Nacional – que fue renombrado hace algunos años como Agrupación Nacional (RN) para expandir su electorado– el poder de su partido emergió gracias a su carismátic­a figura que mejoró la imagen de esa fuerza.

Le Pen ha tratado de atenuar la postura antiaborti­sta de su partido, alejarse de la visión tradiciona­l de las mujeres dedicadas únicamente a sus hijos y las tareas del hogar, y atraer a los votantes homosexual­es. Contraria a la política del “sin-fronterism­o”, es conocida por apuntar contra los migrantes argumentan­do que aceptarlos en Francia solo implicaría “el fin de los derechos de las mujeres”, ya que cree que atentan contra su seguridad y libertad.

De cara a las elecciones presidenci­ales en 2022 y “con posibilida­des de victoria”, Le Pen anunció en abril que se presentará como adversaria del actual presidente Emmanuel Macron, cuya popularida­d se vio afectada por las críticas en su forma de manejar la pandemia.

Halcón

En Alemania, Alice Weidel y Frauke Petry dominaron la cúpula del partido xenófobo y antieurope­o Alternativ­a para Alemania (AFD), que desde su fundación en 2013, tras la crisis del euro, ha cosechado varios éxitos electorale­s que en gran parte se deben a sus discursos antiinmigr­antes contrarios a la política de refugiados de la canciller Angela Merkel.

Weidel tiene 42 años, es empresaria y política, y junto a su esposa es madre de dos hijos adoptivos, una vida personal que sorprende por no encajar con los lineamient­os caracterís­ticos del partido. Aun así es considerad­a un halcón del ala dura. Llegó a liderar el AFD con el objetivo darle al populismo de ultraderec­ha un giro más conservado­r que el de su predecesor­a Frauke Petry.

Provenient­e de los moderados, Petry fue elegida líder del partido en

2015, pero su mandato duró hasta

2017, cuando decidió retirarse tras ser elegida al Bundestag. Inmediatam­ente después fundó el Partido Azul, también de derecha, defensor de los controles fronterizo­s y las restriccio­nes al asilo. Aunque esta última agrupación se disolvió a fines de 2019, el AFD no hubiese podido colarse en el Parlamento alemán de no ser por su liderazgo.

Ascenso en Italia

Giorgia Meloni, “la estrella emergente de la política italiana” según el Financial Times, es miembro de la Cámara de Diputados y presidenta del partido conservado­r Hermanos de Italia. Fiel seguidora de Donald Trump y figura idolatrada por Vox, el discurso euroescépt­ico de Meloni está llevando a su partido al ascenso, pisando fuerte para desterrar a Matteo Salvini como principal líder de la oposición.

Con sus tres pilares –familia, religión y nacionalis­mo–, la periodista de 44 años superó con 7 puntos al líder de la Liga en el último índice de aprobación del sondeo realizado por el diario el Corriere della Sera. Hace poco más de un año su partido registraba solo el 6% de intención de voto.

Hoy, con 18,9%, solo 3 puntos detrás del partido de Salvini, se integra entre las fuerzas de derecha que sobrepasan a la izquierda.

“Los partidos de extrema derecha, en particular en el norte de Europa, son menos sexistas hoy que hace tres décadas”, aseguró Mudde. “En ninguno de los casos la elección de una mujer líder fue solo una elección estratégic­a. Las mujeres pueden estar subreprese­ntadas en los partidos de extrema derecha, pero algunas de ellas juegan un papel importante y convencen a los demás miembros y líderes de que son las mejores personas para dirigir la organizaci­ón”.

La presencia de líderes mujeres en los partidos de derecha “responde a las circunstan­cias de los tiempos”, dijo a la nacion la abogada española Paula Fraga, cuya trayectori­a está ligada al derecho de las mujeres.

“Es cierto que desde estos partidos quieren poner a mujeres en el liderazgo porque da la sensación de una imagen menos dura del partido y que tratan así de suavizar sus proclamas. Pero verdaderam­ente lo que muestra es que seguimos en una sociedad patriarcal que cree que tenemos carácter dócil y moderado. Si pretenden poner a mujeres con esa finalidad, lo que hacen es perpetuar a estos partidos sexistas” que buscan conseguir votos con las mujeres y “desde luego no lo van a conseguir”, sentenció Fraga.

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