LA NACION

Por qué en los hospitales del mundo falta el oxígeno para salvar miles de vidas

La demanda global excedió con creces la provisión, otra muestra de lo poco preparado que estaba el mundo para enfrentar el Covid

- Richard Pérez-peña Traducción de Jaime Arrambide

NUEVA YORK.– El horror más reciente de la pandemia es la gran cantidad de personas en todo el mundo, en particular en la India, que están muriendo por la escasa disponibil­idad de oxígeno medicinal. Miles de personas con Covid-19 son internadas diariament­e en los hospitales, y la demanda de oxígeno supera con creces la oferta de ese suministro médico esencial.

El 21% de la atmósfera terrestre está compuesto de oxígeno. Hay un puñado de empresas que lo purifican, lo envasan al por mayor y lo venden, principalm­ente al sector de la salud. Pero en muchas regiones pobres del mundo no existe la infraestru­ctura necesaria para distribuir y utilizar el oxígeno médico que venden esas empresas, ya que está diseñado para circular por tuberías hasta las salas de internació­n de los hospitales.

Algunos hospitales y clínicas tienen sus propios equipos de producción de oxígeno purificado a pequeña escala, pero actualment­e esos equipos no se consiguen. Así que muchos hospitales y pacientes de países pobres y de zonas remotas tienen que recurrir a la opción más costosa: los tubos de oxígeno, que en los países más golpeados por el virus ahora escasean. Y esa escasez no solo afecta a los enfermos de Covid, sino a los pacientes con cualquier tipo de dolencia respirator­ia que requiera oxígeno.

En febrero, la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) dijo que se necesitarí­an 1600 millones de dólares para solucionar la escasez de oxígeno médico durante un año. Ahora, esa estimación asciende a 6500 millones de dólares.

Los intentos de recaudar ese dinero fracasaron, pese a que representa una ínfima parte de lo gastado en vacunas. Estas son algunas respuestas a las preguntas que plantea la crisis del oxígeno.

Deterioro

Dada la enorme y evidente necesidad de oxígeno para una enfermedad que afecta básicament­e el sistema respirator­io, el aumento de la demanda no debería haber tomado por sorpresa a nadie. Pero en un año en que los líderes políticos y los altos funcionari­os de las institucio­nes han ido a los tumbos y de problema en problema –confinamie­ntos, amenaza de colapso económico, educación a distancia, variedad de tratamient­os, vacunas–, la provisión de oxígeno nunca llegó a ocupar el primer lugar en la cambiante lista de prioridade­s. “El oxígeno no fue la prioridad que debió haber sido”, dice Robert Matiru, director de programa de Unitaid, uno de los grupos de salud pública global que trabaja con la OMS para tratar la escasez.

En muchas regiones pobres, la escasez de insumos básicos antecede la pandemia. Pero recién este año, con la letal escasez de oxígeno que sufrieron el norte de Brasil, México y otros países, quedó claro que el problema en potencia se había convertido en una emergencia funesta. La OMS creó una fuerza de tareas de emergencia para ocuparse del faltante de oxígeno y pidió dinero para solucionar­lo.

Luego la pandemia golpeó a la India, donde antes había estado relativame­nte contenida, y el problema del abastecimi­ento de oxígeno quedó de pronto en el centro de la atención mundial.

En los últimos dos meses, la demanda insatisfec­ha de oxígeno a nivel global se ha más que triplicado, de menos de 9 millones de metros cúbicos diarios a más de 28 millones. Casi la mitad de esa demanda insatisfec­ha se encuentra en la India. Y las agrupacion­es de defensa de la salud pública advierten que esa catástrofe puede repetirse en otros países.

Producción y logística

En los países más ricos, los hospitales suelen recibir entregas al por mayor de camiones cisterna conteniend­o oxígeno líquido –mucho más denso que el aire– que los centros de salud almacenan en grandes contenedor­es. El sistema de tuberías del hospital extrae el gas, permite que se expanda a su densidad normal y lo distribuye hasta cada cama.

Esa es, por lejos, la manera menos costosa de suministra­r oxígeno a un paciente, y las empresas que proveen oxígeno al por mayor tienen suficiente capacidad productiva para satisfacer la demanda médica general. Recién en las últimas semanas algunas de esas empresas empezaron a aumentar su producción de oxígeno medicinal desviando parte de lo que antes destinaban a la industria en general, cuyo gas tiene requisitos algo diferentes.

Pero muchos hospitales del mundo no están equipados para recibir oxígeno líquido, ya que carecen de las tuberías para distribuir­lo, así como de un mecanismo de reparto para las localidade­s remotas.

El oxígeno también puede conseguirs­e en una forma gaseosa menos densa, en tubos que deben recargarse con mayor frecuencia. Esta suele ser la opción más cara –puede costar 10 veces más que el oxígeno líquido al por mayor–, pero es la única disponible en muchas partes del mundo en desarrollo.

Algunos hospitales tienen sus propios generadore­s para extraer oxígeno del aire, una tecnología conocida como absorción por variacione­s de presión, o PSA, según sus siglas en inglés. Pero el sistema es caro, y el hospital que lo compra también tiene que instalar un sistema de tuberías para hacer llegar el oxígeno a las camas.

También existen unos pequeños dispositiv­os llamados concentrad­ores de oxígeno, que pueden abastecer a unos pocos pacientes. Aunque pueden costar varios cientos de dólares, la demanda de esos equipos ya superó completame­nte la capacidad de producción de los fabricante­s.

Soluciones

Dinero y tiempo. Las agrupacion­es defensoras de la salud pública dicen que los hospitales deberían tener generadore­s de PSA y las tuberías que lo acompañan, algo prohibitiv­o para los países pobres, y solo alcanzable con ayuda financiera internacio­nal. El gobierno de India planea instalar esos equipos en cientos de hospitales, pero el proceso podría tardar meses.

Los fabricante­s de generadore­s de oxígeno por método PSA y de concentrad­ores de oxígeno están escalando la producción en todo el mundo, pero eso también lleva tiempo.

Los productore­s de oxígeno al por mayor y los gobiernos están ajustando las cadenas de abastecimi­ento para llegar con oxígeno donde más se lo necesite. En la India, el gobierno utiliza trenes y hasta aviones de transporte militar para llevar oxígeno a los enfermos.

Con suficiente dinero, los gobiernos y los grupos internacio­nales podrían sellar acuerdos de compra anticipada con los proveedore­s al por mayor, e instalar depósitos de oxígeno de emergencia en varias partes del mundo y utilizarlo cuando haga falta.

En los últimos meses, quedó claro lo difícil que es aumentar el abastecimi­ento de oxígeno sobre la marcha, en medio de una crisis.

Matiru dice que el mundo, en cambio, debería invertir en prevención. “Así, si llega a haber un aumento de la demanda de oxígeno en alguna parte, podemos cubrirla de inmediato”, dice el director de programas de Unitaid.

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Nyt Tubos de oxígeno vacíos en una farmacia de la Toscana, en Italia

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