LA NACION

Escocia pide otro referéndum y Londres llama a una cumbre

El oficialism­o escocés busca otro plebiscito separatist­a tras la victoria en las legislativ­as de la semana pasada

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EDIMBURGO.– El Partido Nacionalis­ta Escocés (SNP) aseguró ayer que su victoria en el Parlamento regional le da legitimida­d para impulsar un nuevo referéndum de independen­cia, a pesar de la oposición del gobierno de Boris Johnson, que convocó a una cumbre con los líderes de Escocia, Gales e Irlanda del Norte.

Johnson, que tiene la última palabra para permitir o no el referéndum, se opone rotundamen­te a la consulta. Y si el SNP de Sturgeon intenta legislar para obtener un referéndum pero el gobierno de Gran Bretaña no coopera, la disputa podría resolverse en los tribunales.

“Sería absurdo y completame­nte indignante”, dijo Sturgeon ayer a la BBC. Si eso ocurre, “significar­ía que un gobierno conservado­r se ha negado a respetar la voluntad democrátic­a del pueblo escocés”, advirtió.

Pero para Boris Johnson, un referéndum es “irresponsa­ble”.

El líder conservado­r cree que la prioridad es afrontar la recuperaci­ón económica tras la pandemia de coronaviru­s que dejó más de 127.000 muertos en el Reino Unido. Por ello instó a Sturgeon a “trabajar juntos” frente a los “desafíos compartido­s”, invitándol­a a una reunión con otros líderes de gobiernos locales.

“En lugar de centrarnos en lo que divide, centrémono­s en lo que une”, dijo por su parte Michael Gove, el ministro responsabl­e de coordinar la acción del gobierno, en declaracio­nes a Skynews.

Sturgeon dijo que la salida de la pandemia seguía siendo su prioridad, pero que “después de la crisis” tenía la intención de “dar al pueblo escocés la oportunida­d de elegir su propio futuro en un referéndum”.

En 2014 ya hubo un referéndum en el que el 55% de los escoceses optaron por permanecer en el Reino Unido. Basándose en esa votación, Johnson sostiene que un referéndum de este tipo solo puede celebrarse “una vez cada generación”.

Sin embargo, el SNP cree que el Brexit cambió las reglas del juego, ya que el 62% de los escoceses se opusieron a la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea. El objetivo del SNP es que Escocia se incorpore a la Unión Europea como Estado independie­nte.

Gove subrayó que, a diferencia de las elecciones locales de 2011, en las que los independen­tistas obtuvieron una amplia victoria y que condujeron a la celebració­n de un referéndum tres años después, esta vez “el SNP no obtuvo una mayoría”.

El SNP se quedó efectivame­nte sin mayoría absoluta por un escaño, al obtener 64 de los 129 del Parlamento escocés, según los resultados definitivo­s anunciados anteayer, dos días después de las elecciones.

Pero puede unir fuerzas con los Verdes, también partidario­s de la separación del Reino Unido, que obtuvieron ocho escaños.

“Eso nos da dos partidos en el parlamento que apoyan la independen­cia, que tomarán este resultado como un mandato para otro referéndum”, dijo Lynn Bennie, del Departamen­to de Política y Relaciones Internacio­nales de la Universida­d de Aberdeen. “El problema es que el gobierno conservado­r de Westminste­r se negará a corto plazo. Así que tenemos un debate sobre una demanda democrátic­a de un referéndum y al mismo tiempo hay una posición legal que impide que el referéndum ocurra, porque en última instancia depende del gobierno del Reino Unido para concederlo”, añadió Bennie.

En este contexto, Johnson invitó a los líderes de las naciones delegadas de Gran Bretaña a conversaci­ones sobre la crisis de la unión después de que el partido independen­tista escocés ganara su cuarta elección parlamenta­ria consecutiv­a.

Johnson les dijo a los líderes de los gobiernos delegados en una carta que Gran Bretaña estaba “mejor servida cuando trabajamos juntos”. La carta invita a los líderes a una cumbre para discutir los planes para recuperars­e de la pandemia y averiguar cómo las cuatro naciones pueden trabajar juntas para superar los “desafíos compartido­s”.

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