Todos contentos con Canelo
Muy rentable: el mexicano unificó las coronas AMB, CMB y OMB de los supermedianos
El mexicano unificó los títulos de los supermedianos y festeja el brazo comercial del boxeo
Cumplió con su palabra y reafirmó condiciones. Se burló de los que lo acusan de ser portador de un éxito grande conseguido en peleas chicas. Silenció los murmullos y salvó el negocio. Con la solvencia de un gran campeón, el mexicano Saúl Canelo Álvarez derrotó por KOT en el 8° round al británico Billy Joe Saunders y revalidó su condición de mejor boxeador libra por libra de la actualidad al convertirse en campeón mundial unificado AMB, CMB y OMB de la categoría supermediano, en el AT&T Stadium de Arlington, en Texas.
Luego de las críticas que despertó su último enfrentamiento con el turco Avni Yildirim, a quien venció en solo tres rounds, el pasado
27 de febrero, Canelo encontró en la figura de Saunders un riesgo necesario y útil para acrecentar su imagen boxística. Si bien los especialistas hubiesen preferido este duelo un par de años antes, el británico estuvo a la altura de las exigencias del mexicano y las expectativas de los 73.000 espectadores que colmaron el AT&T, batiendo la marca histórica de
63.352 espectadores en un estadio cerrado que lograron Muhammad Ali- León Spinks, en 1978.
En un match cambiante y de alto vuelo emocional, Saunders exhibió un manejo de piernas admirable y pasajes ofensivos certeros que complicaron por momentos al Canelo. Sobre todo, en el 5° y 7° rounds, cuando se dio el gusto de provocarlo, mostrándole la lengua. Pero careció de continuidad y resolución para cortar la dinámica que le imprimió el mexicano y evitar la primera derrota en 31 peleas como profesional.
Canelo manejó los tiempos, los golpes y la excitación del público presente en el estadio. Si bien dejó ir el primer round, estudiando al británico, rápidamente tomó el control del ring y lo obligó a dar un paso para atrás. En el octavo lo liquidó a pura potencia con un ascendente de derecha que dio de lleno en el ojo derecho del europeo, que no le permitió salir a combatir en el noveno.
“No podía ver, hablé con Mark
Tibbs [N. de la R.: el entrenador de Sunders] y dijo que no podía ver, no lo dejó salir”, señaló el promotor Eddie Hern. “Creo que Billy peleó muy bien, pero Canelo rompió su cuenca del ojo”. Los estudios posteriores arrojaron fractura en el hueso orbital. Al momento del desenlace, los tres jurados tenían al boxeador Tapatío arriba en sus tarjetas: dos 78-74 y el otro 77-75.
Todo el bagaje boxístico del Canelo estuvo respaldado por una impecable condición física y una muy buena estrategia diseñada por su técnico, Eddy Reynoso. A lo largo de los ocho rounds que duró la pelea, nunca se desesperó por descargar la bronca acumulada en el destrato previo de Saunders. Ni se descuidó defensivamente cada vez que fue al palo por palo con Saunders.
Contra los prejuicios, Canelo acentúa su crecimiento boxístico pelea a pelea sin medir riesgos. Y, a pesar de la constante fluctuación de peso en los últimos cuatro combates, mantiene intacta su precisión y potencia en los golpes que lanza. Algo que contra Saunders volvió a dejarlo claro. No por nada, con 36,8 por ciento, es el segundo púgil más efectivo de la actualidad, detrás de su compatriota Miguel Berchelt. Virtud fundamental con la que comenzó a seducir, poco a poco, a los aficionados mexicanos que lo resisten.
A los 30 años y un récord de 56 (38 por KO), una derrota y dos empates, “Canelo” Álvarez sabe más que nunca que llegó el tiempo debe redoblar la apuesta comercial y deportiva. Lo que asoma antes de fin de año es un duelo unificatorio con el campeón mundial supermediano de la FIB, el norteamericano Caleb Plant: “Ojalá se pueda dar la meta, quiero tener cuatro cinturones”, expresó.
Sin dudas, este triunfo de Saúl Álvarez supone algo más que su reafirmación como mejor boxeador libra por libra de la actualidad. En un momento en que el boxeo marcha hacia inventos comerciales, la creciente figura del Canelo le aporta un atractivo revitalizante para los que todavía piensan en salvar la credibilidad del deporte. Después de todo, el sábado, en Texas, ganó el Canelo, la industria y, principalmente, el boxeo.