LA NACION

Chancalay, goles que alivian a Pizzi y le retribuyen la confianza

Fue el primer refuerzo, jugó 17 de los 19 partidos y, con seis tantos, es el goleador del semestre

- Nicolás Zuberma

últimos tres goles de Racing llevan la firma de Tomás Chancalay. Y son los tantos que mantienen a flote al equipo de Juan Antonio Pizzi, clasificad­o a los cuartos de final de la Copa de la Liga y con un horizonte alentador en la Copa Libertador­es. Chancalay fue el primero de los nueve refuerzos que Pizzi mandó a la cancha cuando comenzó su ciclo, en la

1a fecha, la derrota por 2 a 0 ante Banfield. A partir de ahí se volvió su jugador fetiche: jugó 17 de los

19 partidos, en posiciones distintas y con altibajos, pero siempre comprometi­do desde la entrega. Ante San Lorenzo llenó el casillero que le faltaba, el de ser figura en un partido importante: convirtió los dos tantos que permitiero­n que la Academia se metiera entre los cuatro primeros de su zona y se transformó en el goleador del semestre, con seis gritos.

En enero pasado, Chancalay salía de un entrenamie­nto con Colón cuando sonó su celular. Era alguien del cuerpo técnico de Juan Antonio Pizzi. Querían saber si tenía ganas de sumarse a la Academia. No lo dudó. Llegó a Racing a préstamo por un año, con una opción de 2,5 millones de dólares por el 50% del pase. A los 22 años quería relanzar su carrera. Vaya si le devolvió esa confianza a Pizzi: esta victoria ante San Lorenzo le da cierta tranquilid­ad al DT después de dos meses continuos de rumores y malos tratos.

El entrerrian­o, de 22 años, asomó en Colón durante 2017 a pura gambeta y velocidad. Su participac­ión en el Mundial Sub 20 de 2019 lo frenó: Chancalay erró el penal ante Mali, por los octavos de final, lo que significó la eliminació­n argentina. Le costó dar vuelta esa página, pero lo logró tres meses después, cuando el sabalero ganó en Belo Horizonte, ante Atlético Mineiro, y se clasificó finalista de la Sudamerica­na. Chancalay convirtió su penal en la serie.

En Racing se abrió paso con un buen gol de tiro libre ante Aldosivi, pero su nivel iba al ritmo de las dudas del equipo. Tampoco tuvo suerte: cuando corría el primer tiempo de la final de la Supercopa Argentina ante River, en Santiago del Estero, sacó un bombazo de 30 metros que dio en el palo. Pizzi lo alternó como mediocampi­sta por ambas bandas, como extremo y también como segundo delantero. En el 0 a 0 ante River, en el Monumental, su despliegue fue conmovedor. Ahora disfruta su buen momento: en los últimos ocho partidos que jugó –ante San Pablo y Central Córdoba no estuvo disponible por una sobrecarga muscular– marcó cinco goles y entregó una asistencia. Más allá de la polifuncio­nalidad, si a Chancalay le preguntan de qué juega no duda: de segunda punta.

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