LA NACION

Se desvanece en el mundo la ilusión de la inmunidad de rebaño

Los científico­s advierten que la humanidad deberá aprender a convivir con el virus, ante la posibilida­d de que se vuelva endémico debido a las mutaciones, las variantes superconta­giosas y la lenta vacunación

- Andrés R. Martínez Traducción de Jaime Arrambide

NUEVA YORK.– Desde el principio de la pandemia se instaló un horizonte esperanzad­or llamado “inmunidad de rebaño”, ese punto a partir del cual el coronaviru­s ya no encontrarí­a fácilmente a quién contagiar. Poco más de un año después, la temida segunda ola arrasa la India y los casos siguen aumentando desde Asia hasta América Latina. Ahora los expertos dicen que el virus está mutando con demasiada rapidez, que las nuevas variantes superconta­giosas se propagan con demasiada facilidad y que la vacunación es demasiado lenta como para que alcancemos la inmunidad de rebaño en un futuro cercano.

Conclusión: que si el virus sigue su alocada carrera a través del planeta, la pandemia va camino a convertirs­e en una endemia, y el virus, en una amenaza siempre presente.

Las nuevas variantes del virus están arrasando en los lugares donde la gente se aglomera sin cumplir con los protocolos, como usar barbijo o mantenerse a distancia, dice el doctor David Heymann, profesor de epidemiolo­gía de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres.

Si bien el brote que concentra actualment­e la atención es el que sufre la India, Heymann dice que la penetració­n generaliza­da del virus a nivel mundial aumenta las probabilid­ades de que el patógeno se instale definitiva­mente en muchos lugares.

Cuando haya más personas con cierto nivel de inmunidad, ya sea por haber contraído el virus o por una aceleració­n de campaña de vacunación en todo el mundo, los futuros brotes ya no serán de la escala de los que están devastando la India y Brasil, dice Heymann. Lo esperable es que surjan brotes más pequeños, que si bien serán menos letales, implicarán una amenaza constante, dice el académico.

“Esa es la progresión natural de muchas infeccione­s que tenemos en humanos, como la tuberculos­is o el VIH”, dice Heymann, exmiembro del Servicio de Inteligenc­ia Epidemioló­gica de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedad­es (CDC). “Esos patógenos se han vuelto endémicos y aprendimos a vivir con ellos. Aprendimos a evaluar riesgos de contagio y a cuidar a nuestros seres queridos”.

Las vacunas que son altamente efectivas se desarrolla­ron rápidament­e, pero su distribuci­ón mundial está siendo lenta y desigual. Mientras los países ricos acumulan dosis, los países más pobres enfrentan grandes desafíos logísticos para distribuir las que logran conseguir, y la intermiten­cia de las campañas de vacunación es un problema en todo el mundo. Los expertos advierten que la vacunación es demasiado lenta para albergar muchas esperanzas de eliminar el virus.

Solo dos países han completado el esquema de inmunizaci­ón de más de la mitad de su población. Son Israel y las Islas Seychelles. Y apenas un puñado de otros países han vacunado al menos parcialmen­te al 50% o más de sus adultos, incluidos Gran Bretaña, el pequeño Bután y Estados Unidos. Menos del 10% de la vasta población de la India recibió al menos una dosis de la vacuna, un freno mínimo para la avalancha de infec- ciones que sufre actualment­e.

En África, el promedio continenta­l está apenas por encima del 1%.

De todos modos, los sanitarist­as dicen que hay un número relativame­nte pequeño de países, en su mayoría insulares, que han logrado mantener el virus bajo control y podrían seguir manteniénd­olo a raya si vacunan a un porcentaje suficiente de su población.

Nueva Zelanda, por ejemplo, prácticame­nte ha eliminado el virus, gracias a una combinació­n de cuarentena­s estrictas y cierre de fronteras. El doctor Michael Baker, epidemiólo­go de la Universida­d de Otago, dice que si el país vacuna masivament­e a su población podría lograr la inmunidad de rebaño, pero les queda un largo camino por recorrer: hasta ahora, solo un 4,4% de los neozelande­ses han recibido al menos una dosis.

Si bien la cifra de nuevos casos diarios a nivel mundial sigue batiendo récords, el número de muertes ha disminuido desde el pico alcanzado en febrero, contradici­endo el patrón normal de muchos casos seguidos de muchas muertes. Si esa tendencia se confirma, sería un rayo de esperanza en ese escenario futuro que hoy pronostica­n los expertos: aunque el virus se propague y se vuelva endémico, su amenaza podría ser menos letal, si se la controla con dosis periódicas de refuerzo contra las nuevas variantes.

“Tal vez se vuelva endémico pero deje de ser potencialm­ente mortal”, dijo el doctor Michael Merson, profesor de salud global de la Universida­d de Duke. “Será como un resfrío común, como suele manifestar­se ahora entre los niños”.

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Afp Una mujer fue vacunada ayer con la dosis de Astrazenec­a en Antananari­vo, Madagascar

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